𝐃𝐢𝐛𝐮𝐣𝐨𝐬 || 𝐌𝐜𝐋𝐞𝐧𝐧𝐨𝐧

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013: Orquesta.
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John había terminado el libro en menos de dos días, pasó horas enteras sin dormir ni moverse, había quedado fascinado con la idea de recrear la imagen del retrato dónde Dorian permanecía joven. Pensó que sería un gran tema para su tarea final en la clase de arte.

Pasó horas pensando en cómo componer el cuadro. Quería capturar la esencia de la decadencia moral de Dorian reflejada en el retrato, bien podía hacer algo simple, cómo el mismo Dorian, o algo más complejo, cómo la representación de ambos cuadros juntos. Se encerró en su habitación durante horas trabajando en los detalles. Dibujó en boceto el retrato, al inicio con colores brillantes, representando la inocencia juvenil del protagonista.
El piso estaba lleno de papeles arrancados, pinceles y pintura seca, y es que había quedado hechizado por su idea tan perfecta, que tenía que actuar rápido antes de que se estropeara o se le olvidará.

La puerta de la habitación fue abierta por alguien, era Mimi. —¡¿Pero cómo puedes vivir así?!

John dejó caer su cabeza al escritorio. —¡Estoy trabajandooo!

—Te traje de comer, imbécil. Buen provecho.- Mimi se acercó al escritorio, con un plato de porcelana con un sándwich y un vaso de leche con chocolate. Dió una ojeada rápida al trabajo de John y besó su cabeza.- ¿Quién es?

—Dorian Gray, supongo… No me convence naadaa.

—¿Por qué no te basas en el actor?

Comió un pedazo del sándwich y pensó en silencio, una buena alternativa… Debía basarse en el actor…
O en alguien más.

John se preparó con entusiasmo para comenzar con otro boceto más, y en la madrugada siguiente, su cuadro final para la clase de arte.  Finalmente, se sentó frente a su lienzo en blanco y comenzó a darle forma al rostro del enigmático Dorian. Pintó sus delicadas facciones andróginas y sus ojos hazel, que parecían ver el alma de cualquiera que los observara.

A medida que avanzaba con la pintura, John se sumergía cada vez más en el mundo del libro. Se olvidó de dormir, obsesionado con capturar la esencia del retrato en su trabajo. Cuando finalmente terminó el cuadro, estaba exhausto pero profundamente satisfecho con el resultado.

Al contemplar su creación, John se sorprendió al ver que el rostro del retrato parecía cobrar vida propia. Los ojos de Dorian lo miraron con una intensidad abrumadora. John se estremeció, sintiendo que había invocado algo más allá de su comprensión O QUIZÁ SOLO TENÍA SUEÑO.
—Definitivamente estoy demente.- Trató de tranquilizarse y se fue a dormir. ¿Cuánto había estado trabajando?Una semana y media.

A la mañana siguiente, los gritos usuales de Mimi fueron su despertador, cómo todos los días. La puerta de su cuarto fue golpeada y sin poder responder, George entró a la habitación como si fuera su propia casa.
—Levanta ese culo gordo, tenemos que irnos ya.

John abrió los ojos, su amigo estaba vestido con elegancia, un traje negro con corbata, incluso se había peinado y olía a perfume, no a cigarros, perfume caro.

—Te ves del carajo.

—Ya sé, creo que dormí seis horas en una semana, una hora por cada día…- Se estiró en la cama, George revisó el cuadro expuesto.

—¿Otro desconocido al que acosaste?

—Para nada, es el retrato de Dorian… Un libro.

—Ah, es la película en dónde todos cogen, ¿no?

Comenzó a reír.
—Seeh. Salte para que pueda cambiarme.- George hizo caso, tomó el estuche de su instrumento  y salió tranquilo.

Se bañó con bastante tranquilidad y en el espejo se observó con detalle, tenía ojeras enormes y una cara que expresaban completa agonía, pero al ver su obra de arte, sabía que había valido la pena.
Se vistió con una playera negra (la única limpia que tenía) y un pantalón de mezclilla azul, saliendo de su habitación por segunda vez en la semana.