*Narra Kanao:*
Aquel día que le juré a Tanjiro que lo iba a curar sea como sea, opté por creer que esa promesa era algo imposible, puesto que aun no creía tanto en como resultaría esto pero no quise quitarle ese pequeño rayo de esperanza que conservaba en su corazón ante todo lo que le había pasado. La cura era difícil de preparar, requería tiempo, demasiado diría pero podía volver a un demonio a humano devuelta, como si retrocediera la aguja del reloj para evitar este desastre, sin embargo, contaba con el hecho de que quizá ya no resulte el efecto como la otra vez que puse la cura primeramente a Tanjiro y no le haga nada y lo dejé así, eso no sería tan agradable, aunque, debía de arriesgar tanto mi confianza con él.
Pasaron las horas. Después de cenar nos fuimos a nuestros propios cuartos. Yo seguía pensativa durante toda la noche, no podía dormir ni cerrar mis ojos por tanta presión que me dominaba. Tanjiro contaba conmigo para sanarlo y traerlo a la vida que tenía antes, y eso implicaba que si hacia algo mal, podía herirlo mucho. Pensaba que en no debía haber prometido una promesa falsa ante sus ojos llenos de esperanza, pero, sentía que me necesitaba sin lugar alguna y solamente me tenía a mí para ser su amiga en los momentos más peores que le pudiesen pasar. Odiaba ese término de "amiga", aunque, tampoco lo culpo, puesto que aun no le confesaba lo que sentía por él. Sabia que no era tiempo de hablar de sentimientos, tenía que centrarme en temas más importantes, como: Realizar la cura, evitar a toda costa que descubran a Tanjiro, y que no supiera que ya no es más un cazador de demonios; eran muchas cosas que hacían que dentro de mi mente, gritara de la furia que me guardaba, por lo tanto, no dormí hasta la madrugada del día siguiente.
(...)
*Narra Tanjiro:*
Han pasado algunas horas de que yo y Kanao nos habíamos hecho más cercanos que antes. Confiaba en que ella me iba a curar y que todo esto lo tomaría como una pesadilla. Estaba feliz y a la vez desesperado. Me fui a mi cuarto a descansar un poco, sin embargo, tenía pensamientos negativos esa noche, lo cual, no paraba de escuchar murmullos de alguien que parecía que me estuviera hablando a mí.
«¿Sigues creyendo que aun eres humano? Estas equivocado. Eres más que eso, eres una versión mía más poderosa que la anterior. No puedes estar sin comer nada, necesitas alimentarte y solo cuento conmigo para eso. Olvida que ya no eres humano, eres un demonio, eres el rey demonio»
Esos murmullos no salían de mi cabeza. Se repetían varias veces, sentía una conexión con aquel sujeto que me decía esas cosas pero no lo recordaba en absoluto. El simple tono de su voz me resultaba familiar, más ese escalofrío que sentía cuando empezaba a dialogar conmigo todo las noches, en mis sueños y pesadillas. Me retorcía en el suelo, tapándome los oídos para no oír más de ese tipo, pero, aún podía escuchar esa voz tenebrosa. Sobretodo cuando decía esa frase "MATALOS A TODOS" me ponía nervioso y sudaba en cuánto me aterraba oírlo en mi cerebro y en todos los lados de la habitación.
Esa noche quería hacer algo para no seguir con esta tontería. Sabia que esto no era buena idea pero quería estar haciendo esto por mí cuenta y no involucrar a Kanao para nada. Salí por la ventana del cuarto y me fui al bosque. Corrí como pueda hasta cansarme, aunque siendo un demonio no debería de pasarme eso ¡Que estúpido! Recién recuerdo que ahora soy un demonio y que debía de usar esas habilidades para poder llegar mas rápido a mi destino. La velocidad que iba era muy rápida que ni podía tragar un poco de aire, además, iba saltando de árbol en árbol para poder impulsarme más. Aún estaba a tiempo.
Al llegar a ese lugar, se veía distinto a lo que era cuando vivía aquí: Mi casa.
Pude observar que alguien estaba habitando ahí, así que, con discreción, quise investigar un momento. Me asomé a la ventana y vi que habían encendido fuego para cocinar algo delicioso, por como olía. Me escabullí y logré entrar, abriendo la puerta lentamente para no asustar a nadie que viviera ahí. Cuando entré, pude notar que las cosas de mí familia seguían igual, todo estaba limpio y ordenado, como si alguien se hubiera tomado la molestia de poder preservar todo aquello que se encontraba. Era hermoso recordar esos momentos en el que aún podía ver a mi familia con vida y las veces en que vivimos unidos. Las lágrimas salieron rápidamente de mis ojos y sin pensarlo dos veces, me eché a llorar. Caí al suelo, rendido y frustrado por esto, ahora yo era un demonio y sentía que pertenecía a los malos, uno de ellos "Muzan" quién fue el que asesinó a mi familia y YO soy uno de su grupo. No tenía perdón de nadie ni de mi mismo por ser ahora alguien diferente a lo que era antes. En eso, sentí una presencia detrás mía. Alguien estaba mirándome.
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"Un demonio dentro de mí" [Una historia de KNY] (Finalizada)
Fiksi Penggemar¿Cómo es posible que un cazador de demonios se haya vuelto un demonio? Desde que Muzan ha sido derrotado, ya no sería lo mismo para aquel chico pelirojizo, puesto que, a partir de ese fatídico día, dejaría de ser él mismo... √ Los personajes que se...