Oficialmente Mía

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•Contenido explícito•

La semana pasó rápido, más de lo que quería. Camila y yo salimos a conocer más de la ciudad todos los días, estábamos enamoradas de ella. Tomamos tantas fotografías que disminuyó bastante la memoria de mi iPhone. Había fotos de Camz sonriendo, haciendo pucheros, durmiendo, haciendo caretas, viendo la nada, con el cabello en el rostro... había más fotos de ella que otra cosa, pero está bien.
Después de aquella noche en la que le dije que la amaba, nos convertimos en una sola persona. Cada que ella se movía, yo me movía, era chistoso de ver. Me sentía tan feliz, tan completa.
Estaba acostada en la cama con ella sobre mi pecho, su cabeza en mi cuello en donde sollozaba constantemente. Dolía tanto verla de esa forma, ganas de sujetarla y no dejarla nunca.
"Ella me dijo "Vuelve, Kaki, vuelve a casa." Con una voz tan triste, Lolo, quise morir."
Suspiré triste y besé lo alto de su cabeza, limpiando las lágrimas que brotaban de sus ojos.
"Pronto, pronto volveremos a casa y vas a poder llenarla de abrazos."
Le dije intentando animarla. Camila quedó destrozada después de hablar con Sofi por teléfono, me estaba desesperando verla así.
"Aún falta mucho."
Se quejó presionándome más.
"¿Quieres regresar a L.A? Así podrás ir a Miami y pasar allá el resto de las vacaciones."
"¡No!" –Respondió rápidamente, confundiéndome. "No, quiero quedarme aquí contigo, aprovechar al máximo porque después no tendremos tiempo ni de respirar. Yo sólo..." –Suspiró. "Es sólo que extraño a Sofi, pero ya se va a pasar. Aguantaré."
"¿Segura?"
"Ajám."
Olí su cabello y froté su espalda con el fin de calmarla, ya estaba intentando hacer eso hace un buen tiempo. Nos quedamos abrazadas por casi media hora, mi columna estaba comenzando a doler por la posición en la que estaba.
"Camz, déjame levantarme un poco, mi columna me está matando de tanto estar en la misma posición."
Dije de una forma mañosa para no lastimarla.
"Siento haberte aplastado."
Bromeó secando sus ojos, yo sonreí y besé sus labios. Me levanté de la cama y estiré mis brazos, todo mi cuerpo dolió. ¡Rayos! No vi la placa del camión que me pasó por encima.
"¿Viste si fui atropellada anoche, amor?"
Pregunté mientras hacía una careta. Camz arqueó una ceja con un signo de interrogación en su rostro.
"¿Estuviste bebiendo?" –Preguntó sonriendo.
"Parece que me hubieran atropellado, me duele todo."
"Sedentaria."
Me sacó la lengua y casi que corrí hacia ella para capturarla.
"Sácame la lengua otra vez y a ver si no te quedas sin ella."
Hice un gesto de asesina y ella comenzó a reír. Eso, mi amor, ríe. Extrañaba tanto esa risa hermosa.
"Si me quedo sin ella, eres tú quién saldrá perjudicada."
Dijo con un guiño. No sé por qué, pero sentí todo mi cuerpo responder a tal información. Sus labios estaban muy juntos en una sonrisa maliciosa. Deslicé los dedos por mi cabello y me crucé de brazos.
"¿Ah sí? ¿Hay tantas cosas que puedes hacer con ella?"
La provoqué lanzándole ese tipo de mirada. Camila mordió su labio inferior, sus dedos llevando hacia atrás algunas mechas de su cabello tan maravilloso. Una de las cosas que más loca me deja es ese simple gesto.
"Hmm, claro, Jauregui. Ella puede serte muy útil. No cometas el error de dejarme sin ella."
Abrí la boca para decirle algo, pero terminé olvidándome de lo que iba a decir. Esa era la reacción que Camila causaba en mí. Balanceé la cabeza algunas veces para alejar pensamientos impuros y resoplé.
"Tomaré un baño, pasar mucho tiempo contigo me pone los cabellos de punta."
Fue mi oportunidad de hacerle una careta antes de ir al baño. La escuché reírse cuando tranqué la puerta, recostándome en la misma.
"Detente, Lauren, detente que esto está poniéndose feo." –Dije mientras respiraba hondo unas tres veces. "Estás pareciéndote a un pedófilo intentando obtener la virtud de una niña."
Reí negando y comencé a quitar mi ropa, haciendo un moño en mi cabello una vez que estaba desnuda en el baño. Abrí la ducha y entré debajo de ella, mi cuerpo relajándose completamente, si pasaba mucho tiempo con los ojos cerrados me dormiría de pie. Sin embargo, casi me da un ataque al corazón cuando Camila entró al baño diciendo un montón de cosas al mismo tiempo, me asusté tanto que me volví hacia ella con la mano en el pecho. Ella dejó de hablar en ese momento, paralizada. Solamente entonces me di cuenta que estaba desnuda y ella me estaba viendo. Temblé de pies a cabeza.
"Disculpa." –Dijo bajo, sus ojos presos en los míos, podía notar que estaba luchando para no bajar la mirada. Sus mejillas se enrojecieron. "Solamente quería contarte lo que vi en Twitter sobre la..."
"¿Por qué no vienes y tomas un baño conmigo?"
¿Qué? ¿Yo dije eso? La mano que estaba en mi pecho ya había regresado a un lado de mi cuerpo, mi respiración estaba acelerada por el susto y aún más por lo que le pedí. Confieso que no estaba pensando muy bien, pero que se joda la razón, ¿no? Ella ya estaba viéndome sin nada, ¿qué es una mierda más para alguien que ya está jodido? No hice ningún movimiento para cubrirme o intentar tomar la toalla, decidí que quería eso y la quería ahí conmigo, sin nada, de la misma forma.
Camila se quedó viéndome por un buen tiempo, sus labios separados, mejillas coloradas y su respiración muy fuerte, creo que estaba intentando digerir lo que le dije.
"Tomar un baño...¿contigo?" –Preguntó llevando la mano a su nuca. Solamente asentí, mi cuerpo inmóvil. Estaba comenzando a erizarme por estar fuera del agua caliente, pero me impedí moverme.- "¿Estás segura?"
¿Segura? Yo solamente estaba segura de una cosa en ese momento, y era que la quería ahí.
"Completamente."
Respondí ronca de ansiedad. Ella aún no bajaba su mirada, se volvió de lado para comenzar a quitar su ropa. Me quedé observándola atenta. Con cierto nerviosismo ella levantó su blusa y la pasó por su cabeza lanzándola al suelo, su sujetador era color grafito. Comencé a desear por el siguiente paso con más ganas de las que ya desee algo en la vida. Camz se curvó para retirar los pantalones de chándal que vestía, la acompañé con la mirada cuando los dejó en el suelo. Su ropa interior era negra, negra y de encaje. Mierda, ¿existe algo más sexy en el mundo que ropa de interior con encaje? Mordí mi labio inferior cuando llevó sus manos hasta el cierre de su sostén que estaba al frente, intercambiando una rápida mirada conmigo antes de abrirlo. Sus manos temblaban, me di cuenta, ella estaba nerviosa al extremo y yo no me quedaba atrás, mi corazón estaba bailando. Cuando Camila retiró su sostén, mis ojos quemaron. Ella ya estaba frente a mí, sus pechos eran perfectos y firmes. No eran tan grandes ni tan pequeños, eran del tamaño correcto. Mi mano tembló por tocarlos. Suspiré cuando ella volvió a curvarse para retirar la única prenda que restaba, temblé de pie dentro de aquel baño.
"Ven."
Extendí mi mano hacia ella ya desnuda y no miré hacia abajo, me rehusaba a ver esa parte de lejos, me daría el placer de verlo de cerca, muy cerca. Camila estaba violentamente ruborizada, linda. Ella sujetó mi mano y luego la acerqué a mí, el vapor provocado por el agua caliente me impedía ver con nitidez sus ojos. Alcé mis dedos para acariciar su mejilla, creo que estaba un poco hipnotizada.
"No tienes por qué estar avergonzada conmigo, amor." –Susurré descendiendo mis dedos hacia su cuello. Ella suspiró llevando sus manos a mi cintura.- "¿Estás consciente de lo hermoso que es tu cuerpo?"
Pregunté alejándome un poco para admirarla. Bajé mi mirada a su regazo, su clavícula muy saliente llamando mi atención, sentí ganas de besarla, haría eso más tarde, con toda certeza. Sus pezones eran de un color único, un marrón muy claro, casi el color del dulce de leche. ¿Cómo podían ser tan lindos? Para mí antes todos los pezones me parecían la misma cosa, pero los de Camila no eran iguales a ningunos, de verdad no. Levanté mi cabeza para verla a los ojos nuevamente, uniendo nuestros cuerpos. Un escalofrío recorrió mi espalda, imaginé que sería bueno tenerla desnuda junto a mí, pero jamás pensé que iba a ser tan perfecto. Nuestros pechos estaban muy juntos, sus manos subían y bajaban por mi espalda en una lenta caricia que me hizo cerrar los ojos.
