II. El comienzo!

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Es mi primer día, no quiero llegar tarde, he calculado el tiempo que me lleva arreglarme y me he levantado más temprano de lo que pensaba.

Quedan 15 minutos para llegar a la Facultad de Psicología, parece que no he analizado bien el tiempo. Voy terminado de acomodar mi cabello, tengo una cola alta con una cinta naranja atada a la misma, queda a juego con la blusa que llevo puesta, siendo esta un poco más clara; la he combinado con una falda negra ajustada, unas botas carmelita fuerte y una pequeña mochila del mismo color. Me hice un maquillaje simple, nada llamativo, pero a la vez hace que mi rostro se vea iluminado. Debo decir que me siento linda.

Llego a mi destino; la entrada tiene unas largas escaleras de piedra. Termino de subirlas y veo dos grandes puertas de cristal muy llamativas, las abro y lo primero que hay es un enorme cartel que dice: Welcome!

Reviso mi celular para ver el cronograma que me enviaron hace unas semanas a mi correo electrónico, ahí dice cómo y dónde será todo. 3B.

Subo el tercer piso, puerta B, ese es mi salón. Hay personas fuera, todos visten bien pero a la vez muy sencillos, paso la puerta y noto que dentro también hay personas, lucen parecidas a los primeros que ví: jeans, faldas, short, blusas simples, camisas... en fin, parecen personas modestas diría yo.

Todos voltean a verme, also mi mano para decir Hola pero sus rostros se tornan raros, me ven de arriba abajo. Tomo asiento en uno de los escritorios al frente.
— ¿qué fué eso? — Supongo que como se ven no tiene nada relacionado en como son realmente.

Al llegar las 8:00 am en punto todos toman sus lugares, no se siente un solo ruido. Entra por la gran puerta del salón una mujer, se ve mayor, aún así su apariencia cautiva mi atención. Tiene un corte de cabello por encima de los hombros, perfectamente peinado, unas finas cuerdas plateadas son notables en él. Lleva puesta una blusa blanca con un extraño modelo que cubre su pecho, un pañuelo adorna su cuello, una falda larga un poco después de sus rodillas color azul turquesa, sus zapatos son beich y tienen un pequeño tacón. En su mano derecha lleva un portafolios negro.

Pasa justo a un lado de mí, sentí su perfume invadiendo mi naríz, tiene una fragancia delicada a rosas, como la que suele usar mi madre. Pude ver su tarjeta de identificación, es la Licenciada Gloria Roche.

Deja el portafolios en el escritorio principal. Nos da los buenos días acompañado de una gran sonrisa, que a su vez deja ver unas pequeñas arrugas formándose al lado de sus ojos y labios. Sus ojos son claros, no puedo distinguir bien si son grises o azules; ya veo porque le queda tan bien el conjunto que lleva puesto, combina con sus hermosos ojos.

Pasadas 4 horas salgo de la facultad. Me dirijo a la cafetería, esta es muy grande, tiene dos pisos, las ventanas son de cristal y llenan todo el sitio de luz, están abiertas dejando entrar la dulce brisa natural. Me quedo en el piso de abajo, subir escaleras me da mareos.

Me siento en una de las mesas cerca de la ventana, son redondas, plateadas, en el centro hay servilletas y unos pequeños adornos con formas de mariposas, mariquitas, flores y libros.

Se me antoja un helado, así que ese será mi pedido.

Estoy viendo por la ventana, las personas pasan, se saludan; sobretodo no puedo dejar de ver sus rostros, sus expresiones. Necesito entender más con sólo observar, a veces no lo notamos pero la clave está en las expresiones, moviemientos de los ojos y las cejas, los labios, las manos, incluso los pies.

Un muchacho jóven, cabello castaño claro, ojos azules, labios carnosos — wao realmente tiene unos ojos y labios hermosos y deliciosos — lo pienso pero no lo digo. Trae mi helado, lo coloca frente a mi y le doy las gracias.

He pedido una copa extra grande de chocolate, encima de las bolas de helado está adornada con crema, chispas de chocolate de colores y almendras. Se ve delicioso. Para mayor confirmación tomo una cucharada y sí, es una delicia. Se siente cremoso, dulce, suave. Realmente muy deseable.

Estoy tomando mi helado, cuando por un momento noto entrar una chica cabellos de fuego, trae puesto unos jeans altos, rotos de color aguas clara, un top negro a juego con unas botas de piel del mismo color, una cadena de plata muy delicada en su cuello pecoso. Su piel es visiblemente muy blanca. Comienza acercarse a mi lugar, y de repente toma asiento frente a mí, sus ojos son verdes, tiene largas pestañas, no está maquillada sólo tiene un brillo labial que hace ver sus labios color rosa muy bonitos.

Hola! Soy Sophya, tú debes ser Patricia. — Formula en sus labios.

Le respondo el saludo — Hola, mucho gusto!
— Me pregunto cómo habrá sabido identificarme — Pienso para mí. — ah claro, que tonta, debió haber visto las fotografía que coloqué junto a mi cama.

Estuvimos hablando por un largo rato. Reímos mucho, Sophya es una persona muy alegre y en cierto punto divertida.

Me contó que desde niña quería ser Psicóloga, y que había entrado a esta universidad porque su novio estudia aquí. No la pude conocer antes porque estaba de viaje con su familia, por ello tampoco se había presentado al primer día de clases.

Caminamos a nuestra habitación y le voy contando que en la tarde de ayer vi un chico que me pareció muy guapo, aunque no lo pude ver de cerca. Ella solo sonríe — ¿que pasará, lo conocerá, será...? — Mi cabeza se vuelve loca en segundos. Ya no quiero pensar, bastaaaaa — Ordeno a mi cerebro que se detenga.

La chica con cabellos de fuego a mi lado, comenta — tal vez era mi hermano — fruño el seño en duda.

Pues sí, tengo un hermano mayor, es de cabello negro y sus ojos son verdes como los míos. Él es la copia exacta de mi padre, es quien tenemos en común. — Me dice.

Pero..., y porque no me dijisteeee — Le reclamo — Se siente rara mi expresión, pero desde su primera palabra conmigo pude sentir un sentimiendo de confianza, puro y transparente.

Sophya se ríe a carcajadas mientras me pellisca los cachetes y me dice tonta.
Te lo iba a presentar luego Pat — Comenta riendo.

Estamos recostadas sobre el mueble de la habitación. Aún me es imposible creer la sensación tan libre y fresca que experimenta mi persona con alguien que a penas acabo de conocer. O buenooo, después de tanto tiempo, así fue con Kate y Rose, mis mejores amigas.

Ya son las 11 de la noche y estoy cansada. Sí lo sé, a mis 21 años de edad es un tanto temprano para ir a la cama, pero que puedo hacer: Estoy cansada.

Sophya está acompañada, su novio Rafael vino a verla y creo que se quedará.

Rafael es alto, muy atrayente, su cuerpo está muy perfecto — jajaja mirar no mata a nadie — Aún así no es mi tipo, ya que él es moreno. Tiene una personalidad muy agradable y es una persona muy dulce. Claro que trae a Sopya loca.

Pongo la alarma para las 9:00 am, no tengo clases en la mañana y puedo dormir un poco más. Ya no aguanto más, mis parpados se van cerrando solos, hasta que me duermo completamente.

AtréveteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora