Capítulo 18

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Después de la charla y de solucionar el malentendido que se había creado. Luke decide acompañarme de regreso a mi apartamento.

—¿Quieres subir? —le pregunto a Luke que tiene su Ferrari en doble fila delante de mi apartamento.

—No, ha sido un día largo, mejor otro día —responde Luke, se despide y se marcha rápidamente.

20 de Septiembre de 2019.

Después de unos días más tranquilos la relación con Luke va muy bien, ahora son otros nervios los que me incomodaban. Hoy mismo tengo el examen práctico del coche, es la primera vez que me presento y estoy algo nerviosa por lo que me pueda salir mal. No paro de pensar en todas las cosas que tengo que hacer mientras me tiemblan las piernas.

A la vez que me encuentro pensando en todo ello llega el profesor de la autoescuela.

—¿Preparada Mía? —pregunta inocentemente, es algo que seguro que hace todos los días pero yo tiemblo más que un flan.

—Yo siempre lo estoy —respondo deliberadamente sin pensar en lo que he dicho, solo quiero llegar y hacerlo lo antes posible.

Después de unos minutos de trayecto en el vehículo ya estamos llegando, echo un último vistazo al teléfono para responder a los mensajes, solo tengo uno de Luke.

—“Mucha suerte en el examen” —dice el mensaje acompañado de emoticonos con ojos de corazones. A veces es bastante atento y estos últimos días no me he encontrado con ninguna sorpresa.

Nada más llegar me bajo y espero a que llegase el examinador, fueron solo cinco minutos pero para mi me resultaron horas.

—Hola buenos días, usted debe ser Mía Miller, ¿verdad? —dice un hombre mayor que lleva una carpeta con varias hojas en la mano.

—Si, soy yo —respondo con la voz entrecortada fruto de los nervios, me tiembla la mano como si tuviera parkinson. Cojo aire por la nariz y lo suelto por la boca.

Acto seguido todos nos montamos en los asientos pertinentes. Comenzó colocando el asiento.

“Joder espero haberlo colocado bien o sino ya suspendo sin salir” pienso antes de mirar los espejos pero se ven perfectamente.

A continuación regulo los espejos y me pongo el cinturón de seguridad. Creo que no me he dejado nada. Una vez hecho todo eso espero a que el examinador me de la orden para arrancar. Solo espero que no tarde mucho o me va a dar un infarto aquí en directo y el examinador va a tener anécdota para contar el resto de su vida.

Trato de contener los nervios todo lo que puedo, pero la presencia del examinador a escasos centímetros más el poder verlo a través del retrovisor hacen que no pueda dejar de pensar en él.

Me da la señal para arrancar y me doy cuenta de que tan solo llevo treinta segundos desde que ha entrado hasta que me ha dado la señal pero para mi han sido horas.

Llevo ya media hora realizando el examen y lo estoy haciendo prácticamente perfecto cuando el examinador me da una nueva orden.

—Vale, ahora vas a girar a la derecha y vas a estacionar —me dice el examinador con voz de GPS.

En el momento hago el giro y encuentro un sitio en batería fácil de aparcar, es la oportunidad perfecta. Me aseguró de que se puede aparcar y lo llevó a cabo.

—¿Cree que ha cometido un error? —me pregunta el examinador mientras apunta algo en la hoja.

—No señor, creo que he realizado todo el examen sin ningún fallo.

—Está muy bien, me voy a bajar aquí que me voy a tomar algo al bar, pero puedes dormir tranquila —me dice mientras le da una hoja para que la firme al profesor de la autoescuela.

Luces y sombras[©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora