Tutorías.

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La mansión estaba hecha un desastre, todo estaba arruinado, la piscina estaba sucia, los sofás estaban manchados de alcohol y otras sustancias que me rehúso a investigar que son, las habitaciones destrozadas, el equipo de sonido exploto después de tanta música y yo solo escuchaba los regaños de mi tío una y otra vez.

-No tengo idea de como conseguiste la llave de la casa, pero si de algo estoy seguro es que vas a hacer lo posible por remediar todo este desastre. -dijo alterado.

-No comprendo, ¿como sabias que había una fiesta?, estabas al otro lado de la ciudad -le mire confundida.

-Los vecinos llamaron diciendo que había disturbios en las calles, principalmente en mi casa Elizabeth -dijo con un tono de superioridad-. ¿como conseguiste las llaves?.

-La ultima vez que fuiste a casa las tome y saque una copia -susurre-.

-¿Por qué lo hiciste? ¿que necesidad tenias de hacerlo? -levanto los brazos y yo quede en silencio- llamaré a tu padre en este instante -tomó su teléfono-.

-Me levanté de la silla y me acerqué rápidamente -por favor no lo hagas, no sabe lo de las llaves y menos lo de la fiesta, no quiero que me...- me detuve a pensar -...castigue- apreté la mandíbula.

-Debo hacerlo, solo mira lo que has hecho. -señaló todo a su alrededor

-Yo... puedo pagarlo, trabajaré para hacerlo -dije sin pensar

-Quedó en silencio- Me decepcionas América, mucho -dejo el teléfono- no llamaré a tu padre, pero quiero que me pagues todo esto a ver si aprendes una lección.

-Lo pagaré, lo prometo.

-Me miró con cierta compasión. -El dinero que ganes con cualquier trabajo de medio tiempo deberá de ser bastante, América. Dios. -comentó finalmente.

-Muy bien. -dije finalmente.

Y si, así es damas y caballeros, la mansión es de mi tío. Yo robé sus llaves y saqué una copia exacta para poder entrar cuando se me antojara, todo con tal de que no creyeran que soy clase baja. Lo que hace una con tal de no hundirse. El auto si es mio, fue un regalo antes de que mamá partiera. Papá no lo ha vendido porque sabe que lo necesito, muy lógico. 

Me dirigí a casa siendo las 3 am e intente llegar cual mariposa hecha de papel y no hacer ni un movimiento en falso, uno que pueda delatarme. Terminando de cerrar la puerta me dirigí hacia mi habitación y me quité toda la ropa, la adentré en la secadora mientras me daba un corto baño y luego me colocaba la pijama. Fui a buscar la ropa y la colgué en el closet. Apunto de dormir sentí como un brazo rodeo mi cintura.

-Trish -sonreí- ¿tienes pesadillas otra vez? -pegué un grito al cielo al ver que Andrew estaba en mi cama-

-Shhhh -puso su mano en mi boca- calla. -dijo en medio de susurros.

-¡¿Qué diablos...?! -escuché los pasos de mi padre acercarse-. escóndete.

-¿Qué? -cuestionó como si la situación fuese común.

-¡Que te escondas! -lo empujé de la cama y él se escondió bajo la misma -¡ustedes no han visto nada! -le dije a mis hermanas quienes despertaron tras escuchar lo que ambos pensábamos estaban siendo susurros. 

-América. -ninguna respondió y fingimos estar dormidas.

Al parecer mi papá estaba bastante cansado como para no hacer un show así que solo se detuvo a inspeccionar con la mirada e irse a la cama. Tan pronto cerró la puerta me desperté y jalé a Andrew del brazo al cual guié por la ventana.

-Te juro que si vuelves a aparecer aquí te voy a hacer sufrir. Lárgate. -dije aun entre susurros.

-Lo siento, yo... -le interrumpí.

-¡¿Qué quieres de mi?!, no vuelvas a aparecerte aquí -lo empujé para que saliera e hizo lo dicho sin ningún tipo de protesta.

