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Una nota cayó de su casillero apenas lo abrió.

Seungmin bufó. Debió suponerlo, Jisung nunca se acercaría directamente a hablar del problema que, como una nube gris, se cernía sobre ambos desde hace dos semanas. Dos semanas en las que ninguno cruzó palabras, hicieron tarea juntos o se quejaban de la comida de la cafetería.

Dos semanas desde aquella confesión nocturna a través de una llamada.

Contrario a su apariencia tranquila, el interior de Seungmin estaba hecho un caos, su cerebro repitiendo una y otra vez aquella frase, esa que aceleraba su corazón y causaba una estampida en su estómago. Esa que lo mantenía despierto por horas antes de conciliar el sueño. Esa que, estúpidamente, le estaba dando esperanza a algo que nunca debió haber deseado.

Sus dedos se movieron antes que su cerebro, tomando el trozo de papel del suelo y leyéndolo en contra de su voluntad.

Detrás de las canchas al terminar las clases, necesitamos hablar.

—J.


Una parte suya, la que era regida por el miedo, quería romper la nota en pedazos, maldecir sus sentimientos y simplemente fingir que nada pasaba. La otra, mucho más valiente, estaba dispuesto a escuchar lo que fuera que Jisung quisiera decir. Sabía que enfrentarse a su mejor amigo cambiaría completamente el foco de su relación, y jamás serían los mismos que antes, sin importar si todo resultaba bien o mal. No le costó mucho decidir que hacer.


—Viniste.

Dijo Jisung a modo de saludo en cuanto entró a su campo de visión. El cálido clima de las tres de la tarde anunciaba el pronto inicio del verano, trayendo consigo las lluvias de Julio y el sol abrasador. El silencio pesaba sobre sus hombros, las lejanas pláticas del resto de alumnos que salían del plantel o se dirigían a sus clubes no hacían mucho por alivianar la atmósfera entre los dos. Jisung parecía a punto de salir huyendo. Seungmin no creía verse mucho mejor.

—¿Por qué?— fue lo que formuló su boca, pero el mensaje bajo aquellas dos simples palabras no pasó desapercibido para el contrario.

¿Por qué quisiste besarme? ¿Por qué hay esta tensión entre nosotros? ¿Por qué le das esperanzas a mi corazón?

Por qué. Por qué. Por qué.

¿Recuerdas ese proyecto en el que Chan hyung iba a ayudarme? ¿O la vez en que salí con Minho hyung?— dijo abruptamente el mayor, su tono de voz firme pero nervioso. Ante el asentimiento de Seungmin, siguió hablando—. Era una canción que llevaba escribiendo desde hace meses y quería sorprenderte con ella para tu cumpleaños. Y esa cita con Minho nunca pasó, solo lo dije porque quería saber si es que quizás sentías hacia mí lo que yo siento por ti.

Oh.

Oh.

—Jisung...

—Sé que puedo ser un desastre a veces, y que te saco de quicio cuando no estudio contigo, y que parece que le presto más atención a mi tamagochi que a ti, Seungmin. Pero es mentira...— las palabras se desbordaban como agua en los labios de Jisung, la rapidez con la que hablaba empatando con los desenfrenados latidos de Seungmin.

—Todas esas veces que me pierdo en mis pensamientos durante las clases, es porque pienso en ti. En ti y en tus ojos que siempre me miran exasperados pero pacientes, y en como tu sonrisa es la más linda que he visto en mi vida a pesar de que digas lo contrario, en como cuando hablo sin parar de algún tema que me interesa tú siempre me escuchas incluso cuando dices que no. Y... Y yo-

Lo que fuera a decir Jisung después se perdió entre ambos cuando, sin planearlo, sin pensarlo dos veces, Seungmin acortó la distancia que los separaba y cubrió la boca del más bajo con la suya. Una corriente de electricidad viajó por su columna, su rostro ardiendo y respirando entrecortadamente cuando luego de unos segundos se separaron.

Ambos eran un desastre. Rojos, con los ojos abiertos totalmente y los nervios a flor de piel. Seungmin se sentía liviano, un calorcito agradable en su pecho que terminó saliendo en forma de risillas que solo desconcertaron al mayor.

—Seungmin, ¿por qué-

—Tú también me gustas mucho— murmuró juntando su frente con la de Jisung, cerrando los ojos y aspirando su aroma—. Me has gustado desde hace tanto, pero nunca me permití decírtelo. Nunca me permití tener esperanzas.

—... ¿Por qué?

—Porque sabía que si no me correspondías, nuestra amistad dejaría de ser lo mismo— dijo abriendo los ojos, conectando miradas con el castaño—. Prefería conformarme con tu amistad a perderte por completo.

—Eres un tonto— bufó Jisung esbozando una sonrisa, tan enorme y brillante que Seungmin lo quiso besar hasta dejarlo sin aliento, hasta poder grabarla a fuego en su mente.

—Lo sé.

Y lo hizo.

tamagochi 「seungsung」 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora