Treat you better ♡TaeGi♡

♡Capítulo 4♡

- Hey, YoonGi. Detente, por favor. ¿Estás bien? - cuestionó TaeHyung con preocupación, mientras el rubio iba corriendo a quién sabe dónde. - Espérame.

Kim sabía que algo malo había pasado. Estaba tranquilamente sentado en el comedor junto a Jungkook, conversando de temas triviales mientras comían como ya hace varios días. Todo estaba bien, hasta que escuchó una pequeña fuente de metal caerse, desparramando la comida que yacía ahí y viendo como Joonhyuk tironeaba del brazo al pequeño Omega hasta tal punto de perder el equilibrio y caer al suelo.

Todos quedaron absortos mirando la escena, murmurando cada vez más fuerte, pero nadie se acercaba a ayudarlo.

Cuando TaeHyung estaba ya por levantarse, vio como YoonGi limpió bruscamente algunas lágrimas con la manga de su polera. Analizó que aquel delicado rostro reflejaba tristeza pura a la par de que sus ojitos se veían muy rojos, seguramente tratando de ocultar el llanto.

- Iré a buscarlo. - fue su último aviso, muy seguro de sí.

Jungkook percibía que algo en los lobos de los chicos ocurría, y es por eso que apoyó la decisión del otro Alfa. Adoraba a YoonGi hasta tal punto que quería que este sea amado y respetado de la forma en la que realmente se merecía.

Actualmente se encontraban así...

TaeHyung notó que el Omega subió las escaleras de la facultad, al parecer yendo a la azotea. Suspiró con lentitud y siguió sus pasos.

- No me sigas, p-por favor, quiero estar solo.

"No podemos hacerlo"

- Solo quiero asegurarme si estás bien o si te lastimó. Déjame hacerlo. - habló dulcemente, haciendo que el lobo del Omega se regocijara ante la firmeza y suavidad de las palabras de aquel Alfa.

YoonGi negó, observando todo a su alrededor ni bien pisó la azotea, se encaminó hacia los barandales y acomodó sus antebrazos ahí, mirando con detenimiento lo que sucedía allí abajo.

El Alfa que no tardó más que segundos, se dirigió al lado donde estaba el Omega e hizo lo mismo, a excepción que él observaba con lentitud el inmaculado y etéreo perfil de YoonGi.

El rubio cerró levemente sus ojos, disfrutando del fresco viento acariciar sus mejillas y sentir cómo unas lágrimas bajaban por su rostro hasta desaparecer cerca a su mandíbula.

Dolía, realmente sentía como su corazón se oprimía hasta tal punto de sentirse asfixiado.

TaeHyung soltó lentamente el aire que retuvo por unos segundos y su lobo bajó la cabeza con tristeza y decepción. Se sentía mal al saber que su Omega sufría y él no pudo detenerlo en el momento preciso.

"Todo esta bien, tranquilo" - intentó animar a su lobo.

"Él no se merece esto, TaeHyung" - respondió el lobo, con la cabeza gacha y apunto de dar aullidos lastimeros.

"No, pero para eso estamos nosotros. Debemos ser fuertes por ellos, tienes que ayudarme"

Sintió como se removió dentro suyo mientras su cabeza se movía de un lado al otro, tratando de disipar el aura oscura que estaba sobre él.

- YoonGi... No deberías seguir con todo esto.

El mencionado abrió con lentitud sus ojos y miró con atención al alfa.

- Estás siendo lastimado.

- Tal vez - habló con la voz sumamente frágil. -, pero no debe importarle a alguien.

- Claro que sí. - conectaron sus miradas. - Nadie, absolutamente nadie merece ser tratado de esa manera. No importa que sea tu padre, hermano, amigo o pareja... No tienen el poder sobre ti. No puedes dejar que te lastimen. - explicó con lentitud, arrastrando cada frase en el que la sinceridad desbordaba.

YoonGi volvió a mirar al frente.

- Seré directo, quizás te asustes pero... Esto me preocupa... T-tú, me importas.

- ¿Cómo puedes decir eso? - soltó tan de repente, con confusión y cierta molestia. - Somos solo un par de desconocidos, tengo Alfa, no puedes ser tan atrevido. - trató de ponerse a la defensiva. Ignorando las quejas que su lobo le decía por comportarse de esa manera.

- Tienes un Alfa que no te merece. - contestó con rapidez, haciendo callar al Omega.

- Solo somos un par de desconocidos y ya. - dijo en tono bajo, mientras descendía la mirada a sus dedos.

TaeHyung se acercó y tomó aquellas delgadas manos entre las suyas, haciendo que el Omega se sorprendiera y se alejara evitando el contacto.

- P-perdón, solo... Déjame conocerte. - susurró, estando más cerca. - Hagamos que la palabra 'desconocido' desaparezca entre nosotros.

YoonGi cerró instintivamente sus ojos, haciendo que el Omega dentro disfrutara de la lenta y grave voz del Alfa.

- D-déjame estar cerca tuyo.

Min sentía como aquellas palabras se repetían en su mente, como una canción de cuna calmando de a poco su corazón. El Alfa decidió soltar feromonas y YoonGi sintió como todo en él se arrullaba lentamente, arrullándolo y dejando en el olvido lo que pasó hace media hora atrás.

Café dulce y un toque suave de menta. Ese era el aroma que el Alfa emanaba.

El lobo Omega sintió como aquel dulce y agradable olor lo tranquilizaba, sintiendo una calidez pura y reconfortante instalarse en cada fibra de su ser.

- ¿Puedes permitirme aquello? - volvió a insistir y el Omega cayó en la fría realidad que se encontraba.

Se separó bruscamente de TaeHyung a la par que abría sus ojos, no se había percatado de la poca distancia entre ambos.

El Alfa pudo sentirlo... YoonGi tenía miedo.

Aquellos bellos orbes color miel se movían de un lado al otro con nerviosismo callando todo lo que tal vez deseaba decir.

Empezó a retroceder, mientras llegaba con uno de sus dedos a la altura de su pecho. - N-no, no puedo ha-cerlo. - bisbiseó.

TaeHyung intentó detenerlo, pero en un ágil movimiento el Omega bajó las escaleras. Saliendo rápidamente de su campo de visión.

Tomó con exasperación su cabeza, apretando entre sus dedos aquellos mechones suyos. Chasqueó la lengua y trató de mantener la calma.

De no enojarse con el inútil destino que había puesto en su camino a tan precioso Omega que se aferraba a alguien que no merecía.

Trataba de evitar con todas sus fuerzas no ir y pelear con Joonhyuk, aquel estúpido Alfa que no debía ni siquiera la amistad de alguien.

Porque le estaba pareciendo que todo era injusto...

- Puedo tratarte mejor de lo que él puede.

Susurró, sintiendo sus ojos arder y su vista empezar a nublarse de a poco.