La niebla purpúrea se había dispersado, dejando ver en el suelo nada mas que un pequeño punto de color negro, totalmente inmóvil.
-¿Fra-Francoeur?- Preguntó Lucille al darse cuenta de que aquel punto era una pulga.
-Ya no hay marcha atrás... -Respondió el profesor.
Auclair comenzó a llorar desconsoladamente sobre el hombro de Raoul, mientras él solo lloraba en silencio.
El rostro de Émile comenzó a empaparse de lagrimas silenciosas, aún compartiendo la culpa por lo sucedido con su amigo.
-No es justo... el no tenía que irse así. -Dijo rompiendo en llanto y tapando su rostro con ambas manos.
El profesor se veía petrificado, su rostro no mostraba emoción alguna, ni siquiera aquella seriedad que tanto lo caracterizaba. Como si su mente se quedara en blanco.
De pronto alguien se asomó a sus espaldas subiendo por las escaleras metálicas mientras todos estaban llorando al joven Disjardins.
Maynott había sobrevivido a la caída, logrando aferrarse con su mano sana a una de las bigas de uno de los pisos de la torre. Aún con su brazo herido por la bala, el otro estaba completamente funcional y listo para seguir hastiando la vida ajena con su porfía.
-¡Las manos en alto señor comisionado! ¡Queda bajo arresto!
Todos voltearon sorprendidos por aquella voz, puesto a que no esperaban a ninguna de las personas que rompieron el glacial ambiente de duelo que se había formado.
No solo el perturbado comisionado había sobrevivido, Páte también logró sobrevivir gracias a los primeros auxilios de Maud y los enfurecidos, pero bondadosos parisinos a los pies de la torre.
Maynott de haber caído pudo fácilmente haber muerto por el impacto, sin embargo, aunque la altura con la que cayó el ex inspector de policía era basta, no era tanta como la del anterior sujeto, y era la suficiente como para sobrevivir en el agua, con un rescate a tiempo y por supuesto, una gran cantidad de suerte.
El gran hombre armado alzó las manos con una sonrisa burlesca:
-Vaya desgraciado con suerte que eres Páte - Rió confianzudo mientras se daba la vuelta- Tal vez la próxima ves debería dispararte en la...-
Se detuvo en seco al verse rodeado. Su rostro se volvió pálido.
No solo había subido Páte quien lo apuntaba con un arma con una mano y con un cabestrillo improvisado en la otra, toda la ciudadanía enardecida, la policía y las damas que antes los acompañaban; Maud y Madame Carlotta, también lo acompañaban.
-Veo que la justicia divina realmente existe señor, ojo por ojo, brazo por brazo- Respondió el ex inspector con una sonrisa al ver el brazo lastimado de Victor.
-Tu no puedes arrestarme, yo te despedí.
-¡Oh si claro! casi lo olvidaba, jefe de policía Moreau ¿le gustaría decirle cuales son los cargos?
-Victor Maynott, queda arrestado bajo los cargos de: Homicidio premeditado, intento de asesinato, soborno y fraude- Dijo el jefe de policía mientras lo esposaba.
-Y digamos que el ministro del interior no esta muy contento con su expediente - Añadió Páte.
-¡¿Que?! ¡No pueden arrestarme! ¡Queridos ciudadanos! ¡ayúdenme frente a esta injusticia! ¡Los salvé de ese monstruo!- Dijo el acusado a los parisinos molestos.
-¡Ya no creemos en ti Maynott! ¡Ni en ti ni en nadie mas!- Dijo la mujer que había chocado con Francoeur en el mercado.
-¡Así es! ¡Madame Carlotta ya nos explicó! La pulga pudo haber sido un fenómeno ¡Pero era como cualquiera de nosotros, mentecato!- Añadió el pescadero.
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A monster in Paris: Una historia alternativa
أدب الهواةFrancoeur es un tímido prodigio musical, hijo de un importante cientifico que desprecia su talento, y que está enamorado de la gran estrella creciente, Lucille Auclair. Más, por azares del destino y la torpeza de su amigo Raoul, se convertirá en e...