Una semana más tarde, Louis estaba sentado delante de la ventana de la cocina bebiendo una taza de chocolate caliente. La nieve había comenzado a caer dos días antes y no había parado todavía. Todo había comenzado tan de repente que apenas había tenido tiempo de preparar la casa para el invierno.
Con la temporada acabada, se había tomado libre los dos últimos días de trabajo. No había ninguna necesidad de conducir a la universidad cuando no podía hacer mucho allí de todos modos. Hasta había llamado a varios reclutas nuevos para la temporada del próximo año, pero sobre todo había pensado en Harry y aquel beso que habían compartido, un beso imponente. Moviendo la yema de sus dedos sobre sus labios se ruborizó, aun cuando estaba sólo. Jesús, estaba actuando como si aún fuera virgen no como un hombre de treinta y dos años que había mantenido relaciones en varias ocasiones.
El teléfono sobre la pared de la cocina sonó, alarmándolo y sacándolo al mismo tiempo de sus sueños. Apoyando el respaldo de la silla sobre dos de sus patas, se estiró y cogió el receptor.
- ¿¡Hola!?
-Hola.
- ¿Harry? -Susurró-, ¿Cómo has estado?
-Miserable. Mira, yo me preguntaba si me dejarías ir y hacer un plato grande de chili. Pensé que tal vez nosotros podríamos ver una película o algo.
-Me parece perfecto, excepto por una cosa, ¿Has visto el tiempo a fuera?
-Infierno sí, he estado corriendo alrededor durante la pasada hora. Estoy sentado fuera, en tu camino de entrada.
Tomando el cordón del teléfono con él, Louis camino hacia la ventana delantera y miró hacia el grande y rojo SUV.
-Mueve tu trasero y entra aquí antes de que te congeles hasta morir.
-Gracias, me gustaría eso -dijo Harry, colgando el teléfono.
Louis miró como Harry abría la puerta y luchaba contra el fuerte aire y los blancos copos de nieve mientras cargaba las bolsas de la tienda de comestibles. Probablemente debería haber salido para ayudarlo, pero hacía frío y después de que lo abandonara durante toda una semana para pensar en el beso que habían compartido, pensó que Harry merecía sufrir un poco.
Mirándolo como se sacudía la nieve de sus vaqueros en la entrada del pórtico, Louis decidió que ya era hora de mostrar un poco de piedad, y abrió la puerta.
-Venga entra -dijo dando un paso hacia atrás. Tomando las bolsas que Harry llevaba, Louis caminó hacia la cocina mientras Harry se quitaba sus botas.
Después de poner las bolsas sobre la barra de la cocina, fue hacía el armario y extrajo una suave toalla azul. Dando la vuelta en la esquina se encontró con Harry de pie, al lado de la puerta, parecía un poco perdido y muy nervioso.
-Aquí -dijo, entregándole la toalla.
-Gracias -Harry se secó su rizado cabello antes de secar su cara y manos-. Espero que no te moleste que aparezca de esta forma. No estoy acostumbrado al aislamiento que la nieve trae, demasiado tiempo para pensar, demasiadas cosas en las que pensar.
Mirándolo, Louis podía ver la soledad reflejada en sus ojos; en las líneas de su cara, que eran demasiadas profundas y dibujadas para un hombre de treinta y cuatro años. Suspiró refrenando el impulso de moverse hacia él y darle otro de aquellos besos.
-La cocina es por aquí.
Él giró y esperó a que Harry lo siguiera.
-Acabo de hacer una cazuela de chocolate caliente. ¿Quieres una taza? -preguntó girándose hacía él.
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My Name is on the Fireplace (L.S.)
Fanfiction- ¿Estarías interesado en ir a cenar después del partido el jueves? -Siempre que entiendas que es solamente una cena amistosa. No busco nada más en este momento. Quien sabe, tal vez la primavera le traiga un magnífico hombre malhumorado.