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—Seungmin, ¿alguna vez haz besado a alguien?— fue lo primero que Jisung dijo apenas descolgó la llamada. El reloj de mesa de Seungmin marcaba las cuatro y cuarto de la madrugada, y si cinco segundos antes estaba más dormido que despierto, ahora se encontraba tan despabilado como podría estarlo.

Vale, Jisung podía ser excéntrico a su manera, siempre logrando que conversaciones mundanas tales como decidir que película ver en el cine terminaran lléndose por las ramas hasta acabar en reptiles, la época victoriana o cómo el capitalismo impactaba negativamente en los ecosistemas. Ciertamente, no era extraño para Seungmin a esas alturas recibir una llamada del mayor a tales horas, pero nunca, en todo el tiempo que llevaba conociendo al otro, este osaba llamarlo en plena madrugada por algo tan simple como eso.

—¿Qué? Han... — suspiró, llevándose la mano al rostro y tallándolo con fuerza, quizás esperando que aquella llamada no fuera más que un absurdo sueño, quejándose internamente cuando comprobó que no era así. Debió haberse mantenido en silencio demasiado tiempo, porque la voz de Jisung volvió a hablar antes de que pudiera formular una respuesta.

—¿Lo haz hecho o no?— la insistencia de Jisung para que respondiera sus preguntas más absurdas no solía molestarlo en demasía (a pesar de parecer lo contrario) pero había algo más en su tono de voz en esos momentos, un tinte casi nervioso y secretivo que Seungmin conocía, pero que jamás había sido dirigido a su persona. Tal vez fuera eso, o la hora, o el cansancio de saberse despertado por semejante estupidez, lo que le hizo perder los estribos abruptamente.

—¿Por qué demonios te importa si he besado a alguien o no, Jisung?— respondió alzando la voz ligeramente para no despertar a sus padres, pero sí lo suficiente para hacer notar su molestia.

El silencio que presidió del otro lado de la línea no hizo nada para aplacar su estado. Seungmin no era tonto, podía escuchar la respiración del contrario, así que la llamada no se había cortado, aunque la inusual falta de palabras en el morocho lo estaba poniendo rápidamente nervioso.

—¿Han?

—Lo siento, solo... —las siguientes palabras de Jisung fueron un suspiro, tan bajas y débiles que Seungmin estuvo casi seguro de habérselas imaginando, de no ser porque el silencio de la noche le permitió procesarlas, paralizándolo. Como un disco rayado, haciendo eco en su cabeza y un desastre su corazón.

—Jisung, ¿qué-

—Buenas noches, Seungmin— y con eso la llamada terminó tan rápida y fugazmente como inició, Seungmin apenas siendo capaz de procesar lo que su mejor amigo le había dicho antes de cortar, casi como un secreto que no estaba hecho para salir nunca a la luz.

No pude evitar pensar en cómo se sentiría besarte en estos momentos.

tamagochi 「seungsung」 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora