Capitulo 4.

269 30 6
                                    


Lamentablement para la Harry había encontrado algo nuevo en que obsecionarse. Además de todas las preocupaciones que tenía ahora se estaba agregando una más. Robar el cuaderno de Malfoy.

Sabía con toda seguridad que en el encontraría respuestas a preguntas importantes, preguntas que inclusive lo ayudarían tal vez en la guerra, tal vez ayudarían a Dumbledore. Pero debía ser cuidadoso. Malfoy asistía a muy pocas clases y siempre estaba acompañado. Además del hecho que tenía que hacerlo sin que sus amigos se enteraran.

El día inicio, y con ello el desayuno y las primeras clases de la mañana, a las cuales Draco solo asistió a encantamientos. En aquella clase, pudo notar como el rubio escribía en el cuaderno, lo hacía de forma rápida, como si las palabras fueran a escaparsele. En un momento se pudo dislumbrar un leve sonrrojo en sus mejillas pálidas. Después de terminar su escrito paso a guardar el cuaderno en su mochila y seguir en la clase.

El obtenerlo sería difícil pero debía de idear la forma de hacerlo rápido. Debían estar solos y hacerlo de forma discreta. Para su suerte tenía la capacidad de saber en dónde estaba su objetivo, casi todo el tiempo.

Harry se mantuvo al pendiente del mapa durante el resto del día. Malfoy no asistió a otra clase ese día. El demás tiempo estuvo en la biblioteca y obviamente en la sala de menesteres. Lugar donde ya había tratado de entrar para encontrarlo centenares de veces y sin éxito alguno.

Después de la cena, se apresuró a levantarse en cuanto lo vio salir del gran comedor, pero una mano pálida y con algunas pecas lo interrumpió.

— ¿A donde vas? — pregunto con una sonrisa en sus labios rosados. — Pensé que iríamos a caminar después de la cena.

Había olvidado por completo que le prometió a Ginny pasar un tiempo con ella esa tarde. Observó la tierna expresión de curiosidad de su novia, no quería decepcionarla, y tampoco quería que se interpusiera en su plan de robo, Pero ambos pensamiento se interponían.

Ambos pasaron en los alrededores del castillo, hablando de cosas sobre la escuela, sus amigos, etc, tomándose de las manos. A pesar de todo Harry se sentía aliviado de tener a Ginny para olvidarse de todas sus preocupaciones. Se dejo llevar por la amena conversación y compañía, solo se dio cuenta que ya era tarde cuando en uno de los pasillos del patio interior Pevees molestándolos comenzó a lanzarles montones y montones hojas secas y demás basura,  mientras les gritaba — Hey miren, Weasley y Potter, Weasley y Potter se van a casar.

Como estrategia se separaron para que la pelirroja pudiera tomar el camino más rápido a la torre y el pelinegro se dejara perseguir un poco más por Pevees, por un lado contrario. Al perder de vista al fantasma, revisó su reloj de mano, eran 8:30 pm, rápidamente revisó el mapa y no había rastro de Malfoy, así que corrió a toda prisa al séptimo piso.

Corrió lo más rápido posible, con mil pensamientos en su cabeza, primero el cuaderno, respuestas, ¿qué era lo que trataba de hacer Malfoy?, ¿era acaso ya un mortifago?, ¿podría acaso en ese cuaderno tener revelaciones sobre Voldemort?, ¿podría con aquel objeto salvar a sus amigos, a Ginny, a los de la orden? ¿Acaso sería de utilidad, o solo se estaba volviendo loco?. Llegó al piso y pasó tres veces con el objetivo en mente, el cuaderno, encontrarlo, encontrar a Draco. Con los ojos cerrados viendo a la pared del pasillo dijo en un hilo de voz.

— Necesito ir a donde Malfoy esta.

Al abrirlos una puerta apareció enfrente suyo, la empujó delicadamente, y al entrar pudo ver que se encontraba en la misma habitación donde el y Ginny escondieron el libro del príncipe mestizo. Se colocó su capa de invisibilidad, y cautelosamente camino un poco entre los senderos construidos por un mar de objetos sin uso. De repente escucho un sonido estruendoso, seguido por otro y otro más fuerte que el anterior. Se aproximó al origen de aquella colisión pero cuando aún no llegaba al fondo de la habitación se cruzó con Draco Malfoy, lloroso, sudoroso, con una respiración agitada y totalmente fuera de sí.

— mierda, mierda, mierda.

Era lo único que el rubio iba pronunciándoles mientras caminaba aprisa y erráticamente hacia la salida. Por su desesperación no noto que daba vuelta en una esquina que terminaba en una pared hecha de muebles, en la cual chocó, y posteriormente la golpeó con brutalidad, mientras sollozaba. Se dejo caer sentado en el piso, completamente agitado y con las manos cubriéndole en rostro.

Potter siguió todos los sucesos acontecidos de cerca y debajo de su capa. No podía explicar lo que sentía pero ver a su enemigo parlado en aquella situación no le era en nada reconfortante. Se le veía aterrado y descolocado, completamente diferente a la imagen altanera a la que estaba acostumbrado de él.

Durante unos minutos solo se escuchaba el sollozo del más pálido,quien poco a poco iba recobrando la compostura, unos 10 min después, se levantó, lucia una expresión de cansancio puro, con los párpados rojizos y ojeras marcadas. Todo aquello dejó paralizado al moreno, quien siguió poco a poco con la mirada como Malfoy caminaba lentamente hasta la salida y cerraba la puerta.

>>¿Que diablos es lo que le está pasando?<< pensó el joven león. Se acercó a la escena del crimen, había muebles de madera rotos, varios de ellos en el piso, amontonados unos sobre otros, unas cuantas gotas de sangre, seguramente del mismo Slytherin, y de bajo de un pequeño mueble de madera rojiza, la mochila.

La tomo entre sus brazos y buscó dentro de ella. Encontró lo que buscaba, era suyo, lo había logrado. Definitivamente no de la forma planeada, pero lo consiguió. Se aferró a él fuertemente y salió de la habitación aún con la capa puesta. Sabía que no podía ir directamente a la sala común, aún había mucha gente despierta y sus amigos estarían ahí.

Bajo al tercer piso al baño de hombre, se encerró en uno de lo cubículos, se despejó de la capa y comenzó a leer.

Brilla otra vez, amor, piensa en mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora