Silencio. Eso es lo que había en casa de Hyunjin, algo extraño, ya que sus padres siempre hablaban. El pelinegro bajó a revisar y eran sus padres en la mesa, su padre cenando y su madre ignorandolo.
"¿Qué está pasando?"
Hyunjin, no entendía la situación, siempre estaba acostumbrado a escucharlos, pero ahora al parecer prefirieron estar mal, ¿y eso en que metía a Hyunjin?
"Mi padre debe estar triste, ¿Debería ir?"
"No, son sus problemas, terminarás más afectado de lo que ya estás por esa situación"
Hyunjin tenía un dolor en el pecho, tratando de que no le afectara tanto porque no eran sus problemas, pero le afectaba no poder hacer nada y que terminen peliando de nuevo.
"No puede pasar, no de nuevo, no quiero estar en ese ambiente de nuevo, no puedo."
En su habitación se encerró en su lugar seguro, algo pequeño pero almenos ahí escapaba de su realidad: el armario. Era un lugar donde cerraba sus ojos y podía imaginar miles de vidas, miles de fantasías, donde puede ser feliz, donde puede almenos imaginar que es feliz.
Abrió los ojos y se dio cuenta que estaba llorando, se abrazó a si mismo y soltó su dolor, estaba solo y nunca se podía apoyar de sus padres en esa situación.
"Soy inutil, ¿No es cierto? ¿Porque me afecta demasiado? Deja de herirte tanto"
Alguien abrió el armario, se limpió su lagrimas y cuando volteó era Felix.
—Hey, estoy aquí, ya no debes estar solo, siempre estaré para tí Hyunnie— mientras acariciaba su mejilla.
Felix se acercó y le dió un beso en sus labios, lo abrazó.
"No estoy solo, ¿Verdad? Tengo a mi persona favorita a mi lado."
—Debo irme Hyunnie, llegaremos tarde a la escuela—
—¿Escuela?—
Hyunjin despertó sudando, al parecer todo fue un sueño, se fijó en la hora y justo sonó su alarma, a tiempo, todo por Felix.
Estaba desayunando con su madre, aún procesando su sueño, aunque solo pensaba en el beso con Felix para ser sincero, sintió miles de emociones y una de ellas fue: "Vas a estar bien."
En lo que pensaba, tocaron la puerta y su madre fue a abrir, ¿quién estaría en su casa tan temprano?
—¡Hola! Pasa Felix, Hyunjin ya casi termina de desayunar—
El pelinegro casi se ahoga con su cereal cuando su madre dijo el nombre del chico, se le iba a salir el corazón.
—Hola Hyunnie, perdón la sorpresa pero, ¿que tal si vamos juntos a la escuela—
—Está bien, me encantaría— le sonrió al contrario.
—¿Hyunnie? ¿Hay algo que quieras decirme Hyunjin?— le cuestionaba su madre.
—Ah, te lo iba a decir, Felix es mi...— se dio cuenta de algo.
A este punto de lo que han pasado, ¿que se supone que son? El pelinegro volteó confundido a Felix.
—Lix, ¿que somos?— le preguntó en susurro.
—Hum... no está decidido del todo, pero Hyunjin y yo nos gustamos, señora Hwang— mientras agarraba la mano del chico.
Hyunjin se sonrojó ante eso, era muy abierto en ese tema, no sabía como lo hacía.
La madre Hwang solo ponía una cara de confusión y sorpresa.
—Hyunjin, ¿cuándo ibas a decirme? Sabes que puedes confiar en mi—
—Lo siento mamá— apenado
La madre y su hijo se abrazaron, dejándolos ya ir a la escuela.
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