CAPÍTULO 13 - Narra Aitana

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Ya era 29 de este mes en el cual conocí a Miguel, la verdad ya le había cogido muchísimo cariño

Lo malo es que enteoria se iba a ir mañana y me iba a dar muchísima pena, yo no quería que se fuera

Miguel: yo tampoco quiero irme-dijo susurrandome

Ahora estábamos los dos tumbados en el sofá y como no, el leyendo todos mis pensamientos

De un momento a otro sonó el timbre y me levanté a abrir la puerta

Cuando lo hice me encontré con una mujer de vestido blanco, una corona luminosa y brillante y unos ojos y cuerpo hermoso

Aitana: hola, quién es usted?
Persefone: mi nombre es Persefone y soy una de las diosas griegas más importantes para los romanos, vengo a por Μιχαήλ
Aitana: adelante

Me eche hacia un lado y Miguel en cuanto la vio se levantó y se dirigieron hacia el balcón y cerró mirándome a los ojos

Yo me senté en el sofá a observarlos como discutían y se daban algunas caricias, más bien ella, que no conseguía entender

Persefone: por Zeus!-exclamo saliendo del balcón
Miguel: ya te lo he dicho, me voy a quedar en la tierra
Persefone: pues atente a las consecuencias
Miguel: y cual van a ser?
Persefone: que venga tu hermano, o peor, que venga Zeus y te castigue severamente
Miguel: aquí les estaré esperando

Ella se dirigió a la puerta y salió dando un portazo

Miguel se fue hacia nuestro cuarto y se encerró allí toda la tarde

Yo no sabía bien que hacer, entraba, no, me quedaba al margen, le intentaba ayudar...

Cenamos mis padres y yo en la mesa y Miguel seguía sin salir, yo ya les había presentado y les había explicado que era un amigo que no tenía familia y no tenía donde vivir y mis padres aceptaron en acogerle

Por suerte aceptaron

Y la verdad ya se habían cogido confianza

Belén: y Miguel?
Aitana: en el cuarto
Belén: no cena?
Aitana: no tiene hambre, ha recibido una mala noticia
Cosme: de que?
Aitana: ay papá, nose, no seas cotilla
Belén: pues hija, ves y mira cómo está, le preguntas y consuelas si está tan mal como dices

Y así lo hice, la verdad me parecía un buen consejo de mi madre

Después de cenar recogí la cocina ya que hoy le tocaba a Miguel pero quería ayudarle

Al terminar ya estaba totalmente agotada pero aún me quedaba estar con Miguel y me parecía lo más importante

Así que no me demore más y entre a la habitación sin hacer mucho ruido para ver si se había dormido, pero para nada

Estaba colocado de una postura rara con los ojos cerrados y tenía una cara de reflexionar sobre algo

Aitana: que haces?-susurre

El abrió un ojo y me miró fijamente

Miguel: meditar
Aitana: ah

Me acerqué a él y me senté a su lado sin saber muy bien que hacer

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