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Nueve meses después

—¿Alguna vez te conté por qué le puse Minnie a mi tamagochi?— preguntó el ahora rubio desde su posición, su cabeza en el regazo de Seungmin mientras este leía un libro, sentado en la cama del mayor.

Las vacaciones de primavera habían dado inicio el día anterior, y Jisung había aprovechado que su hermano estaba de viaje con unos amigos y sus padres en el trabajo para invitar a su novio a su casa. Entre risas, pláticas y besos— que terminaron con las prendas de ambos en el piso, pero esa era otra historia— habían pasado gran parte de la mañana, actualmente esperando a que el repartidor llegara con el almuerzo, con Ponyo reproduciéndose en la televisión de la recámara del menor de los Han.

Cerrando el libro, Seungmin llevó su atención a su pareja, frunciendo el ceño levemente ante la pregunta.

—Estoy casi seguro que no— sus ojos escanearon la figura de Jisung, vestido únicamente con una camiseta (su camiseta) y mirándole con la misma mezcla de curiosidad e interés de siempre—. Lo que es raro, porque nunca te callabas con respecto a esa cosa.

—¡Oye, más respeto a mi hijo!— exclamó Jisung levantándose y girando su cuerpo para quedar frente a frente con él, una mueca de ligera irritación en su rostro que sólo le provocó ternura, haciéndolo reír—. ¡Yah! ¡Seungmin-ah!

—Lo siento, lo siento— se disculpó dejando el libro en la mesita de noche para poder rodear con sus brazos la cintura ajena, acomodando a su novio sobre su regazo de modo que quedaban frente a frente—. Pero ya, en serio, nunca me dijiste la razón.

En lugar de responder inmediatamente, ambos se sumieron en un silencio pacífico, las manos de Jisung trazando figuras de manera distraída sobre los hombros desnudos del menor, y este a su vez haciendo lo mismo en sus caderas.

—Fue por ti— dijo Jisung luego de un rato, su tono de voz tranquilo y sin romper contacto visual con su novio—. Cuando vi que era un cachorro tú fuiste quien primero que se me vino a la mente, y por eso lo nombré así.

Algo revoloteó en el pecho de Seungmin, algo juguetón y ligeramente arrogante que le hizo sacar su lado coqueto en esos momentos, una media sonrisa pintada en sus labios.

—Hm, ¿así que piensas que soy un perro?— contestó llevando su rostro al cuello contrario y comenzando a depositar besos en este, causando que el chico entre sus brazos se retorciera y chillara ante las cosquillas.

Ante el repentino movimiento Jisung se fue de espaldas, llevándose a Seungmin consigo, quedando aprisionado bajo su cuerpo.

—¡Seung-ah! ¡Seungmin, déjame! ¡Ya!— reía desesperado el rubio ante el ataque en su cuello y torso, las manos del menor moviéndose con maestría entre sus costillas—. ¡No dije... Yo no dije eso!

—Eso espero— el repentino cambio de tono en la voz de Seungmin, más rasposo y posesivo de lo que era apenas unos segundos antes, le causó un diferente tipo de escalofrío, pero no por eso se sintió menos placentero—. Porque eso no era lo que decías hace rato.

—Yo...

El sonido del timbre siendo tocado rompió la burbuja en la que se encontraban, haciendo que Seungmin se levantara de la cama para colocarse sus shorts que yacían en el piso, no sin antes besarlo y susurrar de nuevo en su oído.

—Iré yo, pero no creas que hemos terminado acá— y con eso salió de la habitación, dejando a un increíblemente rojo y nervioso Jisung tendido en el colchón.

Cubriéndose el rostro, Jisung rió. Sí, le tomaría un tiempo acostumbrarse a esto.

tamagochi 「seungsung」 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora