The unbearable and the idiot [Bucky Barnes]

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𝐄𝐌𝐌𝐀 𝐖𝐈𝐋𝐋𝐈𝐀𝐌𝐒

Al día siguiente, bajé a desayunar con una cara terrible ya que no había podido dormir en toda la noche pensando en lo que había pasado con James el día anterior.

—Buenos días—saludé a mis padres que ya estaban en la mesa.

—Oh Emma, se me olvidó avisarte, le dije a Theo que te enseñara a manejar, pronto irás a la universidad, tendrás que aprender—dijo mi padre antes de que yo casi me ahogara con el pan que me había echado a la boca un segundo antes.

—¿Theo?—pregunté cuando ya podía respirar mejor—¿No puede ser otro trabajador?

—Pero querida, Theo lleva muchos años manejando con nosotros, además, pensé que ustedes eran amigos—agregó mi madre desconociendo la situación actual entre Theo y yo.

—Tienes razón—dije abatida con la mirada en mi plato, no podía seguir evitándolo. Durante la tarde, cuando ya tuve el valor de bajar de mi cuarto, me acerqué al patio delantero, y pude ver como Theo estaba lavando el automóvil.

—Hola Theo—saludé tímida.

—Oh Emma—dijo enderezándose limpiando sus manos en sus pantalones—¿Quieres empezar ahora?

—Si puedes si—dije asintiendo regalándole una pequeña sonrisa.

Todo esto será muy incómodo.

Pasamos toda la tarde practicando, en realidad había aprendido muy rápido y solo hablábamos cuando era necesario.

—Eres muy buena, aprendiste muy rápido—dijo Theo sonriendo pero evitándome con su mirada.

—Gracias, aunque siento que debería practicar un poco más—agregué apretando los labios.

—Claro, cuando tu quieras te puedo acompañar por el camino al pueblo, esa parte es muy buena para practicar y—lo interrumpí.

—Gracias Theo, pero ya me enseñaste todo, solo me falta practicar, puedo hacerlo sola—dije con un tono de voz más bajo y más serio de lo normal.

—Si, por supuesto, dijimos que nos alejaríamos—me respondió suspirando.

—No creas que me alegra todo esto—dije abriendo la puerta del auto—Pero será lo mejor para los dos.

La mañana siguiente, me vestí con un conjunto verde, luego de pedir permiso para salir a practicar, me dispuse a entrar en el auto y rezar para que todo me saliera bien. Me puse en marcha y el primer paso estaba listo, pude encender el auto, luego me dirigí hacia el camino, iba realmente lento, no quería matar a nadie, aunque nadie pasaba por ahí.

—¿Pero que?—me pregunté a mi misma entrecerrando los ojos para ver mejor la silueta al medio del camino.

Cuando me acerqué pude ver de quien se trataba y claro, era él.

—¡Salga del camino o lo atropellaré!—grité sacando la cabeza por la ventana.

Al escucharme se dió media vuelta y al reconocerme se llevo sus manos a la cabeza, se notaba como odiaba verme otra vez.

—¡Debería dejar de cruzarse por mi camino!—gritaba a unos metros más adelante.

—Y usted debería salir del mío o tendré que pasar por encima suyo—le advertí riéndome.

—¡No sería capaz!—me gritó nuevamente.

No me gustaba cuando me ponían a prueba, claro que no lo atropellaría, pero si le daría un buen susto, así que empecé a acelerar.