Capitulo 8

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Una sonrisa alegre se dibujo en su rostro al ver como la dulce joven jugueteaba con sus rubios cabellos, incluyendo así su tranquilidad respiración, era sorprendente la resistencia de dicha joven.

Incluso después de aquel acto que habían llevado sin descanso, sin parar incluso cuando él preguntaba si quería un descanso, dejando el cuerpo de dicha muchacha lleno de hematomas acompañados después de jadear alguna incoherencia dirigida al rubio.

—Eres un idiota, casi me matas.- Aquellas fueron las primeras palabras luego de aquel encuentro entre los amantes.

—Tu pediste entrenar.- Rebatido tranquilamente.

—Entrenar, no que atentaras contra mi vida.

—Es lo mismo.- Le dio poca importancia mientras miraba el cielo.

—No, no lo es.

—Si lo es, además te di tres oportunidades de parar.

La muchacha no se quejo mas luego de tan arduo enfrentamiento que tuvo la pareja, amaba al rubio como nadie mas, aunque algunas veces la hacía enojar su actitud tan despreocupada, temía que algún día le apuñalaran por la espalda, por eso ella comenzó a entrenar de una manera desgarradora y preocupante para otras razas, aunque satisfactorio para el rubio.

La muchacha se inclinó para captar la atención del rubio que descansaba en sus mullidos muslos, aunque el mismo solamente cerró sus ojos divertido por las acciones infantiles de la joven, quien comenzaba a picar su mejilla para llamar su atención.

—Meliodas.

No recibió respuesta por el quien la ignoraba o eso parecía.

—Meliodas.

El mencionado solo libero un gruñido en respuesta, la contraria enfadada pellizco su mejilla pero el ni se inmuto.

—¡Meliodas!-Esta vez lo zarandeo un poco haciendo que aquel abriera sus ojos sin mirarla.

—¿Qué quieres?

Para la muchacha parecía que todo lo demás era mas importante para el rubio que ella.

—Por favor, mírame solamente a mi.-El ruego de la contraria sorprendió al rubio quien acostumbraba a hacerla enojar para posteriormente maldecirlo, soltarle incoherencias o golpes.

La joven al ver que capto la atención del sorprendido demonio sonrió dulcemente acariciando su mejilla suavemente.

—Yo solamente te miro a ti.-Puntualizo el rubio al ver cierta duda en los ojos de su amada.

La joven dulcemente acerco su rostro con finas facciones a el del contrario quien había tomado asiento para tomarla por la cintura y acercar sus rostros, le besaría de eso el estaba seguro, prontamente y a milímetros de unir sus labios la muchacha murmuro unas palabras que jamás olvidaría.

—Te amo…

Fue un suave susurro antes de unir sus labios, el esperaba anhelante aquella unión, sin embargo, solamente lo recibió nuevamente aquélla simple obscuridad y el de pie, el rubio maldecía haber perdido a la joven una vez mas, que no hacía algunos segundos disfrutaba junto a él apunto de besarse, como había sido posible que nuevamente estaba a obscuras y sin ella, aunque escuchaba los desesperados susurros de sus amigos.

Su mirada prontamente recibió aquella desgarradora escena frente a el, no era normal, jamás lo había esperado, pues justamente pisaba un charco de un liquido rojo y viscoso, acompañado de aquel desagradable olor dulce a hierro, lo que corría entre sus zapatos no era nada mas ni nada menos que sangre, al levantar la mirada un poco observó una cabellera plateada manchada de sangre, unos ojos rojos carmín sin vida y un cuerpo mutilado sin piedad, sin señal de regeneración como era de esperarse del zorro de la codicia.

Orgullo - [Meliodas x Lectora] #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora