—¿Podrías dejar esa porquería y concentrarte?— explotó Seungmin luego de que Jisung volviera a dejarlo hablando solo durante la última media hora—. El examen de Estadística es mañana a primera hora y no hemos avanzado nada.
Una vez más, Jisung dejó de lado el pequeño aparato con el que había estado jugueteando, fijando sus redondos ojos en los de Seungmin. Este último fingió que el rojo de sus orejas eran causados por el enojo.
—No insultes a mi hijo, Seungminnie— replicó con aire distraído el mayor, hojeando aburrido las copias que el otro hizo para que ambos repasaran—. Además, no sé para qué te preocupas: es claro que ya estudiaste todo de antemano.
Como única respuesta, Seungmin suspiró. A veces le era difícil pensar en que ambos eran mejores amigos desde la primaria, dado lo diferentes que eran: Seungmin era el estudiante de honor, el jefe del grupo y contaba ya con recomendaciones de parte de sus profesores para ser admitido a varias universidades de prestigio en Seúl; Jisung, por otra parte, era el típico alumno que prefería garabatear quien sabe qué— letras de canciones, probablemente— en sus libretas en lugar de copiar los apuntes, mirar por la ventana durante las lecciones, y ni siquiera pensaba asistir a la universidad.
El cómo diablos Seungmin no lo había estrangulado ya de la frustración era un misterio.
(Bueno, en realidad no tanto, pero eso no era algo que fuera a aceptar en voz alta alguna vez.)
—Y está claro también que ni siquiera sabes que vimos durante el parcial.
—Eso no es cierto y ambos lo sabemos— replicó Jisung volviendo su atención nuevamente a lo que estúpidamente (en palabras de Seungmin) este denominaba "su hijo", su preciado tamagochi verde de cachorro.
Porque— y esto Seungmin jamás, jamás, se lo diría en la cara a Jisung— el más alto estaba sorprendido de lo inteligente que era el morocho, solo que de una forma totalmente diferente. Porque mientras él era una boleta impecable, Jisung era soluciones ingeniosas a los problemas, poesía, y canciones subidas en el anonimato de la red.
—Como sea— bufó y devolvió su concentración a los problemas de sus hojas, empezando a resolverlos.
En ese momento ambos estaban en su habitación, habiendo caminado juntos desde su escuela hasta el departamento en el que él y sus padres vivían, Jisung recostado en su alfombra hecho como ovillo, y él a su lado sentado en una postura recta, apuntes y útiles colocados sobre su mesita de estudio que estaba a nivel de piso.
Un rugido proveniente del estómago del mayor, cerca de tres horas después, finalmente los hizo estirarse y bostezar antes de caminar a la cocina y preparar ramen instantáneo.
Y Seungmin agradeció que la comida estuviera caliente y picante, porque así podía tratar justificar que sus mejillas estuvieran rojas, en lugar de culpar a cierto chico que comía como ardilla y hacía pequeños bailes de emoción por el sabor.
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tamagochi 「seungsung」 ✓
Fanfiction| seungmin no entiende por qué jisung está obsesionado con su tamagochi.