Capítulo 2: Empatía.

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Ya había una pasado dos meses desde lo ocurrido con el kodama y con lo de aquella chica llamada Tanko junto a su amiga. El pelinegro se encontraba en la ciudad haciendo varias compras para reabastecer su suministro de comida y carbón, y ya que Tanko era la proveedora habitual de carbón, se hizo un poco más difícil de comprar desde su desaparición. T/N estaba en la plaza del mercado mirando todo lo que necesitaba comprar, hasta que lo primero que vió fue a un carnicero.

Vendedor: Bienvenido. ¿Desea algo?

T/N: Ponme cuatro kilos de pollo y cinco de cerdo.

Vendedor: (sorprendido) E-Eso es mucha carne.

T/N: Si lo que te preocupa es el dinero, tengo más que suficiente.

Vendedor: Ya veo. ¿Algo en específico?

T/N: La más fresca que tengas. NO me importa si tiene sangre y nervios.

Vendedor: (ligeramente nervioso) V-Voy, espere un rato.

El cambiante esperó con paciencia a que el carnicero cogiera toda la carne que le había pedido para llevar. Mientras esperaba pudo ver cómo la plaza rebosaba de vida y actividad, el chico raramente salía de las montañas si no era por comida o trabajo.

Vendedor: (entregándole un cesto de bambú a T/N) Aquí tiene la carne. Quédese con el cesto también.

T/N: ¿Cuanto?

Vendedor: 15.000¥

T/N: (entregando un saco de monedas) Tome.

Vendedor: Gracias, vuelva pronto.

El pelinegro caminó por el mercado hasta que de repente vió a una pobre niña harapienta sentada en el suelo. Dicha niña tenía los ojos vendados dando a entender de qué carecía de vista, la pequeña llevaba un pequeño cartel en el cuello en el que ponía: "Ayuda para una chica ciega"

 Dicha niña tenía los ojos vendados dando a entender de qué carecía de vista, la pequeña llevaba un pequeño cartel en el cuello en el que ponía: "Ayuda para una chica ciega"

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(Espero que la imagen sea vuestro agrado, no es lo que yo tenía completamente en mente, pero que igualmente espero que os sirva para imaginarosla)

El chico pudo ver cómo unas cuantas personas le estaban cogiendo las monedas que había en la caja que había delante de ella y las sustituían por pequeños guijarros.

Niña ciega: Gracias por la ayuda.

Hombre 2: (conteniendo la risa) Un placer ayudar.

Hombre 1: (susurrando) Vámonos antes de que se dé cuenta.

Ambos ladrones salieron corriendo y desaparecieron entre la multitud, dejando a aquella niña una sonrisa en su rostro sin saber de lo que habían hecho. T/N se acercó a la niña y se agachó para estar a la altura, se quedó mirando un breve momento hasta que la niña lo notó.

Niña ciega: (sonriendo) Hola, señor o señora. Me llamo Yuu ¿podría darme una moneda si no es mucha molestia?

T/N: Esos sujetos te han quitado las monedas y los han sustituido por piedras.

Herencia demoníaca. (Lector x Kimetsu No Yaiba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora