Capítulo 29

84 37 1
                                    

Al día siguiente me levanto antes que Luke, está durmiendo con la cabeza metida debajo de la almohada, es tan adorable cuando duerme, no tanto cuando se pone a maldecir por todo.
Me pongo una bata que encuentro colgada en su armario y bajo a la cocina. No hay nadie despierto aún. Son tan solo las seis de la mañana y seguro que para aquellos dos fue una noche larga aunque no me quiero imaginar nada.
Abro la nevera y cojo el pan y la mermelada de fresa para preparar unas tostadas y un café. Por suerte queda café  en la cafetera y me llega justo para los dos. Las tostadas saltan detrás de mí a velocidad de vértigo y me llevó un susto.
Las cojo tratando de no quemarme y las pongo sobre el plato. Las hunto de mermelada lo más rápido que puedo para que me dé tiempo a llevarlo a la cama y las pongo en una bandeja que me cuesta encontrar porque está todo guardado y es más fácil encontrar a “Wally” que a la dichosa bandeja.
Subo las escaleras de en uno en uno porque de dos en dos cada cosa acabaría por vete tu a saber donde.
Por suerte la marmota viviente sigue durmiendo en la cama, es una especie todavía por catalogar pero me sirve porque hace su función.
Dejó la bandeja apoyada en el suelo y me acerco a su oído.
—Buenos días perezoso —abre primero un ojo y sonríe, dos segundos más tarde abre el segundo.
—Buenos días nena —dice acercándose y abrazando mi estómago.
—¿Cómo has dormido? —le pregunto mientras observo que todavía no es persona.
—Podría haber dormido más pero la verdad es que a tu lado siempre es maravilloso —intenta arreglar poco a poco su frase.
—Te he preparado el desayuno —le digo mientras le acercó la bandeja a sus pies.
—Que buena pinta tiene, y justo lo que desayuno siempre —no se si es verdad o lo dice de ironía pero al menos me llevo el cumplido.
—Ahora te llevo a trabajar y luego a la tarde te llevo con ese gili… con ese a hablar, ¿dónde has quedado? —por su tono se que no le parece buena idea pero es lo que hay.
—Pues en el London si no voy allí no soy yo —le digo sacando la lengua.
—Bueno pues te llevo a ese lado también —dice mordiendo un trozo de tostada.
—Prefiero ir yo sola Luke, en cuanto termine te llamo —le confieso, prefiero que no se quede en la puerta maldiciendo a todos los hombres que entren.
Después de desayunar nos vestimos lo más rapìdo que podemos porque ya se nos ha echado el tiempo encima y salimos pitando de allí, cuando bajamos todavía mi madre ni Walter se han despertado pero preferimos no despertarlos.
Al llegar a mi trabajo James me está esperando en la puerta, seguro que tiene algo que contarme.
—Bueno, luego te aviso, te quiero —le digo mientras le doy un beso y salgo del coche.
Luke se queda un segundo y antes de irse me guiña un ojo. El tan adorable y a la vez tan chulo.
—Buenos días James —le digo alegremente.
—Buenos días, te iba a preguntar que tal pero ya veo que nada mal —me dice con tono humorístico.
—No todo es de color de rosa en el castillo de la princesa —le digo mientras echo a andar y lo dejo atras. James se queda boquiabierto y parado pero enseguida echa a andar.
Me alcanza para coger a la vez el ascensor.
—¿Qué vas hacer esta chiki? —me pregunta con un apelativo cariñoso que solo utiliza cuando me quiere pedir algo.
—Pues he quedado con Hugo —le confieso cuando me acuerdo que a él no se lo había dicho.
—¿Qué Hugo, tu ex? —me pregunta de nuevo para asegurarse que lo ha escuchado bien.
—Si, mi ex, ¿ocurre algo? —le pregunto poniendo los brazos en jarras.
—No… nada. ¿Pero cómo se lo ha tomado Luke? —dice poniendo rostro de asombro.
—No se lo tiene que tomar de ninguna manera. Hago lo que quiero, cuando quiero y con quien quiero —le contestó casi de mala manera porque me molesta que tengan que opinar de lo que hago todo el rato.
—Llevas toda la razón pero como el otro dia se me quedó mirando de mala manera cuando estaba a tu lado —se sincera conmigo.
—Luke es así, no se fía ni de su sombra —no se muy bien porque trato de defenderlo de alguna manera pero lo hago.
—Ya, bueno voy a empezar luego hablamos en el descanso —da media vuelta y se marcha.
Me siento en mi sitio e intento no pensar en nada. Las horas se pasan más lentas que rápidas como si la sustancia del reloj de arena no pasase por el agujero del centro.
—Hola Mía —dice con una sonrisa falsa Oscar.
—Dime… —le digo pegando los labios y mirándole atentamente.
—Necesito que te quedes una hora más, tienes que corregir algunas entrevistas que han hecho los becarios —de nuevo hoy pidiéndome otra vez un favor a cambio de nada, estoy cansada pero no le puedo decir nada.
—Claro —le digo asintiendo con la cabeza mientras maldigo en la cabeza.
Después de estar la hora extra y de no quedar nadie en la oficina le envió un mensaje a Luke primero y luego a Hugo.
A Luke le digo que he tenido que quedarme una hora más en la oficina y que voy a tardar un poquito más.
Y a Hugo que enseguida estoy allí que he estado liada. Cojo el bolso lo más rápido posible y me  dirigo al ascensor, pero antes me encuentro con Oscar que también tiene pinta de marcharse. Debe de ser el último que quede exceptuando al personal de limpieza. Se apoya en la pared esperando al ascensor conmigo.
Las puertas del ascensor se abren y nos metemos adentro.
—Mia… —se queda el nombre en el aire miedo me da lo que vaya a salir de esa boca.
—Oscar... —miró al techo mientras me coloco el pelo.
—Estamos pensando en abrir una agencia en Seattle y hemos pensado en ti para ser la gerente jefe.
La noticia entra dentro de mi pero no se que manera tomarmelo.
—Pues… esta… está muy bien —le respondo tartamudeando.
—Piensatelo antes de darme una respuesta —se quita de la pared y sale del ascensor.
Me quedo allí sola metida en medio de un habitáculo que se va haciendo pequeño por momentos.
Decidí salir y tomar un poco de aire.
¿Qué debo hacer? ¿Me tengo que marchar o quedarme aquí?
Mi madre vive allí y viviría al lado suya además de que tendría un puesto mayor al que tengo ahora, no sería yo la que se tiene que quedar para hacer las cosas pendientes sino la que ordenase a otras personas que se queden.
Miro al cielo y observo cómo dos aviones han cruzado sus caminos y han creado una x en el cielo. Me acuerdo de Luke, “Luke. ¿Qué voy hacer con él? sé que no puedo obligar a que deje todo y se venga conmigo y sé que no lo haría. Estoy en dos puntos ahora mismo y debo elegir cuál es la mejor opción.
Sin lugar a dudas debo de renunciar a algo en alguna de las dos pero debo de saber cual es.
Decido en ese mismo instante en no pensar en ello e irme a hablar con Hugo que seguro que lleva un rato esperándome en la cafetería.
Llegó y está sentado en una de las mesas que da a la cristalera de la calle, le saludo con una medio sonrisa y me meto para dentro.
Por suerte no esta muy llena con lo que sera mas facil hablar con poco ruido.
—Hola Mía ¿que tal estás? —me pregunta mientras se levanta para darme dos besos.
—Pues algo cansada con el trabajo extra y demas cosas —decido omitir por ahora la decisión —. Pero no me quejo ¿y tú? —le pregunta ya que ha sido él el que me ha pedido ayuda.
—Podría estar mejor, todo se torció el viernes por la tarde. Estaba con ella y unos amigos que ya sabes como son…
—Qué me vas a contar —los amigos de Hugo son las personas más machistas e inútiles con las que te puedes encontrar pero en el fondo no son mala personas no tienen culpa de comportarse como unos simios enjaulados.
