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𝐄𝐌𝐌𝐀 𝐖𝐈𝐋𝐋𝐈𝐀𝐌𝐒

—Al fin llegó el día para irme de aquí—dije emocionada, tal vez demasiado ya que la madre superiora me reprendió.

—Emma, compórtate o hablaré con tu padre y sugeriré unos cuantos meses más de reformación—estipuló sin mover un músculo de su arrugado rostro.

—Lo siento—bajé la cabeza, tuve que esconder mi gran alegría hasta que mis padres llegaran por mí, realmente no quería quedarme ningún minuto más, el internado fue una de las cosas que más odiaba.

—Señorita Emma Williams, llegaron por usted—avisó el portero—Sus cosas ya están afuera.

Salté de felicidad, tomé mi bolso y mi libro, salí casi corriendo hacia la salida, en donde pude ver a mis padres, quienes estaban tal cual como los vi la última vez.

—Hija—habló mi madre extendiendo sus brazos—Te extrañé mucho.

—Yo igual madre, los extrañé—dije levantando mi mirada hacia mi padre, quien solo me observaba de reojo.

Nunca me llevé muy bien con mi padre, claro está.

—Padre—dije acercándome a él—Espero que no te moleste de nuevo mi presencia en casa.

—Emma—murmuró mi madre.

—Está bien Verónica, pensé que el internado le ayudaría a mejorar sus modales, pero veo que no—manifestó mi padre.

—Pues es difícil cambiar los pensamientos y convicciones de alguien.

—Bueno—interrumpió mi madre—Deberíamos irnos, hay mucho camino que recorrer aún.

Mi padre solo rodó los ojos, y se subió al coche, seguido por nosotras, a todas luces este sería un gran año.

—¿Por qué no vino Theo?—pregunté con el coche ya andando.

—Porque tu madre insistió en que viniera a buscarte.

—George—murmuró mi madre reprendiéndolo—No querida—dijo esta vez dirigiéndose a mí—es un largo viaje a nuestro hogar, ya sabes, tuvimos que mudarnos, quise que Theo se quedara cuidando la casa con los demás empleados, tu padre puede manejar sin problemas.

—Cierto, se mudaron ¿Donde se supone que vivimos ahora?—pregunté.

—Brooklyn, en un pueblo alejado de la ciudad—respondió mi padre.

—¿Un pueblo? ¿Desde cuando les gusta la tranquilidad y los pueblerinos?

—Por cosas de trabajo que tu no entenderías.

—Déjame adivinar, encontraron oro cerca del pueblo, aleluya—dije riendo

—Por si no sabías la economía del país está por el piso, el negocio de exportación estaba yéndose a pique, por ello tuve que invertir en otro negocio, cosas que claramente tú no entiendes.

—Claro que entiendo padre, no soy estúpida, para tu infor–mi madre me interrumpió.

—Ya basta, por favor, pueden dejar de pelear por un segundo—vociferó mi madre—Tengamos un viaje en paz.

Yo solo bufé, y dirigí mi atención a mi libro, realmente mi padre no había cambiado en nada, ni yo tampoco.

Habían pasado varias horas de viaje, hasta que pude visualizar un par de casas y personas caminando por las calles, todo era muy diferente a Nueva Jersey, en donde pasé toda mi infancia. En cierto modo, me gustaba este nuevo hogar, podría conocer más gente y tener nuevas experiencias, algo que necesitaba después de estar años encerrada.

The unbearable and the idiot [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora