Si algún día me olvidas // 𝒀𝒖𝒈𝒌𝒐𝒐𝒌

𝑺𝒆𝒙𝒕𝒐 𝒎𝒆𝒔

Seis meses.

Seis meses desde el accidente.

El recuerdo de aquel día aún aparecía en las peores pesadillas de Jungkook. El recuerdo dolía. Era como una herida que cada tanto cierto tiempo dejaba de cicatrizar y ardía en su cuerpo.

Había sido un día como cualquier otro, Jungkook en la cafetería esperando su hora de salida y Yugyeom terminando su turno en el estudio de baile.

- Kookie~ estoy en la parada de autobús ¿estas listo ya? - dijo Yugyeom al otro lado de la línea.

- No, aún no. Pero probablemente ya lo esté cuando llegues acá, así que no me dejes -

- Como si yo fuera capaz de hacer eso -

- Eres capaz -

- No a propósito, esa vez te juro que fue un error -

- Claro que fue un error, no se donde llevabas tu cabeza ese día Kim distraído Yugyeom -

- No me regañes ¿si? Ya voy por ti, esperame -

- De acuerdo, ten cuidado bonito -

- Claro, nos vemos en unos minutos. Te quiero -

Poco sabia que esa sería la última vez que hablaría con él durante en un angustiante e inpreciso tiempo.

Minutos después de colgar, el autobús de placas S-871 perdería el control y terminaría en un horrible accidente.

Apenas la noticia llegó a los oídos de Jungkook, su cuerpo perdió cualquier estabilidad. Sus rodillas se doblaron, su cabeza de agacho e imparables lágrimas salieron de sus ojos. La angustia de pensar que no lo volvería a ver lo invadió y le dejó sintiendo que lo había perdido todo.

En una secuencia de borrosos recuerdos Jungkook se encontraba en la sala de urgencias esperando noticias del estado de Yugyeom.

Recuperó un poco de fuerza cuando le informaron que lograron salvarle la vida. Sin embargo, el chico había quedado en un estado de coma.

Fue difícil. Terriblemente difícil acostumbrarse a no tener a su lado a Kim todos los días, no tener sus sonrisas, sus chistes bobos, sus "Te quiero" y "Te odio". Pensaba que no podría seguir adelante ante la ausencia que cada día parecía pesarle más.

Pero no tuvo tiempo de pensarlo mucho, debía aferrarse a la esperanza de que él volvería, algún día, cercano o lejano. Y mientras tanto, estaría a su lado, siendo su eterno velador si así era necesario.

Así, comenzó a visitarlo todos los días por las mañanas. Algunas veces también por las tardes, si era posible. De lunes a domingo, ahí estaba a un lado de su cama, hablándole, viendo alguna de sus series favoritas e incluso había veces en las que Jungkook tarareaba alguna canción. Lo que fuera necesario para volver a sentirlo cerca.

Los primeros días fueron extremadamente sombríos. La madre de Yugyeom y él pasaron días enteros en el hospital, apoyándose el uno al otro. Eventualmente, al no tener novedades, la madre de Yugyeom volvió a su casa fuera de la ciudad desde donde aportaba económicamente a la factura del hospital.

Con el tiempo, Jungkook comprendió que debía adaptarse a todo ello. Una nueva rutina empezó: Se despertaba temprano por las mañanas para ver a Yugyeom al hospital, iba al banco a trabajar, terminaba su turno en la tarde e iba a la cafetería, después de eso se ocupaba de otras deberes del hogar, o si aún contaba con energía suficiente y volvía en las noches al hospital durante la última hora de visita.

Sus amigos también le ayudaban bastante. Se encontraban pendientes a que Jungkook estuviera bien y no perdiera la cabeza. Bambam había aceptado cuidar a Dalkyum después de ver la apretada agenda de Jungkook y algunas veces sus demás amigos también le ayudaban a hacerlo.

Afortunadamente, Jungkook ya no se derrumbaba ante la imagen de Yugyeom postrado inmóvil en una cama. Le dolía, claro que le dolía pero sabía que debía permanecer fuerte por él.

Algunas noches el sentimiento de culpa lo invadía
"Si no hubiera tomado ese asqueroso autobús para ir a verme"
Entonces externaba lo que llevaba dentro se si, que se negaba a soltar frente a Yugyeom incluso si él no se daba cuenta.

Sin embargo, todas las mañanas se levantaba como si nada hubiera pasado porque si algo tenía claro era que cumpliría su promesa, la de aquella noche en el teléfono. Lo esperaría.