—Pues uno de ellos empezó a sacar temas del pasado y como era yo antes y con cuantas personas había estado etc… y Carolina se lo tomó fatal —añade terminando la frase que había empezado.
El motivo principal por el que dejé a Hugo fue porque me fue infiel, lo descubrí después de mirar su móvil y lo decidí inmediatamente. Después me fui dando cuenta que aparte de eso había más cosas pero en el fondo después de tanto tiempo al menos quería quedar bien con él por todo lo que había vivido a su lado.
—Hugo lo primero que tienes que entender es que todo lo que hicistes en el pasado podría traer consecuencias, pero lo que debes de hacer es intentar hablar con ella y decirle que tu ya no eres ese, que has cambiado —me mira y escucha atentamente mientras balancea los pies fruto supongo de los nervios por lo que está pasando.
—Ya lo sé pero es complicado está cerrada en banda —se echa las manos a la cabeza —. He sido un cabrón siempre, contigo lo fui y con ella me está arrastrando completamente —se sincera, por primera vez veo el miedo en sus ojos y no puedo evitar que me de un poco de pena.
—Si quieres puedo intentar hablar con ella —le digo mientras trago saliva.
“Pero que demonios estoy diciendo, bastantes problemas tengo yo ya”.
—¿Enserio que harías eso por mi? —se le ilumina la cara.
—Claro, no me cuesta nada —al menos lo voy a intentar, es lo único que puedo hacer.
Tarda unos segundos en sacar un papel de una cartera que tiene guardada en el bolsillo y menos en apuntar la dirección en la que vive.
La observo y me doy cuenta que me pilla a mitad entre la cafetería y la casa de Luke.
—¿Hola que tal nos pones dos refrescos más? —oigo decir a Hugo mientras yo observo la dirección y de reojo una persona que se nos ha puesto de pie a un lado de la mesa.
—No, yo no, soy el “marido” de Mía —dice la voz claramente de Luke enmarcando la palabra marido —. Pero puedes levantar tu culo e ir tú a pedirlas —dice gruñendo entre dientes.
—Perdón cómo ibas tan arreglado y te has acercado a la mesa pensé… —se explica poniendo cara de circunstancia como queriendo que la tierra le tragase.
—¿Pero a ti que coño te pasa? —le preguntó elevando la voz.
—Bueno yo mejor que me voy —dice mientras sale casi corriendo y apunto de tropezar. Seguro que la presencia de Luke le ha intimidado.
—Te he hecho una pregunta —le digo poniendome seria delante de él.
Él apenas puede mantener la mirada, solo traga saliva y trata de buscar una excusa que provoque que mi enfado vaya a menos.
—¿Has visto como me ha hablado? —le sale decir mientras masculló con los dientes.
—¿Y cómo le has hablado tú? —le contestó rápidamente sin dejarlo casi terminar.
—Ha empezado él llamándome camarero cuando este traje seguro que vale más que todo su dinero —su prepotencia hace que aún me enfade más.
—¿Y tu que sabes? —trato de evitar que me salgan las lágrimas de la rabia que me está provocando. Ya no tengo nada con Hugo pero me molesta que se esté metiendo con él.
—Suficiente para que haya estado saliendo contigo durante tanto tiempo —esas palabras provocan un hueco dentro de mi alma. Como si me acabaran de disparar a bocajarro.
¿Qué se cree que es para decirme esto?
—Luke te odio, y lo supe desde el primer momento que te vi que no eras bueno para mi —mi expresión es firme pero a la vez débil y mis palabras se van tambaleando conforme las voy diciendo.
Decido de nuevo salir de su lado dándole un empujón para que se aparte de mi camino, él trata de detenerme pero no lo consigue, consigo escabullirme como una lombriz de tierra.
Se perfectamente que todo el mundo nos está mirando y que quizás no vuelva a venir.
Apenas miro atrás no quiero ver su rostro persiguiendome y ladrando mi nombre a los cuatro vientos.

Luces y sombras[©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora