ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 13

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— No pretendo aceptar la libertad de alguien que no sabe que es no poseerla, para usted es fácil decirlo ya que ha vivido aquí y ya crecido con el ideal de gobernar— El joven estalló en cólera, tanto que olvidó con quién hablaba, su enojo con la emperatriz era injusto al solo quería desquitarse con alguien.

— Comprendo... Sabes tampoco es que sea libre este palacio puede ser una jaula desde una perspectiva similar a la mía, sin embargo nunca me he quejado y siento mucho haber nacido siendo la princesa de la corona, no fue mi elección...

Lumine no se molestó, solamente reflexionó sobre aquello.

— Puedes volver a tu habitación— Dijo después de unos segundos.

Fue hasta ahí que Xiao reacciono, el debía pasar la noche con la emperatriz a cómo de lugar, así que tuvo que tragar su orgullo y coraje.

— No ha sido mi intención ofenderla, por favor permítame quedarme a su lado.

— No pretendía pasar la noche con ninguno de los concubinos, así que vuelve a tus aposentos.

Sin nada más que decir el joven se levantó, hizo una reverencia y se marchó dejando sola a la rubia.

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Más tarde cuando Amber lo vio llegar al Haren lo miro con lástima.

— Espero que no hayas echo enfadar a su majestad, por qué eso puede poner fin a tu estancia en este palacio.

— Se lo que estoy haciendo.

— Solo recuerda que de ella depende lo que suceda contigo.

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— La bruja de las rosas y la gran astróloga magistus están camino— Anuncio Aether.

— ¡Al fin! Siento que podremos dar un gran paso con nuestra investigación hermano.

El principe iba a responder, pero se vio interrumpido con una visita inesperada.

Pronto el joven rubio había sido rodeado por su querida hermanita.

— Paimon, que agradable sorpresa!

— Deje mi palacio solo para poder ver a mi hermano, y claro también llevarme a un sirviente— Dijo la albina divertida.

— Me alegro de verte también Paimon pero no debiste haber dejado tu palacio.

— Mi palacio estará bien, tu también dejaste el palacio y te ausentaste varios días y no paso nada, ahora sí no te importa me llevaré a mi dulce hermano.

— Adelante, diviértanse.

Lumine se quedó sola en su despacho en cuanto la albina se llevó a su gemelo.

Debía terminar rápidamente con el papeleo, no necesitaba tener pendiente alguno para cuando sus invitadas llegasen al palacio.

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— Muy bien señoritos esa es la última lección del día, ahora son libres.

Los jóvenes guardaron sus cosas y se dirigieron al área del harén, cómo de costumbre bajaron las escaleras y pasaron en un largo pasillo lleno de ventanales que les mostraban el jardín principal.

Lo que llamo la atención fue ver ahí al príncipe junto a una mujer un poco más baja que el de largo cabellos albinos.

— ¿Quién es la señorita que está con el príncipe?— se atrevió a cuestionar Itto.

— No es cualquier señorita, ella es la hermana menor de su majestad, su alteza la princesa Paimon.

— Nunca la habíamos visto— Respondió Kaeya sorprendido.

— Es por qué ella no vive en este palacio, me sorprende verla aquí siendo honesta.

— ¿Ella no viene a visitar a su hermanos?

— La princesa Paimon no se lleva bien con su majestad, ella nunca estuvo de acuerdo con que ella fuera emperatriz, siempre dijo que el príncipe Aether era mejor para eso, nunca ha sido capaz de ver lo que su hermana ha echo por ella.

— Hasta en eso se parece a su madre— Murmuró una de las criadas.

Los concubinos querían saber un poco más, pero sabían que sus preguntas ya no serían respondidas, así que solo miraron con curiosidad a los hermanos que platicaban en el jardín.

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— Pareces molesta.

— No lo estoy y por favor ve y haz tus labores.

— No tienes por qué negar lo obvio Lumine.

— Dainsleif estoy segura que mis concubinos requieren de tus servicios así que atiendelos bien.

— No tengo la intención de irme hasta que pueda aclarar todo.

— No quiero saberlo, solo me interesa saber es donde está ella.

— Yo no escape con ella, eso solo fue una terrible coincidencia, me conoces sabes que no haría eso.

— Suficiente! sal de mi despacho ahora— Ordenó la rubia.

— Me iré Lumine pero algún día tendrás que escucharme.

Poco después de haberse marchado el príncipe visito a su gemela.

— Pareces molesta.

— Por segunda vez en el día, no estoy molesta.

— Tu rostro dice todo lo contrario.

— Acaso ahora soy un libro tan fácil de leer.

— No por supuesto que no.

Un suspiro escapo de los labios de la emperatriz.

— Me han informado que el carruaje dónde viajan nuestras invitadas se ha retrasado y llegarán más tarde de lo previsto— Le aviso la rubia.

— Bueno hemos esperado mucho, hacerlo unas cuantas horas no hará mucha diferencia.

— Si justo en eso estaba pensando— Lumine se relajo y una sonrisa se asomó en su rostro mientras continuaba revisando el papeleo.

Aether noto el cambio de humor de su gemela pero no se atrevió a señalarlo, no quería que está se enojase de nuevo.

Notas: Siento actualizar apenas pero no contaba con que me iba a dar covid, casi me voy a celestia (no puede ser) pero ya ando mejor, espero les guste el capítulo.

ᴅᴜʟᴄᴇ ᴠᴇɴɢᴀɴᴢᴀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora