Una Bestia para Cinco Princesas

Capítulo 6: No Me Aman/El Motivo Correcto/Promesa Jamás Cumplida

Es en los momentos de decisión cuando se forma tu destino.

-Tony Robbins

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Nos encontramos en la sala de una casa.

Todo estaba en orden y en silencio, pero lo que nos interesa era el pequeño niño rubio que estaba sentado en el suelo con algunos libros en la mesa de café.

El niño se veía como parecía estar concentrado, porque sacaba su lengua mientras escribía algunas cosas y borraba otras.

Pero mientras escribía, y leía al parecer, se notaba que en verdad estaba frustrado.

El pequeño niño estaba haciendo su tarea de verano justamente el día que se la habían dejado para poder descansar en las vacaciones y tal vez poder salir con su familia o al menos ese era su deseo.

El niño había salido temprano de la escuela por lo que su madre no pudo ir a recogerlo......otra vez.

Sacudió su cabeza para concentrarse en las operaciones matemáticas que estaba realizando.

Sin embargo, mientras estaba trabajando sentía que no entendía nada de lo que leía y obviamente los ejercicios le estaban resultando muy difíciles en ese instante.
El niño leía y leía cada ejemplo sobre los ejercicios y las anotaciones que hizo en clase, pero por más que lo intentaba no podía entenderlas como para realizar su tarea y eso lo estaba empezando a desesperar.

El pequeño seguía sufriendo las consecuencias de su trastorno que lo había atormentado desde que era más pequeño, y lo que más le molestaba era que por más que estuviera esforzándose en camino cumplir con el tratamiento que el doctor le había recetado desde que le detectaron la enfermedad, parecía que no estuviese avanzando.

Es verdad que estaba mejorando en algunas materias, pero para el chico no era suficiente, tenía que ser mejor para cumplir con las expectativas de su madre y superarlas, tenía que ser igual que su hermana y ser perfecto en cada aspecto.

Y hablando del diablo, en ese instante la puerta fue abierta dejando ver cómo una niña de al parecer 11 años entraba a la casa tirando la mochila que traía al suelo para correr hacia la cocina abriendo el refrigerador buscando algo.

Izuku al ver a su hermana, que por el momento no se veía su rostro y solo se notaba su cabellera rubia mientras buscaba aquello que quería en la nevera.

El niño estaba nervioso, podría pedirle ayuda a su hermana para que le explicará como realizar sus trabajos ya que después de todo, su hermana era dos años arriba en la escuela a pesar de ser tan joven.

Su hermana era una prodigio en la escuela, ballet, lenguas, música e incluso en artes de pelea, en pocas palabras era una maldita erudita.

Sin embargo la niña no parecía importarle nada de eso, ella solamente le importaba que su madre la felicitara y le diera lo que ella pedía y la dejase salir con sus amigas.

No había que ser listos para saber porque la madre de aquellos niños adoraba tanto a su hija y parecía preferir a ella sobre él.

Pero en la mente de Izuku, su mente inocente de aquel entonces pensaba que si era como su hermana y hacia todo perfecto, su madre lo amaría como a su hermana.

Sin embargo, el tenía aquel trastorno que le dificultaba aprender o prestar atención en si, así que estaba en cierta desventaja.

Por lo que tomando algo de valor se puso de pie para acercarse a su hermana que al parecer estaba comiendo yogurth.