"No quiero que te pongas nada mientras estemos en esta habitación." –Dijo bajo una respiración incontrolada, mis dedos haciendo cariños en su nuca.- "No quiero dejar de verte desnuda nunca más en mi vida. Eres la mujer más perfecta que he conocido, Lauren. Vestida y sin nada."
Reí un poco completamente perdida en lo que me decía. El vapor del agua caliente comenzaba a hacernos sudar, podía sentir los pezones de Camila deslizarse levemente por los míos, eso me causó un gemido bajo.
"Nunca vi a otra mujer desnuda, pero puedo apostar a que nada se compara a ti."
Ella estaba dengosa, su voz cargada de lujuria, más enredada que lo normal. ¿Será que ella está consciente lo loca que me pone? Mis piernas temblaban con todo ese contacto.
"Me encanta cuando hablas de esa forma." –Rocé mi nariz por su mejilla.- "Haces que mis piernas se tambaleen."
Sentí cuando sus dedos deshicieron el moño en mi cabello, dejándolo caer por mi espalda. Me hiperventilé con su caricia, nuestras miradas fusilándose. Creo que de todos los intercambios de miradas que hemos tenido desde que nos conocimos, esos estaban siendo los más intensos.
"De verdad haré que tus piernas se tambaleen." –Su hermoso aliento bañaba mi rostro.- "Te quiero, Lauren, no quiero y no puedo esperar más. Te quiero."
Creo que solamente no me desvanecí con esa frase porque una de sus manos me sujetaba de la cintura fuertemente, mientras la otra sujetaba mi cabello. ¿Qué era estar con Camila? ¡Santo!
La empujé contra la pared más cercana y rodeé su cuerpo con mis brazos al lado de sus hombros. Sus ojos estaban oscuros, pupilas dilatadas, labios separados pidiendo ser besados, todo en ella estaba invitándome.
"Di de esta forma lo que quieras, Camila."
Su nombre fue prácticamente degustado por mi boca, arrastré tanto la voz para pronunciarlo que la escuché gemir al presionarse más contra mí.
"Quiero acostarme contigo, Lauren, hacer el amor o como quieras llamarle. Tan solo, por favor, hazme olvidar hoy el resto del mundo."
"No pretendía esperar más de todas formas."
Curvé mi cabeza y la besé, llevándola conmigo debajo del agua caliente. Gemimos juntas al entrar en contacto con el agua, nuestros cuerpos unidos, el mío contra la pared del otro lado y el de Camila frente a mí. Tomé su cabello y abrí paso con mi lengua entre sus labios, siendo bien recibida. Como lamer terciopelo, esa era la sensación de lamer la lengua de Camila, no había nada mejor.
Mientras nos besábamos no podía creer que finalmente todo ese momento terminaría, Camila sería mía de todas formas. Cambié nuestras posiciones y la recosté nuevamente contra la pared, mi espalda debajo del agua. Camila no dejaba mi cabello, creo que tenía cierto gusto por sujetarme desde ahí, y yo lo amaba locamente. Separé nuestros labios y bajé mi lengua por su cuello, y no, no estaba midiendo la intensidad ni mucho menos las caricias, realmente estaba lamiendo su cuello, mi lengua subía desde su punto de pulso hasta su oído, intercalé chupetes y mordidas. Ella gimió en mi oído, su mano libre recorrió mi espalda para llegar hasta mi trasero, me volví loca con eso. Fue mi oportunidad de sujetarla de su cabello para atacar su boca nuevamente, mi mano sedienta subiendo de su cintura para, finalmente, sujetar uno de sus pechos, Camila y yo ronroneamos juntas con la caricia. Si hubiera sabido que tocarlos de esa forma era tan exquisito ya la habría tomado en cualquier esquina. Podía parecer una tarada pensando esas cosas, pero créeme, cuando tienes a Camila Cabello gimiendo en tu oído no puedes pensar en nada más que cosas impuras.
"Lauren..."
Su voz salió ronca y con cierta dificultad, podía sentir lo excitada que estaba. ¿Podría ser más que yo? Porque yo ya no estaba en mis cinco sentidos.
