Agarrando una cerveza fría de la nevera portátil, Harry caminó hacia la barbacoa. Era un día increíblemente caluroso para esta época del año. Harry sonrió para sí mismo. Bueno al menos esto era lo que todos alrededor de él seguían diciendo. Nunca había estado en Londres en otoño antes que ahora. Había pasado la mayor parte de los últimos ocho años en Grecia, pero también tenía un apartamento en Nueva York donde vivía mientras daba un par de clases en la Universidad. Lo había dejado todo atrás, Grecia, Nueva York,... todo por un hombre.
Sacudiendo su cabeza, encontró un asiento en el patio.
Así que allí estaba, sentado en una silla en un jardín en Londres, rodeado por una pandilla de atractivos hombres gays; uno en particular le había llamado la atención. Se había obligado a sí mismo durante las últimas dos semanas a no pensar en su atracción por el entrenador de Fútbol, Louis Tomlinson pero maldición si podía. Veía a Louis moverse sin esfuerzo entre la gente. Conversando y riendo como si no tuviera ni una preocupación en el mundo. Parecía una vida entera desde que él había tenido esa misma sensación.
Hablaban por teléfono la mayor parte de las tardes hasta después de que el Noticiario de la noche acababa. Disfrutaban hablando de las noticias deportivas antes de darse las buenas noches. Harry pensó que habían percibido el sentimiento de soledad mutuo más que otra cosa. El problema era, que cuanto más hablaba con Louis, más le gustaba y no estaba preparado.
Así que, mientras veía a Louis mezclarse con sus amigos, se recordaba a sí mismo con Nick, y eso le ayudaba a recuperar el sentido.
Sintió una mano sobre su hombro y vio que era su primo Matty de pie junto a él.
— ¿Hay alguien sentando aquí? —preguntó indicando la silla vacía al lado de Harry.
— ¿Te parece que haya alguien sentado? —Contestó poniendo los ojos en blanco. Matty era el psiquiatra de la familia y le gustaba entrometerse en las cabezas de la gente, que eran exactamente la razón por lo que le había estado evitando.
Acomodándose en la silla, Matty lo miró un momento antes de extender una burlona sonrisa a través de su hermosa cara.
—Solamente pensaba que de la manera en que estabas riéndote con aquel tipo del fútbol antes, tal vez estabas reservándole el asiento.
—Somos amigos, y como puedes ver, él parece hacerlos fácilmente—Harry señaló a la risueña muchedumbre que rodeaba a Louis.
—Lamento oír eso. Es agradable verte reír otra vez —Matty tomó un sorbo de té helado—, ¿Te vas a quedar por aquí o vas a regresar a Nueva York?
—No lo sé, he pensado en preguntar a Gemma si hay alguna plaza disponible en la Universidad —Miró a Matty—. Los dos saben que no tengo que trabajar para mantenerme económicamente, pero nunca saldré de este desánimo a no ser que encuentre algo para ocupar mi tiempo. —Miró alrededor del bonito patio—. Tal vez compre una casa.
Matty comenzó a reírse.
— ¿De verdad el Sr. Alturas va a comprarse una casa en los suburbios?
—Mira alrededor, imbécil. ¿Ves rascacielos por aquí? Toda la maldita ciudad es una urbanización —Se encogió de hombros—, me gusta esto, es tranquilo.
Sacudiendo su cabeza, Matty se adelantó apoyando sus brazos sobre las rodillas.
— ¿Vas a contarme alguna vez lo que ocurrió en Grecia el año pasado? Has pasado allí cada minuto libre que te dejaba el trabajo durante los últimos ocho años. De repente, regresas y te retiras. ¿Qué ocurrió hace ocho meses que hizo que dejaras tu vida y vinieras a esconderte a Londres?
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My Name is on the Fireplace (L.S.)
Fanfiction- ¿Estarías interesado en ir a cenar después del partido el jueves? -Siempre que entiendas que es solamente una cena amistosa. No busco nada más en este momento. Quien sabe, tal vez la primavera le traiga un magnífico hombre malhumorado.