"Un demonio dentro de mí" [Una historia de KNY] (Finalizada)

✨ Ya no es el mismo de antes ✨

Ahora, en el bosque, en plena luz de la luna:

Era de noche. Todo aquello que se movía, debía de dormir o descansar. Los arboles se tambaleaban por el viento intenso que los jalaba de un lado a otro; para colmo estaba lloviendo. En medio de todo esto, entre el pasto y unos cuantos árboles a sus alrededores, se encontraba en el suelo, se había desmayado por tremendo golpe que sufrió en la cabeza. Al levantarse, se tocó la cabeza y se lo sobaba para aliviar el dolor. Cuando se despertó, vio que el lugar donde estaba ya no era aquel lugar donde ocurrió todo el suceso anterior. Tanjiro estaba perdido, en medio de un bosque a plena noche. Quería irse de una vez, pero, la cabeza le seguía dando vueltas, al punto de volverse a caer al suelo nuevamente. En eso, empezó a notar que se sentía diferente, algo no cuadraba bien en su cuerpo. Es eso cuando voltea a su izquierda y se sorprende al ver su brazo izquierdo aún «¿Que? ¿Cómo es posible? ¿Que no se supone que habia perdido el brazo?» dijo por su mente. Se volvió a poner en pie, mirando su brazo, siendo reflejado por la luz de la luna. Aún no tenía idea de cómo pasó eso, pero, le surgía más dudas entre tantos dolores del cuerpo. Dio unos pasos más adelante, hasta llegar a un mini río que estaba ahí. Se miró a éste y vio que había cambiado demasiado: Su cabello estaba desordenado, sus ojos estaban de un tono más rojizo, sus pupilas se habían reducido, la ropa la tenía ensangrentada y rota por algunas zonas, y su rostro con sangre estaba pálido, de hecho, todo su cuerpo estaba pálido y helado. Él se apartó, al verse a sí mismo, le daba una tremenda negación a lo que vio de él. Una agitación se apoderó de él en ese instante. No paraba de respirar rápido por el miedo que tenía al verse reflejado en ese río. Aún no podía creer lo que había pasado, pero, no parecía recordar en absoluto lo que pasó en la plaza, era como si todo sus recuerdos de ese lugar y las escenas en donde se había vuelto un demonio, desaparecieran por completo de su mente.

- ¿Que es esto? ¿Que me pasó? ¿Por qué estoy aquí? ¿Donde esta el resto? ¿Que pasó con Muzan? - se decia-

No cabe duda de que no tenía recuerdos de dichas escenas de la batalla. Lo último que recordó es cuando salvó a Tomioka de ser devorado por Muzan y de ahi, ya no sabe nada más. Cada vez que se acercaba más a la verdad, empezaba a marearse hasta el punto de volver a desmayarse, sin embargo, se detuvo antes de ello «Debo de encontrar a mis amigos. Necesito que me den una explicación y ayuda. Pero... Siento que algo me falta...Algo importante para mí...». Cuando trató de dar unos pasos más, comenzó a rugirle el estómago, estaba claro que tenía hambre, puesto que no había comido nada después de la batalla, tenía que hallar un modo de alimentarse, siendo con cualquier cosa comestible. Más favorable era buscar frutas, aunque, en un bosque como este, era difícil de conseguirlas.

- Es extraño, nunca me había pasado algo así. Siento demasiada hambre, estoy helado, no puedo ni moverme bien, como si estuviera muerto desde hace tiempo.... ¡Que está pasando!

Luego de unos cuantos minutos caminando por el bosque, el hambre que sentía se tornó más fuerte, al tan grado de ver a los pequeños animales que andaban por ahí como alimento para satisfacerse, pero, no era lo correcto, aún creía que eso de tener hambre era por comer carne o vegetales, entre otros, aunque, eso no era lo que él esperaba de si mismo. Seguía caminando; agarrando su abdomen con la mano para cubrir aquella herida que tenía recientemente; estaba tosiendo sangre y le dolía la cabeza. Empezó a sentir un dolor agudo en la espalda, por lo cual, le hizo querer tocarla para quitarse la molestia, sin embargo, lo que había ahí era impactante para él.

- ¿Una jeringa? ¿Que hacía esto en mi espalda? -dijo-

La jeringa era la misma que Kanao le había inyectado para que volviese a ser humano otra vez pero como ya sabemos, no funcionó y se quedó adherido al cuerpo de Tanjiro cuando estaba en su estado demonio. Éste se asustó, tanto fue su sorpresa que de la nada, apretó el objeto y lo destruyó. Él no tenía intención de hacerlo, ni siquiera fue apropósito. Ya no sabía más que hacer.