"Hmm..."
Murmuré con la boca ocupada en su clavícula.
"Vamos a la cama, ahora."
Sin hesitar cerré la ducha y la volví de espaldas, colocando mi pecho en su espalda, envolviendo su cintura con mis brazos. Mientras caminábamos mojadas hacia la habitación, me ocupaba de besar su cuello, masajear sus senos, morder su hombro, susurrar en su oído lo mucho que me dejaba loca.
Caímos en la cama y me acosté un poco de lado sobre ella, uno de sus muslos entre mis piernas. Sujeté detrás de su rodilla y ella colocó su pierna libre sobre mi cadera. Gemí un poco más alto con el contacto directo, lo que hizo a Camila arañar mi espalda con el poco de uña que tenía.
Dejé besos en su cuello, y en su hombro hasta llegar a su pezón derecho. Con mi dedo índice redondeé su pezón firme en una leve caricia. Camila mordió su labio inferior y cerró los ojos, estaba encantada con todas las expresiones de placer que ella me estaba mostrando. Sustituí el dedo por mi lengua y la escuché gemir, comencé a chupar muy lento, mi mano libre recorría su muslo izquierdo de arriba hacia su trasero, en donde apretaba cada vez que llegaba ahí. Me quedé así por un tiempo y me estiré un poco para hacer lo mismo en el otro. Camila se movía y frotaba su muslo entre mis piernas, yo estaba perdiendo la razón con eso, si ella pasaba así mucho tiempo...
Cerré los ojos con fuerza para no pensar mientras bajaba por su abdomen. Ella se apoyó en sus codos para verme y, recuerdan cuando les dije que ser observada mientras le doy placer a una persona es jodidamente sexy? Pues sí. La miré mientras pasaba mi lengua en su abdomen y le guiñé, recibí una sonrisa maliciosa entre un gemido. Dividí besos y pequeñas lamidas en cada una de sus piernas, comenzando por los tobillos hasta terminar cerca de su ingle, cada vez que me acercaba su olor me idiotizaba. Sin aguantar más me acosté cerca del final de la cama y la miré, Camila tenía una expresión inexplicable, sus ojos castaños me fusilaban.
"Separa las piernas para mí." –Pedí tan ronca que casi ni reconocí mi voz. Ella cerró los ojos mordiendo sus labios y separó un poco las piernas, pero no lo suficiente para mí.- "Pero, sepáralas más."
Alejé el cabello que caía por mi rostro y vi como separaba sus piernas lo máximo que consiguió. ¡Cielos! Creo que me quedé viéndola en aquella posición por unos largos minutos, solamente me di cuenta de que estaba hipnotizada con lo que veía cuando la noté moverse inquieta en la cama, ansiosa.
Me acerqué más y cerré mis ojos para sentir su olor, era tan femenino y dulce que me dejó tonta, jamás me iba a cansar de eso. Camila estaba completamente húmeda, me excité aún más al darme cuenta de eso. Mi boca salivó y no pude esperar más para matar mis ganas, me sujeté de sus muslos y lamí parte de su pequeña entrada hasta su pequeño clítoris. Ella gimió alto, yo lo hice de la misma forma. El sabor era... No tenía explicación para el gusto de ella, solamente sabía que quería más y más. Nunca había estado de esa forma con nadie en toda mi vida, era mi primera vez y la primera de ella también. Y parecía que ya había hecho eso tantas veces antes que me sentí eufórica. Estaba sintiendo quemar todo mi cuerpo mientras circulaba su clítoris hinchado con la lengua, a veces lamiendo, a veces besando, me estaba encantando tanto con ella.
Sus manos no soltaban las sábanas, su cabeza estaba inclinada hacia atrás, su pecho subía y bajaba en una fuerte respiración, y sus gemidos arañados saltaban de su garganta. Escucharla era una locura, la locura más hermosa del mundo.
"Lauren..." –Ella gimió mi nombre y se aferró a mi cabello.- "Ah, por favor...por favor."