"Se dice que un hombre está enamorado cuando derrama sus lagrimas por ti". Pero, este chico no derramaba ni una gota, me perseguía a mi casa, entraba a mi habitación, me metía en problemas de proporciones colosales y me hacia perder la paciencia. No le gusto, al parecer me odia.

Intenté conciliar el sueño nuevamente -lo cual me resultó de maravilla-. Y desperté un par de horas después con un cansancio sumamente increíble, tras haber llegado tarde anoche. Hice a rutina de siempre para al fin y al cabo tomar mi bolso para ir a clases.

Dejé a mis hermanas y aparque el auto en mi lugar de siempre, bajé del mismo y le sonreía a todos mientras me felicitaban por la gran fiesta. Costumbre de ser yo. Escuché el toque de la campana y me dirigí rápidamente a mi casillero, tomé algunos de mis libros y cuando deslicé otro a tomar sentí una respiración inusual en mi cuello, voltee a mirar, al ver cero presencias continué sacando mas libros, proponiendo que fue una simple corriente de aire. Tomé el ultimo libro y lo adentré en mi bolso, cerré la puerta de mi casillero y sentí nuevamente esa corriente de aire cruzándose por mis piernas, di la vuelta y miré hacia ambos lados del corredor. Nadie. Me dirigí a la clase de matemáticas sin darle tanta importancia a lo sucedido y entré al salón. Me senté en la primera fila después de escuchar el sermón del maestro por haber llegado tarde. 

La clase pasó lenta, aburrida, y como siempre, comprendí todo.

Llegó la hora del almuerzo así que tomé una de las charolas y comencé a servirme de lo que representaba mas saludable el menú. Me senté en la mesa de siempre con Jodie y Cony para luego comenzar a tomar cartas en el asunto.

-¿Noticias? -pregunté al sentarme en la mesa.

-Sip -dijo Jodie dando la "p" por seguro mientras se miraba en su espejo- Cony -dijo mientras guardaba dichoso objeto.

-Las animadoras del equipo han tenido un "accidente" -hizo comillas con sus dedos- y digamos que no podrán animar este viernes. -coloco su mano bajo su barbilla mientras sonreía.

-Pobrecillas -reí- si son valientes volverán a coquetear con Bradley nueva vez -reí mirando a Cony por unos segundos-. ¿Algo mas? 

-Alex será tutor de ciencias avanzadas -dijo Jodie sorprendida mientras miraba su celular.

-Mmm, no me sorprende, es muy listo -sonreí y tomé un tenedor para comer de la pasta del menú. 

-¿Ser tutor de Allison More lo hace listo? -dejé de mascar la pasta y le arrebaté el celular a Jodie mientras la miraba con ojos penetradores.

Leí la publicación en la pagina escolar sobre las tutorías gratis de Alex, y la única candidata dispuesta era la linda Allison. A la cual se le quitaría lo linda tan pronto me la encuentre. 

-No me importa -le devolví su celular.

-Será su tutor tres horas al día después de la escuela, yo que tu me preocupo -dijo Cony y la miré mientras apretaba la mandíbula-.

-No me importa -dije rechinando mis dientes.

Tomé mi bolso y salí del comedor rápidamente, maltratando el concreto con mi tacones. Caminé hasta el campo de Lacrosse y vi a Alex animadamente hablando con sus amigos, cuando decidí acercarme hacia él para poder confrontar el tema de las tutorías, me detuve y pensé un poco. 

-Tienes diecisiete, acabarás la escuela, un novio que te ama, eres hermosa, tienes hermanas increíbles y... un padre que a pesar de todo lo vas a querer por más cosas o golpes que te brinde.

Repetí lo mismo en mi mente para calmarme un poco, levanté la vista y miré a Alex felizmente conversando, le di la espalda y me dirigí a un salón vacío de la escuela, el de música, fui a la parte detrás del auditorio y me senté allí, en el suelo, pensando en todo lo que pasaba. Tenia diecisiete años y sostenía mi vida como niña de ocho.  

La vida de una P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora