Acto prolepsico.

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Después de que Alex me dejara frente a la gran casona, me despedí propinándole las gracias por la noche y a su vez intentando reconfortarle inclusive cuando comentaba que fue un desastre. Tras observar su auto alejarse, salí de la casona al instante y llamé un taxi para que me dejase en la pensión, abrí la puerta de forma lenta después de haber sacado mis tacones en la entrada, caminé hasta la habitación y cerré la puerta con delicadeza de no despertar a ambas princesas y la bestia. Me arrojé en la cama pensativa unos minutos. La noche fue un tanto abrumadora ¿qué hacía Andrew allí? ¿qué buscaba? Yo manejaba la idea de que no era esa clase de chico, mis dudas se incrementaban de gran forma y ya no sabia que creer para ser sincera. Me levanté rascando mi cabeza y comencé a despojarme de mi vestido y prendas costosas. Eran las únicas cosas que conservábamos de mamá.

Me dirigí al buró que compartía con mis hermanas y dejé las cosas en su lugar soltando un suspiro. Levanté la mirada observando los medicamentos en el buró y ciertas pastillas demás. Loren empeoraba en cierta forma y la palidez que observaba en la oscuridad de la habitación en su tez blanca, no era natural. Fui a la cocina tomando un paño mojado y frío para colocarlo en su frente y poder darle un poco de frío a su cuerpo o mejoría. Quizá mañana mejore. Yo, por otro lado, necesitaba dormir, necesitaba tener tranquilidad por un momento y efectivamente, aquellas horas de sueño me funcionaron ya que desperté un sábado temprano con un suspiro extremadamente placentero. Trish no estaba en su cama, seguro salió con sus amigas, era sábado y quizá fue a pilates, Loren aún estaba en cama lo cual no me extrañaba. 

Me levanté para poder darme un baño rápido y cepillar mis dientes, salí del baño y me dirigí a la habitación para colocarme ropa casual y moderada. Quería ir al supermercado por algo de comida. Hice una lista de las comidas necesarias para comprar y recordé las pastillas que Loren tomaba. Apunté los nombres y guardé la lista para salir en mi auto y poder dirigirme al supermercado. Tras subirme al auto y colocarme el cinturón, encendí el mismo y observé un tanto por mi ventana. La ruptura seguía ahí. Quizá una roca quiso atravesarlo, pero eso no explica el sangrado en los oídos de Andrew. Me distraje pensando aquello en el camino mientras después de ciertas calles, estacioné el auto y me adentré en el gran establecimiento. Tomé uno de los carritos y comencé a conducir estos por el área de comida observando minuciosamente lo que se veía mejor ya sacado de la lista.

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Había comprado todo lo necesario y básico para poder sobrevivir por un tiempo más, estaba un tanto cansada ya, pero moría con una curiosidad desgarradora por saber sobre aquellas pastillas de Loren, razón por la cual me acerqué a una de las tiendas y pregunté por los nombres de las pastillas mientras me traían frascos de las mismas. Se veían bastante caras y eran bastantes pastillas. 

—Disculpe —dije llamando la atención de la señorita que me atendía— ¿qué proporcionan estas pastillas? —cuestioné un tanto curiosa.

—Dan estabilidad física, procesos de hidratación cuando algunas se toman con agua, pastillas para dormir y algunas para mantener el cuerpo en estado sólido. —dijo con cierta experiencia.

Asentí levemente mientras tomaba los frascos y pagaba los mismos después de un gran gracias.

¿para qué Loren necesitaba esas pastillas si no realizaba actividades de acto físico? No tiene sentido. Solté un suspiro mientras subía las compras a la parte trasera de mi auto y los medicamentos en la pequeña bolsa que ocupaba en el asiento del copiloto. Conduje escuchando el GPS para poder encontrar el camino más cercano a casa. Estaba bastante lejos y no quería gastar tanto combustible. Mantenía el camino silencioso pensando en la cantidad de cosas que han pasado en mi vida en tan poco tiempo, no quería hacerla larga pero era increíblemente molesta la situación.

Tras conducir una media hora, comencé a desesperarme un tanto, coloqué mi mano sobre el GPS para poder apagarlo, pero lo que llamó mi atención es que ya estaba apagado. Juraba tenerlo encendido mostrándome el camino. Me aparqué junto a un gran edificio en remodelación un tanto confundida y coloqué mis manos sobre mi rostro con cierta molestia.
"Es el estrés" me repetía un sin numero de veces con tal de convencerme. Encendí el auto nuevamente y antes de ponerlo en marcha, observé como una chica cruzaba la acera con cierta lentitud, me posicioné en el auto antes de ponerlo en marcha y sin quitar la vista de la chica, escuché como un gran ruido venia de arriba, observé el techo del edificio y un gran trozo de concreto colgando, este se soltó bajando a gran velocidad y lo ultimo que vi antes de gritar con todas mis fuerzas fue a la inocente menor ser aplastada por el gran trozo de construcción.

El cristal del auto terminó por romperse, se quebró en mil pedazos y uno de estos raspó mi frente con cierta rudeza.

Mi vista se nubló, mis ojos se posicionaron en su lugar nuevamente y aún gritaba. Los demás me miraban a lo lejos en el auto con cierta confusión. Mi respiración estaba agitada y mi boca entreabierta junto con mis ojos cristalizados. Aún no había salido, todo estaba idéntico, observé lo que pude y miré a los mismos trabajadores intentando subir el mismo pedazo de concreto, pero no había señal alguna de sangre y nadie socorriendo o preocupado. Hasta que la vi. La misma chica cruzando por la misma acera; ladee mi cabeza. Estaba tan perdida y confundida de todo que no sabia que pensar. Finalmente salí del auto y corrí. Corrí hacia ella con una rapidez que no sabia que ocupaba, gritaba con cierta fuerza mientras todos miraba mis actos que suponían extraños. Me acerqué a la chica la cual se detuvo y en ese instante, el pedazo de concreto ya bajaba. Corrí hasta ella y la empujé provocando que ambas cayésemos en el suelo. Mi labio se había raspado al igual que mis rodillas y todos sorprendidos se mantenían en silencio, musitando palabras que no lograba entender. El pedazo enorme de concreto cayó sobre la acera rompiendo un poco de esta y tras girar mi cabeza observé los restos del descuido de los trabajadores, miré mi auto y pude escuchar al GPS como si estuviese justamente al lado de mi oído pronunciando un "Destino alcanzado".

La vida de una P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora