El maltrato.

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Era lunes en la noche y como de costumbre estaba en casa con Trish y Loren el la habitación contándonos lo bueno y malo que nos pasó en nuestro día, mientras nos contábamos y nos decíamos tonterías un portazo al final del pasillo nos alarmó, les dije que se quedaran en la habitación mientras yo iba a inspeccionar la razón del ruido.

—¡¿dónde diablos está mi cena?!—pronunció Bruce arrojando todo lo que se le atravesaba en el camino.

—Está en la cocina, voy por ella.— me dirigí a la cocina a paso rápido y obré como mejor pude.

—¿Y mi cerveza?— preguntó mirando el plato y luego a mí.

—Creo que ya haz tomado mucho por hoy.— respondí directa.

—¿Y mi cerveza?— cuestionó nuevamente.

—Bruce...— me interrumpió.

—Te juro que si no tengo mi cerveza justo ahora...—

—Ya es suficiente.— dije aún más firme.

Estaba muerta.

No sin antes mirarme y utilizar la fuerza bruta antes que las palabras, tomó mi brazo y lo apretó con suficiente fuerza.

—No te metas en mis asuntos.— me rectificó.

—¿qué está pasando?— cuestionó Loren mientras salía de la habitación.

—Nada, Loren... Vuelve a la habitación.— le musitó.

Loren me dio una última mirada antes de irse y entre susurros me preguntó "¿Estás bien?", la miré lo más fuertemente posible y asentí, allí, con el brazo moretoneado. Bruce me dio una última mirada antes de irse y ésta fue fría, sin sentimientos, era como si se hubiesen comido su alma y devorado su ternura. Ese no era él. Nunca lo fue. Al irse directamente a su habitación no sin antes observar la habitación de mis hermanas, me moví rápidamente y fui a la habitación, Loren vino corriendo a abrazarme junto con Trish.

—¿Están bien?— pregunté tocando desesperadamente sus rostros.

—La pregunta es si tú estás bien.— respondió Trish.

—Sí, sí, estoy bien.— dije dando un suspiro mientras cerraba los ojos.

—El maquillaje no cubrirá eso.— dijo Loren tomando mi brazo.

—No me insultes así.— respondí casi ofendida.

Ellas me observaron sin reír mientras me levantaba para buscar mis brochas.

—No deberías asistir a clases.— dijo Trish mientras traía un pañuelo con agua y lo humedecía.

—Sólo es un moretón en el brazo, han pasado peores.— respondí sintiendo como pasaba el pañuelo por mi brazo.

Después de limpiar y tratar de arreglarme para poder estar tranquila decidí ir a dormir, las chicas estaban rendidas pero yo sollozaba en silencio contra la pared. Puede que parezca dura pero, no les miento cuando les digo que puedo ser mas frágil que un vaso de cristal o una pequeña mariposa de papel.

Para cuando logré despertar, la alarma estaba sonando y la claridad innudaba la habitación, desperté para hacer el desayuno, dejé el de Bruce y mis hermanas sobre la mesa y fui a arreglarme, luego esperé a las chicas para llevarlas a sus clases. Al terminar la espera subimos al auto y nos dirigimos a la escuela. Tan rápido dejé a las chicas en su parada, seguí hasta un lugar vació, bajé del auto y me dirigí rápidamente al baño, quité la mano que acaparaba mi brazo y me miré en el espejo, noté que los moretones estaban tornandose oscuros así que saqué la base de mi bolso y comencé a esparcirla en la parte afectada para cubrirlo. Guardé la base y salí del baño, me dirigí al campo de lacrosse y traté de encontrar a Alex con la mirada el cual al ver estaba en uno de los escalones de las gradas buscando su equipo en su bolso.

La vida de una P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora