Una nueva pesadilla comienza...

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Esta parte comienza algo explicita y subida de tono pero es muy romantica... espero les guste :3


New York 12: 02 am una hora antes, Mansión Redfield...

Una pareja estaba amándose de la manera más explícita y placentera que podía existir, Jill gemía levemente mientras sentía todas esas sensaciones que la lengua de Chris provocaba en ella, ella se retorcía entre las sabanas sintiendo que se correría si el continuaba introduciendo de esa manera su lengua y de la forma que jugaba con aquel botón rosa que tenia ante sus ojos y su boca.

El podía sentir esa humedad hirviente en el interior de su mujer, ese sabor a ella era lo más le gustaba además de su cuerpo, saborearla íntimamente, le era difícil controlar sus ganas por hacerla suya de una vez, de estar dentro de su cuerpo, de sentirse unido a ella, pero ahora quería el néctar de su interior, no pararía hasta obtenerlo.

-¡Oh...! Maldición Chris -gimió Jill al sentirlo recorrer sus pliegues, solo podía retorcerse de placer

El sonrió medio de lado, continuo una vez, ese botoncito era lo más sensible en ese momento para Jill, volvió a succionarlo de forma suave y luego de forma rápida, logrando que ella tuviera que sujetarse de las sabanas y gemir por cada roce que él le propiciaba con la boca.

-¡Ahhh! -grito ella arqueándose por no poder controlarse, esto favoreció a Redfield que introdujo mas su lengua a la cavidad de ella -¡Chris...! ¡Ahhh....! ¡Así!

Una, dos y tres veces seguidas de arremetidas con su lengua bastaron para que comenzara a escuchar los jadeos y sofocantes sonidos que soltaba Jill cada vez que profundizaba su exploración, no suficiente con sus actos, Chris dejo de lado su boca y la reemplazo por sus dedos que recorrieron cada pared de ella, con movimientos más veloces y placenteros.

-¡Oh dios! -gimió la rubia al sentirse invadida por sensaciones electrizantes y placenteras

Chris la miro gustoso podía ver las gotas de sudor en ella, dejándola más bella para él, arremetió una vez más con su lengua y finalmente pudo beber el néctar cálido que desprendió la rubia, ese era el sabor verdadero de Jill Valentine, el cual solo él podía obtener.

-Chris... te necesito dentro de mí -pidió ella sin cordura y con la respiración alterada, no tenía el control de sí misma, su cuerpo ardía de pasión, lujuria -No puedo más...

-También te necesito Jill -susurro él mientras fue subiendo desde vientre, abdomen, pechos, cuello, hasta besarle los labios de forma apasionada pero salvaje, podía sentir el calor de ella

-No me tortures mas... hazlo Chris -pedía ella presa del placer y deseo, podía sentir aquel miembro duro y palpitante cerca de su entrada -Necesito sentirte tan dentro...

-Me sentirás -susurro de nueva cuenta besándole uno de los pecho y mordiendo su pezón -Tan profundo... quiero saciarme de ti Jill, hacerte mía... solo mía

Chris la acerco más, le movió un poco la pierna y se introdujo en ella, Jill gimió al sentirlo entrar al mismo que lo abrazaba, podía sentirle abrirse paso en su interior el cual recibía ardiente su fusión con ella, Chris se considero en el cielo una vez más al sentirse tan dentro de ella.

Redfield comenzó a moverse embistiéndola con el vaivén ante tal movimiento, los pechos de la rubia se movían por las arremetidas que Chris le estaba dando, eso le hacía excitarse aun más al castaño, quien devoraba el pecho y cuello de la rubia a mordidas.

La fricción de los pezones de ella le demostraban que ella estaba igual de excitada, ante la unión de sus cuerpos, la rubia busco sus labios, besándose sin que el dejara sus movimientos eróticos en completa sincronía y armonía con los de ella en un compas de perfección, él la embistió con fuerza tomándola de la cintura y levantándola ligeramente para acceder más profundo.

Al final Donde viven las historias. Descúbrelo ahora