ADVERTENCIA: La siguiente historia es con fines de entretenimiento, nada de lo que está escrito aquí tiene que ver con la realidad, los personajes que van apareciendo son ficticios.
Ahí me encontraba, sentado en uno de los bancos del parque más transitado de la ciudad, observando detalladamente a las personas pasar, mientras recuerdo mi última cena con Amanda Narváez, ¡oh delicia del pecado carnal! Aún recuerdo aquél día que te vi y te invité un café, cuando me hablabas de los problemas que tenías con tus padres, en especial con tu madrastra; descuida ya no les harás estorbo en sus vidas.
De mi traje sastre de color café, saco una luna de tabaco y mi encendedor de plata, mientras medito y sigo recordando aquella noche fría que te invité a mi casa, cuando decidiste darle un escarmiento a tu padre y te ofrecí posada, aquellas sábanas blancas manchadas de sangre mientras te abría el pecho para consumir tu corazón, eran mis preferidas, para esa ocasión.
Recuerdo como sonaban tus falanges al crujir de mis dientes, uno tras otro te los arrancaba mientras gritos de auxilio dabas, cuando te hice probar tu propia sangre que escurría desde mis labios mientras te besaba y mordía los tuyos. Y para no hacerte sufrir más, recuerdo como introducía aquel pica-hielos en tus oídos para extraer un poco de aquella materia gris de tu cráneo.
A lo lejos oigo el sonar de unos zapatos de tacones altos de la marca Charlotte Olympia, vestido corto azul marino de la marca Christian Dior, mujer de piel morena brillante, de piernas largas y bien fíguradas, glúteos perfectos y pechos de talla elegante, cuello medianamente largo y cabello castaño oscuro, al pasar frente a mi, una sonrisa me esboza y yo con la mirada la siento.
Me levanto de dónde me encontraba sentado, y le saco plática aquella mujer morena, Brendan Wynford, hermoso nombre para una reina como ella, dedicada y entregada a su trabajo, me has dicho que vives en un departamento de cinco estrellas de aquél palacio llamado Hotel President Wilson. Me has confesado que vienes de paso a una junta de negocios de aquél Corporativo Swisscom.
"¡Vaya sorpresa me ha dado usted señorita Wynford! Nunca pensé que una mujer tan bella como usted transitara en éstas calles" te dije.
Recuerdo muy bien tu dulce voz, sonaba como canto de ángeles; mientras hablabas conmigo no dejaba de mirar entre ratos tus pechos, mientras imaginaba tu cuerpo desnudo, tus piernas largas y bien fíguradas, aquéllos glúteos; sentía como mi saliva comenzaban a espesarse con el sonar de tu lengua y tus labios mientras me hablabas.
"¡Oh, amada mía! No quiero ser muy directo, pero ¿Me haría el honor de invitarle un café? En el mejor establecimiento del lugar, para que me siga contando más de usted."
"¡Será un honor! Hay cosas que quisiera saber de aquí, de tan bello lugar y la mejor persona que hasta ahora conozco es a usted... Señor... ¿Me repite su nombre?"
"¡Llámeme G.! Señor G. ¡Mi bella dama!"
"¡Es usted una persona muy caballerosa! Su familia debe estar muy orgullosa de usted"
"¡Agradezco su amabilidad! Aunque soy una persona solitaria, vivo sólo en ésta enorme ciudad, frente a un instituto dónde sólo estudian mujeres"
"¡Oh ya veo! ¿Y que le parece si mejor el café lo dejamos para otro día y lo invito a mi habitación a cenar? ¿Podría usted hoy a las 8:00pm?
"¡Será un placer amada mía!"
Recuerdo esa noche haber entrado en tu habitación lujosa, bebiendo una copa de vino mientras daban las doce de la media noche, charlamos un poco, nos divertimos, reímos y contamos algunas anécdotas de nuestras tierras.
Ahora me encuentro sentado en mi sofá, viendo las noticias que han encontrado solamente tu cráneo mientras delante mío se encuentra guindado tu cuerpo, bebiendo una copa de vino de mi manjar preferido.
bon Appetit
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#CRUROFILIA
HorreurUn misterioso joven asesino con un extraño trastorno fetichista narra sus deseos por comer carne humana y se hace pasar por una persona de buen corazón abordando a las mujeres para seducirlas y luego matarlas para comérselas, en su diario hace menci...