Jeon Jungkook, no creía volver a sentirse vivo después de lo que pasó hace varios años, pero eso cambia ante el regreso de aquel amor que no pudo ser, pero que solo tal vez podrá tener su inicio si decide hacerle frente a su más grande enemigo.
Ini...
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Sus labios hormiguean cuando se separan, la humedad que los rodeaba demostraba lo mucho que habían disfrutado el haberse besado.
Un poco más consiente por lo que había sucedido, es Taehyung quien se separa un tanto avergonzado ante su arrebato. Y es que por más que quiso detenerse, no pudo, porque una vez que probo los finos labios del menor sintió la necesidad de seguirlo haciendo, es por eso que no sabe cuánto tiempo estuvieron así.
─ Creo que...
─ No, por favor no te alejes. ─ murmura el menor sosteniendo entre sus dedos la camisa del azabache. ─ No otra vez, yo...yo no quiero que...
Un pequeño sollozo sale de los labios de Jungkook provocando preocupación en el mayor
─ Osito...no te alejes.
¿Osito?
¿Por qué se le hacía conocido ese apodo? ¿Por qué su corazón se aceleró cuando lo escuchó salir de esos bonitos labios? Taehyung estaba un poco confundido, no entendía la reacción de su cuerpo ante ese pequeño apodo.
─ Ggukie. ─ llama con dulzura al menor mientras con sus manos acaricia las sonrojadas mejillas. ─ No llores, no se quién es osito, pero...pero puedo llamarlo si quieres.
─ Tú...
─ ¿Yo? ¿Lo llamo?
─ Tú eres osito, pero...pero no lo recuerdas. No te acuerdas de mí. ─ al parecer el menor empezaba a delirar por culpa del alcohol o era que Taehyung no quería seguir escuchando los balbuceos del castañito es por eso...─ Recuérdame osito, por favor.
Lágrimas bañan las mejillas del menor demostrando lo dolido que esta, y el azabache no tiene idea de que hacer.
─ Súper estrella, está bien. Todo está bien. ─ susurra mientras lo abraza intentando calmarlo. ─ Es mejor que te lleve a casa.
─ No, no...se supone que dormiré en casa de Yoongi y...
─ De acuerdo, iremos a la mía. ─ murmura mientras guarda su teléfono al verificar que Jimin iría con Yoongi.
─ Pero Yoongi hyung...
─ Está con Jimin, no te preocupes. ─ sostiene la cintura del menor mientras lo ayuda a caminar hasta la salida del lugar. ─ ¿Tienes las llaves del auto de tu amigo?
─ ¿Eh? ─ se detiene abruptamente trayendo consigo al mayor. ─ ¿Llaves? Oh llaves, sí.
─ Bien, entrégamelas.
─ Yo ma-manejaré.
─ ¿Cuántos dedos tengo aquí? ─ le muestra su mano y el menor ríe.
─ ¿Tres? ─ duda entrecerrando los ojos. ─ No, no, tienes cinco.
─ Si claro, manejo yo.
El menor intenta refutar, pero sus palabras se cortan cuando siente al azabache buscar las llaves en sus bolsillos delanteros.
