ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 5

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Razor y Kazuha se encontraban nerviosos y los otros dos o no lo estaban o lo sabían ocultar muy bien.

No paso mucho rato para que la señorita Amber junto con cuatro criadas más entrarán por las puertas del harén.

Inmediatamente ambos se pararon y cada una de las criadas se acercaron a ellos y comenzaron a tomarles medidas.

— Les harán ropa, en especial el traje que usarán mañana para la fiesta.

No tomo mucho tiempo para tomarles las medidas y que las criadas desaparecieran.

— Excelente! síganme ya es la hora de la cena y no querrán hacer esperar a su majestad.

— Nadie querría eso— Comento el pelirrojo.

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— Majestad la cena ya está lista— Anuncio Collei.

— Iré de inmediato— Respondió la rubia mientras guardaba unos documentos.

La joven ordenó un poco su escritorio antes de salir.

Su hermano se unió a ella en el camino, y platicaron sobre su día antes de llegar.

Los concubinos llegaron primero, Amber les indico que debían esperar a que la emperatriz apareciera, incluso les aconsejo ciertas cosas.

- Atención, su majestad imperial la emperatriz de la luz y la luna Lumine Viatrix y su alteza real el príncipe del cielo y el sol Aether Viator están aquí.

La gran puerta se abrió dejando ver a la hermosa rubia de ojos dorados y tras ella a su hermano de similar apariencia.

Los cuatro inmediatamente hicieron su reverencia.

— Se que la señorita Amber y el Principe Aether ya les dieron la bienvenida, me alegra conocerlos finalmente, sentemonos y disfrutemos de la deliciosa cena que ha cocinado nuestra chef Xiangling— Hablo Lumine mientras ella junto a su hermano se adelantaban y se sentaban en la mesa, ocupando ella la cabeza y su hermano sentandose a su lado derecho.

Los jóvenes se inclinaron antes de imitar la acción de los gemelos.

No pudieron evitar ver disimuladamente el rostro de la emperatriz Lumine.

Lo que veían era una mujer, pero no cualquier mujer si uno una muy bella y que denotaba la autoridad que ejercía incluso sin tener la intención de hacerlo.

Razor fue capaz de ver más allá, noto como detrás de la mirada segura de la emperatriz había una profunda tristeza que se ocultaba en esas orbes doradas.

Se preguntaba internamente que había causado que una hermosa mujer como ella, tuviera una gran tristeza .

No hablaron mucho pero los concubinos pudieron presentarse con la emperatriz, ella los escucho mientras sonreía de vez en cuando.

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— ¡No lo haré!— Declaro la rubia mientras miraba hacia otro lado.

— ¡Oh! claro que lo hará su majestad— Dijo Fischl.

—No puedo hacerlo... no aguantaré toda la fiesta.

— Tendrá que hacerlo majestad.

— Fischl tiene razón no nos puede dejar así de nuevo— Comento Noelle dandole la razón a su compañera.

— Claro que puedo yo soy la emperatriz.

— Eso no impedirá que use este vestido, le recuerdo que en su coronación usted nos prometió que usaría el vestido en algún evento importante y ese momento ha llegado.

No muy conforme acepto usar el vestido, internamente se arrepentía de haber prometido aquello.

La parte que Lumine más odiaba era usar el corsé, es por eso que siempre usaba sus pantalones altos y su saco blanco, pero no tenía más remedio una promesa era una promesa y ella siempre las cumplía.

El vestido era de un precioso color azul como la noche y detalles plateados, dejaba los hombros al descubierto, resaltaba la cintura y terminaba en una falda con caída de cascada.

— Majestad, sin duda el azul es su color se ve hermosa— Elogio Noelle.

— Sus ojos resaltan, y eso que aún no la hemos maquillado.

Las criadas peinaron su cabello y le hicieron un maquillaje muy natural, y luego llegaba otro momento que Lumine odiaba, los zapatos, era en esos momentos dónde la rubia sabía cuan preciadas eran las botas que siempre usaba.

Al final Fischl decidió que le irían mejor las zapatillas plateadas.

Y por último pero no menos importante un hermoso tocado de zafiros y perlas.

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Al mismo tiempo los caballeros se preparaban de igual manera.

El príncipe usaría un traje de la parte de arriba blanco y la parte de abajo azul similar al vestido de su gemela y una capa de color rojo que hacía alarde de su estatus como párate de la familia real.

Los concubino llevaban todos camisas bancas, y pantalones azules, junto con una capa de color azul.

Todos estaban listos para la gran fiesta.

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Amber como encargada del harén llevo a los concubinos a la mesa que les correspondía.

No tardaron en ver al príncipe que recibía a todos los invitados.

Pudieron ver cómo los nobles llegaban, muchos de ellos llegaban con sus hijos obviamente con la intención de que fueran parte del harén de la emperatriz.

En cuanto llegó la general Kokomi y la capitana Keqing, Aether dejo de prestar atención a los invitados pues creía que ya nadie más llegaría.

Gran error por parte del principe pues se había colado entre los invitados uno el cual su presencia era indeseable.

La crema y nata estaba reunida y hablaba sobre cosas de política, ¿No era eso algo de lo que debería hablar la emperatriz? Se cuestionaba Kazuha en su cabeza.

— ¡Atención! Su majestad imperial la emperatriz de la Luz y la Luna Lumine Viatrix está aquí— Anuncio uno de los caballeros.

Lumine hizo acto de presencia, su mirada llena de seguridad, su hermosa figura y sobre todo su aura de autoridad y poder fueron abrumadores.

Aether la veía orgulloso y los concubinos con una sonrisa palpable en el rostro, si que tenían suerte al estar en el harén de una mujer tan hermosa.

Pero entre todos los invitados destacaba uno, quien vestía un traje color negro no era ni más ni menos que el caballero que un día se marcho y traicionó a su reino.

Dainsleif miraba a quién había sido una vez su amada, su rostro reflejaba anheló y melancolía a la ves que reflejaban el profundo amor y admiración que sentía por la joven rubia.

Su princesa se había convertido en una hermosa mujer.

ᴅᴜʟᴄᴇ ᴠᴇɴɢᴀɴᴢᴀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora