Capitulo VII

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Dos semanas antes de la llegada de Mike a Paradis

Alejado y entre las colinas, el pueblo de Britaña prosperaba de la mejor manera que muchos de su alrededor, las cosechas crecían, el ganado daba leche y las gallinas huevos no faltaban, los árboles eran tan verdes y frondosos que parecían que nunca iban a dejar de dar frutos; caballeros, mercaderes, pueblos aledaños se acercaban para conseguir algún insumo, la vida de los pobladores parecía marchar bien.

-Bienvenidos, su viaje debió de ser agotador -dijo el castaño recibiéndolos con amabilidad.

En medio del gran bosque el viento soplo y las aves cantaron ante la llegada de tres muchachos.

-Bertlolt, Reiner y Annie sean bienvenidos a los bosques de Britania, yo soy Moblit Berner el encargado de este lugar.

Los tres se le quedaron viendo, entendían que tenían que venir pero aun así estos parecían seguir ascios ante la idea.

-No sé por qué debemos estar bajo el cuidado de un humano -Annie dijo con desagrado.

-No tenemos otro lugar a donde ir -dijo Reiner con pesar.

Bertlolt no dijo nada pero se podía percibir el mismo pensamiento que sus acompañantes.

-Se lo que piensan de nosotros pero no todos somos iguales si fuera así en este momento no estarían aquí.

Moblit los miro no parecía que querían hacerle algo por lo que actuó rápido no podría permitir que se vayan.

-Deberíamos ir al pueblo, ahí les enseñare donde se quedarán.

-¿Qué? ¿Piensas ponernos con ellos? -dijo esta vez Reiner.

-Todos los que están aquí aceptaron eso -dijo Moblit siguiendo el camino empedrado -se les hizo el conocimiento de ello si no me equivoco.

-Pensé que era una broma.

-Todos saben que no podemos gastar en bromas en estos momentos.

Bertlolt tomo del hombro a su amigo no quería que esto continuará, suficiente habían pasado para llegar hasta aquí necesitaban descansar.

Los tres siguieron a aquel hombre castaño los hizo salir del bosque, un bosque bastante particular podían sentir la presencia tranquila y áspera del bosque, Annie poso su mano sobre el árbol una extraña sensación para los humanos y para ellos más común que caminar.

El árbol viejo hablo revelando todos los secretos que guarda este enorme bosque, sin embargo, lo descubierto parecía aun no agradarle por completo.

Salieron del bosque encaminándose a un sendero más transitado y a los lejos se podía apreciar las construcciones de los habitantes.

-Moblit buenos días.

Una carreta llego con un hombre desalineado sonriendo, vistiendo una camisa blanca dentro de pantalones cafés, botas negras casi hasta la rodilla y con un sobrero café, un campesino del lugar.

-Señor Hannes bueno días. Veo que se divirtió anoche -el olor a alcohol se podría sentir desde lejos.

Los chicos se mantuvieron expectantes aunque no le agradaba del todo ese comportamiento.

-Jajaja los Tibur estaban de buen humor.

Bertlolt se asombró, que los Tibur estén aquí era realmente inesperado, Annie sin embargo no parecer impresionada del todo el árbol viejo se lo había dicho pero lo que si le impresionaba era el hecho que se mantuvieran unidos con los humanos.

Los Tibur era una de las primeras familias que la madre naturaleza les dio el placer de nacer de ahí venían todos los desencintes terrestres, su longeva existencia hacia que sus conocimientos sean aún más impresionantes y orgullosos y por esa misma razón nunca se mantenían a la vista de los demás.

La Sirena que Quería el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora