Acercamientos

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-Es de mala educación espiar a la gente Amaimón- habló Rin.

Se escuchó un grito ahogado y algo que al parecer cayó al suelo, luego el susurro de los arbustos seguido de pisadas sobre las hojas secas, por el rabillo del ojo, el menor notó la figura desgarbada del demonio de la tierra acercándose lentamente. Había comenzado a frecuentar éste jardín interior dentro del castillo de Satán después de su encuentro con Shiro en el jardín de los espíritus y la charla corazón a corazón que tuvieron allí; fue demasiado emocional, mucho más de lo esperado y Rin necesitaba un tiempo para poder recomponerse.

-Soy un demonio, hermano pequeño- comenzó el más alto - Yo no espío, acecho- aclaró, aunque un suave sonrojo se instaló en sus mejillas, el nuevo demonio no pudo evitar apreciar lo tierno que se veía. 

-Ven aquí- dijo, comenzando a palmear el césped a su lado, rápidamente Amaimón se acercó y tomó asiento al lado suyo, Behemot los siguió, descansando entre ambos; dejándose acariciar por ambos demonios -¿Qué pasa?- preguntó el menor. 

-Bueno...- comenzó algo dubitativo -Algunos están un poco preocupado por ti y enojados con Azazel por llevarte con el antiguo sacerdote, has estado demasiado pensativo desde entonces- se encogió de hombros el demonio mayor. El pecho de Rin se apretó con emoción. 

Pese a la cara intimidante de la mayoría de sus hermanos y su padre (probablemente un rasgo adquirido de Satán), eran increíblemente protectores con los hermanos más pequeños, Astaroth, Amaimón, y el propio Rin eran objeto de los afectos de los mayores más veces de las que estaban dispuestos a admitir, y aunque era asfixiante, su pecho siempre se calentaba, le recordaba a aquellos días de su niñez donde todo estaba bien, cuando aún era ignorante de su herencia, cuando aún no lo habían separado de su otra mitad.

-Necesitaba hablar con Shiro- murmuró el menor  -Necesitaba un cierre, me dijo que podría visitarlo siempre que deseaba, pero creo que le duele demasiado mirarme a la cara y ver en lo que me convertí- lo último lo dijo en un susurro, un pensamiento que jamás se atrevió a vocalizar, pero de alguna manera, con el otro demonio se atrevió a decirlo en voz alta.

-¿Crees que teme en lo que te convertiste? ¿O le da asco?- preguntó inocentemente el demonio de la tierra, sin ninguna mala intención a pesar de lo contundente de sus palabras, Rin permaneció en silencio durante un largo momento. 


-Creo que está triste- dijo al fin  -Cree que son sus acciones las que llevaron a Yukio a hacerme todo lo que me hizo y se culpa por haberme protegido tanto de lo que sucedía a mi alrededor- trató de jugar un poco con Behemot, no queriendo mirar a los ojos del otro -Se culpa de que me haya suicidado-


-¿Eso te molesta?- preguntó Amaimón, tomando de la mano de Rin, empezó a acariciar el dorso de su mano en movimientos circulares tratando de calmarlo.

-Lo pensé mucho, sabes- murmuró Rin, agachando aún más su cabeza con la mirada al suelo -Y creo que en el fondo coincido con Shiro... tal vez si no hayan hecho una diferencia de educación tan grande entre nosotros, tal vez si me hubieran dicho lo que ser hijo de Satán provocaba a mi hermano... si tal vez me lo hubiese dicho antes, entonces tal vez, no habría terminado todo tan mal-


-Pensar en todos esos tal vez no ayudará en nada Rin- el mayor habló, soltando su mano para así poder rodearlo de los hombros y hacer que Rin pudiera descansar sobre su pecho -No te tortures a ti mismo pensando en lo que hubiera sido por que el pasado no se puede cambiar, somos demonios, debemos adaptarnos al cambio, acepta lo que sucedió y continúa- las grandes manos de Amaimón comenzaron a acariciar los cabellos de Rin -No mires hacia atrás, pero tampoco olvides de donde vienes, todo lo que sufriste y usa ése odio y rencor para hacerte mejor, para ser más fuerte-


El silencio volvió a llenar el ambiente alrededor de los hermanos, sin embargo Rin sólo se acurrucó en el pecho del mayor, sopesando las palabras que había dicho, quería hacer todo éso, el podría.

Y con una pequeña sonrisa, cerró los ojos para descansar, el rencor y el odio aún seguían allí, pero trabajaría para poder controlarlo y dirigirlo a algo que lo hiciera mejor.

Sería realmente fuerte, y se pararía con orgullo al lado de sus padres y sus hermanos.

Rey del EquilibrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora