CAPÍTULO 15 - Narra Aitana

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Ah mis piernas, dije al moverme en la cama

Tenía más agujetas que si hubiera corrido una maratón

Y mi entrepierna aún peor

Creo que me desmaye del placer sobre las 3 de la mañana

Me giré en la cama y quedé contra su espalda, esa espalda tan musculosa y me encantaba arañar

Si, de hecho mira, aquí tiene una marca roja, igual me pase arañando pero tenía que desfogar tanto placer en algún sitio y lo único que encontraba era su espalda

Empecé a acariciar toda su espalda, me encantaba, llegué al final de su espalda y vi un tatuaje difuminado que no sabía lo que significaba

La piel estaba áspera y el tatuaje parecía quemado

Tenía mucha curiosidad y por su textura daban ganas de tocarlo y no me pude resistir

Le mire para comprobar que estaba dormido y con uno de mis dedos toque y deleite todo su tatuaje negro

Note como se despertó al instante y se giró agarrándome de la muñeca retorciendomela haciéndome mucho daño y con mi cuello lo mismo

Aitana: ah, Miguel para-susurre con un hilo de voz

El me la soltó al instante sin decir nada, se levantó para irse a la cocina y yo detrás de él

Aitana: estás bien?-susurre
Miguel: no te quiero vale?
Aitana: perdona?
Miguel: solo quería follar con tigo, no eres especial para mí
Aitana: no es verdad
Miguel: si lo es, mira, me daba morbo follar con una virgen, ya esta
Aitana: pues si es verdad y tan asumido lo tienes no quiero volver a verte en mi puta vida!-le pegue un puñetazo con todas mis fuerzas
Miguel: ...
Aitana: vete por dónde has venido-dije al borde de soltar las lágrimas
Miguel: como tú quieras

Y al mismo tiempo que pestañeaba el desapareció

Me fui directa a la habitación y me encerré a llorar dentro del cuarto

Esta misma tarde llame a Marta y yo con darle un resumen por teléfono de lo que había pasado vino al instante a casa

(...)

Marta: es un gilipollas, mejor que se haya ido
Aitana: no se Marta, me arrepiento tanto de haber perdido mi virginidad con el
Marta: bueno, no todas las veces te toparas con cerdos como el, parecía otro
Aitana: pues ya lo ves, un polvo y a la mañana siguiente se va-mis ojos volvieron a picar

Ya me escocia el alma, los ojos los tenia rojos de tanto llorar y el helado ni si quiera me servía

Odio decirlo pero me había pillado de el hasta niveles estratosfèricos

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ΜιχαήλDonde viven las historias. Descúbrelo ahora