Capítulo 2

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DAPHNE

Leah y yo nos fuimos para la misma cafetería, Frisson Espresso,antes de ir a la universidad. Nos sentamos en unas mesas, que estaban en el fondo de la cafetería. Sacamos nuestros portátiles, para hacer un trabajo juntas y vino el camarero para servirnos.

-Hola, ¿Qué les sirvo? -el camarero cogió su libreta y su bolígrafo del bolsillo, para apuntar.

-Yo quiero un capuccino, con leche de soja, por favor. -miró al camarero a Leah, y después me miro a mi.

-¿Y usted? -me miró con una sonrisa en su boca y esperó mi respuesta.

El camarero aparentaba tener unos 20 años. Era muy alto, tenia una camiseta blanca, unos pantalones negros y el delantal, que le tapaba un poco el estomago. Era guapo y era tan atractivo con esa sonrisa, que dibujaba en su boca.

-Yo quiero un descafeinado, con leche de avena, por favor. -le dije y él apuntó en su pequeña libreta. Se fue con una sonrisa, mirándome a mi.

-¿Qué era eso? -se rió.

-Em...No sé de qué me hablas... -me puse nerviosa y me mordí el labio.

-Es tan guapo. -Leah hizo un gesto con las manos y me miró sorprendida.

-¿Y? -pregunté.

-Nada, nada... -se calló, se aguanto la risa y empezó a escribir en el portátil.

El camarero nos trajo los cafés, se fue nervioso, sin decir nada. Yo bebí de mi café y Leah me imitó con el mismo gesto. Estuvimos un buen rato escribiendo, mientras que nos acabamos nuestros cafés.

Salimos de la cafetería, antes de ir a la universidad, fuimos a una librería que estaba justo al lado. Entramos y vimos unos libros que queríamos. Leah se cogió dos libros, que no se de que eran, pero seguro que estarían muy chulos, y yo me cogí orgullo y prejuicio y Cuando vuelva a encontrarte.

Leah y yo, casi siempre nos pasamos por esta librería, donde casi siempre estaban los libros que queríamos. Somos unas fanáticas en la lectura.

Salimos ya de la librería, y estuvimos toda la mañana haciendo las tres clases de nuestra carrera de enfermería. A las doce y media , llegué a casa y vi que no había absolutamente nadie, nada más daba la presencia del viento, que daba la ventana del salón.

Sin darle importancia, me senté en el sofá, cogí el portátil que estaba justamente en la pequeña mesa del salón, y lo encendí para escribir un poco mi libro. Estuve casi 1 hora y media y ya eran casi las dos de la tarde. Dejé el portátil en el sofá en el que estaba sentada. Cogí mi móvil para llamar a Michael. Sonaron 4 o 5 tonos, y no me respondía. Colgué y lo volví a llamar 3 veces más. Igualmente seguía sin contestar.

A veces él era así, cuando estaba con sus amigos o dando una vuelta, él se olvidaba de mí. Ya sé que a veces tenía que tener su tiempo libre, pero cuando yo estaba fuera, si o si le tenía que coger el móvil cuando me llamaba.

Ya que no me lo cogía, me fui para la cocina y preparé una ensalada césar, con una cocacola zero. Dejé el plato en la terraza pequeña, que daba vistas a los rascacielos de New York, con el cielo soleado y unas nubes, que dibujan figuras. Me senté en una silla gris, muy cómoda, que teníamos en la terraza.

Mientras comía, veía videos de Youtube, para entretenerme y dejar de pensar en dónde coño estaba Michael.

No me comí todo mi plato, y el resto lo dejé en el mármol de la cocina iluminada, por el sol.

Al no saber que hacer, me fui para la habitación, abri el armario, cogí un top blanco, unos tejanos anchos negros y una chaqueta negra ancha.

Me fui para el baño, y estaba a punto de cerrar la puerta, pero una mano me lo impidió. Mire por el rabillo del ojo, el espacio que quedaba de la puerta, y vi el rostro de Michael. Yo hice un gritito de susto.

Corazón frío (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora