N.E.M.C. 2° Temporada

Capitulo 34: Al fin

Capitulo 34: Al fin

Cada vez imágenes mucho más claras y largas se hacían presentes en mi cabeza. Momentos que al parecer viví... como TN_________.
Tomé bien la hoja fotocopiada de aquel diario. Leí el titulo una vez más.
'Explota barco del asesino y terrorista Jordan Pitt. No se encontraron sobrevivientes. En el barco estaba la hija de uno de los agentes de la CIA, TN_________ Hudgens.'
Luego de salir de la casa de Zayn me dirigí a una biblioteca... pedí todos los diarios de hace casi 11 años... Y esto fue todo lo que encontré.
Pero ¿Por qué? ¿Por qué si soy ella estoy en la vida de otra persona? ¿Por qué me mintieron? ¿Por qué se me hace tan difícil recordarlo todo de una vez?
Podría decir que casi corrí hacia la puerta de mi departamento, cuando las puertas del ascensor se abrieron y me dieron el paso.
Ellos tenían que darme muchas explicaciones. Mis manos temblaban mientras intentaba sacar las llaves de mi bolso. Estaba por abrir, pero la puerta se abrió y me encontré de frente con mi madre.
-Aimée, hija... ¿Dónde estabas? -me preguntó.
Sin decirle nada entré y cerré la puerta con sumo cuidado.
-¿Quién está en casa? -inquirí. Me miró extrañada.
-Tu padre y yo. Chris salió con Miranda a tomar un helado -me dijo -Pero ¿Qué sucede? ¿Por qué estás tan pálida?
-Llama a papá -le dije.
Ella asintió y desapareció rápidamente por el pasillo. Aproveché aquello para ir hasta mi habitación y buscar entre mis cosas la pequeña llave que siempre me ha hecho 'daño'.
Cerré los ojos y respiré profundamente. Me puse de pie y salí de allí. Mis pasos se dirigieron de nuevo hacia la sala. Ellos estaban sentados uno al lado del otro. Me acerqué y me senté en frente.
-Aimée, me estás preocupando -dijo ella -¿Qué sucede?
-Yo no soy Aimée ¿cierto? -dije con suma calma.
Ambos palidecieron. Mi madre abrió bien la boca pero no dijo ni una sola palabra. Y el corazón se me aceleró. Si, me mintieron.
-¡Claro que eres Aimée! -exclamó él nervioso.
Negué levemente con la cabeza mientras mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
-No me mientan, por favor -dije en un susurro -Yo no soy Aimée...
-Mi cielo -ella se soltó de mi padre y se arrodilló frente a mí -Todo tiene una explicación.
Y entonces el mundo cayó sobre mí. Con eso acababa de confirmar que no soy Aimée Nodier.
-Te escucho -dije tratando de no perder la calma.
-Jamás pensé que este día llegaría -dijo mientras soltaba lágrimas -Los médicos dijeron que era casi imposible que recuperaras la memoria.
-¿Quién soy? -murmuré.
-Eres TN_________... TN_________ Hudgens.
Solté un sollozo y me llevé una de las manos a la boca. No, eso no podía ser cierto. Yo no puedo ser ella... ¡No puedo!
-Perdón, perdón -lloró ella y acarició mi rostro.
Yo solo podía llorar, y me limité a hacerlo.
-Me mintieron -dije ahogadamente -¡Todos estos años me mintieron! ¡Me robaron la vida!
-Te juro, hija mía, que nada fue hecho con maldad -dijo él.
Miré fijo al hombre al que había llamado padre durante todo este tiempo.
-No soy tu hija -dije sin poder evitarlo. Vi el dolor en su mirada.
-Fue tan terrible para mí -ella seguía arrodillada frente a mí, derramando y derramando lágrimas. Sentí odio... mucho odio -Ella era mi princesa, mi todo. Y la perdí... así como si nada la perdí.
-Aimée era una niña llena de vida y alegría. Era especial -siguió hablando él -Y la amábamos más que a nuestra vida. Pero como a toda persona, no podíamos mantenerla en un castillo de cristal... Ella se enamoró, se enamoró perdidamente del infeliz de William Moseley -pude ver el odio en su rostro -Y todo comenzó a cambiar y a ser un desastre tras otro.
-Mi hija ya no era la misma niña buena y dulce -dijo ella. Observé su mirada fija en la nada, como recordando aquello -Se metió en cosas raras. Salía todas las noches. Ya no era la misma.
-Comenzó a drogarse -agregó él -Intentamos detenerla. La encerrábamos, le prohibíamos salir, nos odiaba... dijo que nos odiaba. Ya no estaba al alcance de nuestras manos.
-Un día nos llamaron para decirnos que William había muerto en un accidente automovilístico, por manejar ebrio... -soltó un sollozo desgarrador -Aimée no lo soportó, perdió el juicio. Y esa noche se suicidó en el baño de su habitación... Tenía tan solo 17 años, dios mío.
No podía creer lo que estaba escuchando. Mis ojos soltaron más lágrimas.
-¿Y Pablo? ¿Él también me mintió? -pregunté.
-No -murmuró él -Pablo no sabe nada... jamás le dijimos nada.
-¿Qué? -dije sin poder creerlo.
-Pablo estaba aquí, en Nueva York. No podíamos llamarlo y decirle que su adorada hermana estaba muerta -dijo ella -Así que decidimos viajar para decírselo cara a cara.
-Pero no tomamos un vuelo. Decidimos venir en barco. Queríamos retrasar lo más posible ese dolor de ver el sufrimiento de Pablo.
-Fueron días y días en el mar... llorando por la partida de mi pequeña princesita. Y entonces aquel día en el que íbamos a llegar, justo una hora antes de tocar tierra... te encontramos a ti.
-¿Me encontraron? -dije confundida.
-El capitán del barco nos avisó que había una persona flotando sobre un pedazo de madera. Te levantaron del agua. Y cuando nosotros te vimos... fue como volver a vivir. Estabas viva, pero inconsciente. Sabíamos que no eras nuestra Aimée, ya que nosotros mismo la enterramos. Pero nos diste tanta felicidad -me dijo él -Decidimos volver a Francia... no le dijimos nada a Pablo. Tú no despertabas, no despertabas. Cuando llegamos fuimos corriendo hacia un hospital. Te atendieron enseguida y dos días después de estar internada allí, despertaste.
-Yo estaba allí cuando lo hiciste -ella acarició mi mano y me miró fijo a los ojos. Quise alejarme de su agarre, pero no pude -Cuando me miraste y me dijiste: ¿Quién soy? -más lágrimas salieron de sus ojos -Toda esta mentira comenzó dentro de mi cabeza.
-Y yo estuve de acuerdo -la siguió él.
-Cuando nos dijeron que lo más probable era que no recuperaras la memoria. Todo fue mejor. Era perfecto. Ibas a ser nuestra hija.
-Unos años después decidimos averiguar quien eras. Ya era tarde para decir la verdad.
-Perdón, hija... perdón.
Me quedé callada. Asimilando toda la información que ellos acababan de darme.
Yo soy TN_________ Hudgens. Soy la hija de un agente de la CIA. Desaparecí hace casi 11 años... Tengo un hijo. Un hijo que tiene una madre que no es su madre. Y su padre...
Mi corazón se congeló. Su padre... su padre es él. Es Zayn.
Y cada vez todo encajaba mejor en mi cabeza. Aquella sensación horrible de vacío, durante todo este tiempo, era la falta de él. La falta de mi misma.
Aquellos sueños de la playa. Aquella hermosa sensación que experimentaba cada vez que mi hijo sonreía. Eran porque él estaba escondido en mi memoria. Queriendo luchar por salir, por volver.
Abrí la mano y miré fijo la pequeña llave. Y entonces mi cabeza vio una pequeña luz y todo se hizo más claro. Recuerdos y más recuerdos.
Nombres, caras, sensaciones, lugares, besos, llantos, momentos. Y muchas cosas más llenaron cada rincón de mi mente.
Me sentí ahogada, abrumada. Me sentí bien y me sentí confundida. Y algunas cosas estaban más claras. Otras todavía no llegaban.
'Al fin. Al fin saliste, TN_________'
-¿Por qué? -les pregunté entre lágrimas -¿Por qué me hicieron esto?
-Eres nuestra salvación, hija. Eso eres -dijo él mientras lloraba.
-¡No les importó si yo tenía gente buscándome! -grité -¡No les importó si alguien sufría por mí, si yo tenía alguien a quien amar!
-Lo único que podemos pedirte es que no nos odies... por favor -suplicó ella.
-¿Cómo puedes pedirme eso? -le pregunté -Me robaste la identidad. ¡Yo tenía derecho a seguir con mi vida!
-¡Lo sé, lo sé! Pero no puedes culpar a una madre... no puedes. Tú misma sabes lo que un hijo significa. Y sé, que morirías del dolor, no soportarías si algo le pasara a tu hijo. Algún día.
-Eso no les da derecho de robar vidas.
Me puse de pie y tomé mi bolso. Tenía que salir de allí y encontrarme conmigo misma de una buena vez. Y sé perfectamente a qué lugar debo ir.