¿Somebody Special? [Ares Hidalgo Y Tú]

Capítulo 3

Amber:

—¿No me oíste?— dice Ares hacia Artemis.

Artemis luego de quedarse unos segundos en silencio, me suelta y se levanta de su asiento.

—Creí que llegarías más tarde.

—Que creyeras no significa que pasaría— dice Ares, contra atacando.

Ver a Ares luego de mucho tiempo fue...difícil. Más porque no creí que estaría más bueno.

Tenemos que ser sinceros, nunca les mentiria a ustedes, al menos no yo. No soy buena mintiendo.

—Si eso era todo— digo hacia Artemis —. Me iré ahora, mamá y Raquel quieren pasar mis últimas horas aquí, junto a mi antes de que me vaya nuevamente.

Al caminar a la salida y intentar pasar al lado de Ares, el me detiene, tomando mi brazo y volteando a mi. Mira nuevamente a Artemis y luego sale de la casa conmigo.

—¡Suéltame Ares!— digo intentando quitar su mano de mi brazo.

¿Estaba exagerando? Pues si, pero exagerar era una de mis virtudes. ¿Qué culpa tenía yo?

—¿Qué estabas hablando con Artemis?

No tiene tono de voz enojada, ni a tono de reproche, es más  bien...como de preocupación.

—Eso no te importa.

—¿Por qué nunca respondiste mis mensajes?— dice luego, algo dolido.

¿Tan rápido pasamos de un tema a otro? Que rápido.

—Eso...tampoco importa.

—¿Ah, no? ¿Así que no importa que te llame más de cien veces y en ninguna contestaste? ¿No importa que estuve días preocupado por ti y que te habías ido, y ni quiera me mandaste un mensaje? ¿No importa que estuve trasnochandome y llendo a tu casa a ver si regresarás? Claro, nada importa para ti. O almenos no te importa lo que pase conmigo ¿no?

—Si me importa, no digas eso...

—¡¿Y por qué no contestaste, Amber?!

Me quedé callada, sin decir nada. Tenía derecho a gritarme y ni siquiera lo estaba haciendo enojado,   si no dolido. Veo como una lágrima baja por su mejilla, pero la limpia rápidamente.

—Sigues siendo la misma niñita que no se preocupaba por nadie más que por si sola. Solo que ahora estas más grande.

—Eso no...no es verdad.

—Si, si es así. Ni si quiera te dignaste a mandarme un mensaje diciendo que no querías saber nada más de mi y que estaba viva. Ni eso. ¿Y sabes que es lo peor?

Me quedo en silencio, otorgándole la palabra. Necesita desahogarse.

—Lo peor, fue que Artemis tenía razón.

Artemis. Odio a Artemis en estos momentos.

—A lo mejor y Artemis tuvo razón siempre ¿no?

No digo nada, solo veo como el entra de nuevo a la casa.