Capitulo 11

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Al término de la clase el rubio fue el primero en salir del aula, su rostro expresaba seriedad pero por dentro tenía el corazón apunto de salirse por su garganta. No sabía qué hacer, corrió hasta su habitación hundiéndose en la cama, había logrado durante el camino mantener la calma pero ahora ya no podía más.

Su rostro estaba sonrojado y con el corazón a mil por hora, no entendía porque y sinceramente tampoco quería entenderlo era un extraño sentimiento que nunca había experimentado, estaba nervioso o feliz, no definitivamente feliz no, solo nervioso, ansioso pero de buena forma. Aún sentía un cosquilleo ahí donde el moreno lo toco, una sensación aún más intensa que los anteriores roces, y el calor que compartieron al juntar sus manos era tan reconfortante.

Se sentó y sintiéndose embriagado por la sensación, en un intento de acomodar sus pensamientos rasco vigorosamente su cabeza , despeinado sus plateados cabellos. En verdad estaba enloqueciendo.

Respiró profundamente, al parecer Potter no desistiría en su plan de tenerlo como aliado, pero ofrecerle su ayuda para cumplir su misión, eso era demasiado, si tan solo supiera en lo que estaba trabajando; si lo supiera no le ofrecería su ayuda. Y lo peor era que en el fin de semana había avanzado favorablemente, gracias a un repentino buen humor de su parte. Había reparado el mecanismo estructural, pero aún no reparaba el mecanismo mágico que hacía que los objetos y personas viajarán de un sitio a otro sin necesidad de la red flu. Necesitaba de la ayuda de Snape.

En ese momento se dió cuenta, debía actuar normal, serio, centrado, Snape no podría ver ni una señal de duda, ni mucho menos de la emoción por lo acontecido. Porque si bien sabía que ser agente doble sería su fin, era de igual de arriesgado seguir en la posición en la que estaba a pesar de que todos los días trataba de reafirmarse que estaba en el lado correcto y todo sería mejor cuando el señor poderoso subiera al poder, aunque sabía por carne propia que no sería así. Pero debía confiar, confiar en la decisión de su familia, de las creencias que siempre le habían inculcado, debía confiar en su padre, pero ¿y si no?.

Se levantó para agregar su cabello en el espejo de la pared, no podía fallar, era más que un pensamiento, si Potter en verdad quería que no muriera él no podía fallar con su misión. Vio sus ojos claros cristalizarse un poco, no podía fallar pero a su vez quería hacerlo, no quería lo que se venía, los mortifagos en el castillo, los alumnos asustados, los enfrentamientos, matar a Dumbludore. Pero no quería morir. Limpio las lágrimas apenas formadas, pronto sería la hora del almuerzo, Snape terminara sus clases y debía hablar con él, a solas.

Espero a que el grupo de tercer año de DCAO saliera del aula, entró anunciando su entrada tocando la puerta aunque esta estaba abierta. El Profesor volteo a verlo, le dio un vistazo rápido leyendo en qué temperamento estaba Draco aquel día.

— Ya lo has logrado. - pregunto con tranquilidad.
— No, he reparado lo mecánico pero aún no no el núcleo mágico.
— Eres un tonto al pensar que ambas partes no estan relacionadas. - Draco frunció el ceño instintivamente.
— Pero no soy lo demasiado tonto como para ignorar que podre hacerlo sin tu ayuda, así que aqui estoy. Necesito saber qué hechizos usar y cómo desviar el seguimiento de la red flu.

Severus lo miró con seriedad, estaba seguro que estaba tratando de entrar en su mente pero no por nada le enseño oclumancia así que de inmediato bloqueó su mente.

— La base es simple, creo que ya pasaste tu examen de aparición.
—Pero estamos en Hogwarts nadie puede aparecer o desaparecer dentro o fuera del ...
— del castillo - terminó la frase.

Draco parpadeó al entender a lo que se refería.

— La sala.
— Técnicamente no está en el castillo, solo viene a dar su servicio y se va cuando no hay con quien cumplir. Esa mínima ventaja tenemos que saberla aprovechar y más por que la sala escogerá ayudarnos o no.
—¿A qué se refiere? - pregunto. Mientras que el mayor comenzaba a pasearse lentamente por el salón.
— Podremos reparar todo del armario pero es un área de magia pura. Si decide que es una verdadera necesidad podremos proseguir si no, no habrá hechizo que lo logre.
—¿Y cómo haremos eso?.
— Tú. Tu eres el que ha estado día y noche demostrando que lo vale, debes convencerla, solo así podrás completar tu misión.

Brilla otra vez, amor, piensa en mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora