Círculo Vicioso.

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El cuerpo de un héroe no corre en la misma sintonía que el resto, podía maniobrar la ciudad como de adolescente aunque las cicatrices y las batallas habían cobrado factura era casi el mismo de siempre, los medios habían jugado con su imagen y esa forma tosca e imprudente se había convertido casi en su sello personal, digamos que era el chico malo que enamora fácil. Hacía dos semanas habían tenido un pleito enorme, no vivían juntos y el trabajo los distanciaba aún más, era difícil arreglar las cosas de esa forma, ni un maldito mensaje le había mandado, y claro sabía que tenía la culpa, sabía muy bien lo que había hecho, mera curiosidad, era un pendejo; en toda su maldita vida no había conocido a nadie, no había salido con nadie y no lo había hecho con nadie que no fuera ese maldito mitad y mitad, vaya que se estaba justificando y lo sabía, pero ese "Bakugou, no quiero verte, por favor vete de mi casa" lo puso en la cuerda floja. Estaba sentado como idiota en la orilla de un edificio altísimo, honestamente no estaba poniendo atención, lo estaba buscando, su traje era ligeramente distinto, lo hacía más ágil, pero seguía siendo una cosa verde, roja y negra; quería encontrarlo por casualidad y tal vez decirle lo que estaba pensando, ¿dos semanas era suficiente o no?

El día pasaba sin nada útil que hacer, un robó aquí y allá, seguía buscando, sabía que no era su día libre, ya estaban viejos, pensaba, no podían enojarse por tanto tiempo, 10 años juntos era demasiado tiempo, habían madurado, lo tenía que perdonar, tenían que poder hablar, estaba estúpidamente furioso, estúpidamente ansioso y con ganas de romper algo, ya no aguantaba, tal vez tendría que esperar hasta tener un maldito día libre, se mordía las uñas, se repasaba el cabello con los dedos, explotaba pequeñas luces con las manos. Ni una pinche vez lo había visto en estas dos semanas lo suficiente para hablar con él, estaba harto y cansado, reviso su celular mientras comía, el calendario marcaba sus días libres y los de su mitad y mitad, dos días, en dos días tendría él un día libre, pero Ground Zero no descansaba hasta un par de días después, a la mierda, pensó, y le envío un mensaje a Endeavour; joder que todavía no eran independientes, pero lo había decidido así, Todoroki heredaría el emporio y juntos lo harían indestructible; "razones personales" escribió en el mensaje, no estaba a discusión y solo volvería si se acababa otra vez el pinche mundo.

Era muy temprano, fue al gimnasio de su complejo de apartamentos, tomo una ducha, escogió lo más lindo tenía en el guardarropa, un par de pantalones de mezclilla ajustados, camisa negra de manga corta y chaqueta de cuero, salió de casa antes de las diez de la mañana, tomó su motocicleta y se detuvo en un local de flores, escogió algo lindo, era temporada, los arreglos con flores de cerezo estaban por todas partes, algo que se veía casi tradicionalmente japonés, lo tomo con cuidado y como pudo volvió a manejar por la ciudad, estaba jodidamente nervioso, increíblemente nervioso y le costaba un huevo pensar que él era quien tenía que pedir disculpas, tenía que dejarse de idioteces y dejar de culpar a todo a su alrededor por lo que había pasado, lo habían corrido entre disculpas luego de seguir a Shoto casi corriendo y de eso habían pasado más de quince días, tenía que asumir que era un pendejo, que era un idiota, que la había cagado, nunca había visto a Shoto tan enojado, tal vez si, pero no en algo tan mundano.

Subió por el ascensor, tocó la puerta, podía escuchar los pasos de su mitad y mitad desamodorrandose, la puerta abrirse, estiró las manos con las flores,

-pasa- le dijo tallándose los ojos, Katsuki dejo los cerezos sobre la mesa,

-perdón, se que la cagué, no se que estaba pensando, fue una mierda, pero ya no aguanto, perdóname, mierda, sabes que te amo, joder fui un imbécil, no quiero estar con nadie que no seas tú, joder, Shoto, por favor-

estaba casi de rodillas, rojo como tomate, con la cabeza baja; Todoroki camino a la cocina, sirvió café recién hecho, camino de vuelta y dejó ambas tazas sobre la mesa, se sentó suspirando, Katsuki lo siguió, estaba aún más nervioso, el rostro inexpresivo no le decía nada, solo estaba así, como si no tuviera nada que decir sobre algo que no le importará,

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