Falling In Love For The Last Time

Más Tuya Que Mía

Todo el camino de regreso al hotel fue en silencio, no es que yo no quería hablar de algo, pero sí quería dejar a Lauren sentir la mordida de los celos un poco más. Caminó frente a mí sin volver a ver hacia atrás, yo tan solo sonreía, no me di el trabajo ni de sacar las manos de mis bolsillos para abrir la puerta, ella lo hizo todo.

Cuando entramos ella fue directo al baño, y todo lo que hice fue tirarme de espaldas sobre la cama. Mis pies me estaban matando. La habitación no estaba muy acomodada, podía ver diferentes prendas por todo lado y sobre el sofá. Sostenes de Lauren, blusas de Lauren, zapatos de Lauren y el olor de Lauren por todo el lugar. Respiré hondo con la misma sonrisa en el rostro.

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No sé cuánto tiempo tardó ella en el baño, solamente vi cuando salió con un suéter y medias. Su cara no era una de las mejores, ella ni me vio cuando pasó a mi lado para guardar algunas cosas en su bolso. ¿Hasta cuándo iba a seguir con los celos? Me levanté un poco y me apoyé en mis codos observándola.

"¿Cuál es la validez de tus celos?"

Pregunté con una sonrisa divertida en los labios mientras ella continuaba con lo que estaba haciendo. Yo tan solo agitaba mis pies de lado a lado fuera de la cama.

"Ya te dije que no estoy celosa, Camila."

"Ajá."

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Mordí mi labio inferior y la acompañé con la mirada cuando se agachó para tomar una de las prendas que mencioné antes, que estaba sobre la alfombra. Tenía tantas ganas de hacer un comentario sobre la posición en la que estaba ella, pero con toda seguridad sería derrotada. Decidí que provocar un poco más era el mejor camino.

"¿Crees que si le hubiera dado un poco más de espacio ella hubiera ido a hablar conmigo?

Pregunté haciéndome la inocente mientras movía una medalla de oro que tenía en el cuello.

Lauren dejó lo que hacía y me miró, o mejor dicho, me fusiló. El suéter gris que vestía casi se ajustaba a su cuerpo, marcando sus curvas de una forma intima que nunca vi antes. Su cabello estaba despeinado y los labios separados, creo que estaba intentando respirar controladamente.

"¿En serio me estás preguntando eso a mí?"

Arqueé una ceje.

"Bueno, ¿no eres una de mis mejores amigas? Las mejores amigas sirven para eso, dar opiniones."

"Cállate, Camila."

Sus ojos se pudieron en blanco y me dio la espalda, caminando hasta la gran pared de vidrio al final de la habitación, sentándose en una mecedora con el celular en las manos. Me acosté de lado en la cama apoyando mi cabeza en mi mano derecha.

"Sólo quiero tu opinión."

"En mi opinión, ella no es para ti. No le encontré la gracia, fea, sin tomar en cuenta ese cabello rubio falso terrible. ¿Era eso lo que querías escuchar? Listo, ahí tienes mi opinión."

Sin poder aguantarme más, solté una carcajada mientras ella me veía incrédula, no veía la hora en la que recibiera una cachetada.

"Tienes envidia, Lolo." Me dejé caer de espaldas en la cama, viendo el techo. "Mucha envidia."

"¿Envidia de qué? Ella no tiene nada mejor que yo.

Eso, Jauregui, eso mismo. Nada en ella ni en nadie, nadie nunca tendrá lo que tú tienes para mí. Es claro que tan solo pensé en eso, no lo dije. Soy tonta, pero no tanto.