Llevé la punta de mi dedo índice hasta su clítoris y comencé a masajearlo mientras me concentraba en colocar y sacar mi lengua de su apretada entrada. Saber que estaba siendo la primer persona en llevar a Camila a un orgasmo me dejaba...Fuck. Cuando sentí que ella iba a llegar a su punto, coloqué la boca en su zona nuevamente, manteniendo el ritmo y la presión. Las piernas de Camila se cerraron en torno a mi cuello por impulso, en donde las sujeté rápidamente. Ella estaba disfrutando, lo estaba haciendo para mí, estaba disfrutando en mi boca. Yo casi disfruté junto a ella cuando gimió lo bastante alto como para despertar a cualquier persona que estuviera durmiendo en aquel hotel. Todo su cuerpo convulsionaba, ella estaba intentando a toda costa cerrar las piernas para calmar la sensación, pero no la dejé, quería que sintiera hasta el último temblor.
Después de probar lo máximo que pude de su delicioso sabor, fui subiendo por su cuerpo sudado y tembloroso con besos húmedos, deteniéndome en su boca, besándola con intensidad. Camila se aferró nuevamente a mi cabello, podía sentir sus brazos débiles envolviéndome. Separé nuestros labios para verla a los ojos, serenos y brillantes.
"Tienes un sabor delicioso, Cabello." –Acaricié su cabello.- "Puedo acostumbrarme a él en mi boca todos los días."
Susurré con una sonrisa en mis labios y ella rió sonrojada. Me perdí en su risa.
"¿Qué hiciste conmigo?" –Soltó mi cabello y llevó sus brazos hacia atrás, sobre su cabeza.- "Estoy tan débil que casi y ni consigo formular palabras."
"Creo que te di un orgasmo, amor."
Respondí lo que ella ya sabía y corrí mi mano por su liso abdomen mientras sonreía.
"Ajam. Y creo que ya es hora de dejarte con las piernas tambaleantes, Jauregui."
Antes que pudiera pensar en cualquier cosa, Camila estaba sobre mí. Su boca en la mía y sus manos recorriendo cualquier espacio libre de mi cuerpo. Mi cabeza rodaba y yo solo podía pensar en lo inda que ella era, en lo tan mía que había sido. Perdí la noción de todo cuando ella comenzó a descender por mi cuello, su lengua caliente maltratando mi erizada piel. Ella tenía un don fuerte y posesivo, y eso me dejaba inconsciente. Cualquiera que ve a Camila piensa que siempre es toda niñita y cosas por el estilo, pero créeme, la niña tiene una maña que ya te contaré.
Estaba con los ojos abiertos y fijos en su rostro cuando ella casi que devoró uno de mis senos, sus dedos jugaban con mi otro libre. Verla hacer eso era muy intenso. No aguanté y gemí alto, curvando la columna para ofrecerme a ella todo lo que podía, quería sentir todo y no perder nada. La sujeté de su cabello y tiré con fuerza, me estaba curvando con ella descendiendo su lengua por mi abdomen después de hacer lo mismo con mi otro seno. Vaya, por todo lo más sagrado en esta vida, existe algo mejor que tener sexo con la persona que amas? Sé que no hay respuesta, porque no hay nada mejor que eso.
Camila estaba de rodillas entre mis piernas observándome con esa mirada que me erizaba siempre. De la forma más lenta que juzgué ser, ella deslizó uno de sus dedos en mi zona, llevándolo entre los labios segundos después, chupándolo. Mi visión se volvió borrosa y sentí que iba a morir, la escena era tan erótica que si ella lo hiciera de nuevo yo agonizaría ahí en ese momento. No podía ser su primera vez, no era posible.
"¡Oh!"
Gemí cerrando con fuerza mis ojos. Después sentí su respiración en medio de mis piernas, sus manos masajeando mis muslos. Llevé la mano entre mi cabello despeinado y sujeté lo más fuerte que pude.
"Hmmm..."
Ella murmuró mientras distribuía besos en mi ingle. Camila quería matarme, era la única explicación.
"Amor, por favor." –Pedí en desespero.- "No soporto esperar más, creo que no voy a poder aguantar más ningún..."
Y no tuve que decir nada más, ella ya estaba envolviendo mi clítoris con su lengua tiernamente. Mi boca se abrió en una perfecta O, el sonido se quedó preso en mi garganta y todo lo que hice fue morder mi mano con fuerza para reprimir las ganas de gritar. Que. Mierda. De. Boca. Tan. Deliciosa. Ella. Tenía. Para. Hacer. Eso. Mi cabeza trabajaba para intentar sujetar el orgasmo lo máximo que podía mientras ella me devoraba gustosamente. Yo estaba sudando, gimiendo como loca, retorciéndome en la cama, moviéndome en su boca, jalando su cabello, arrastrando mis pies en su espalda, mordiendo mis labios y, cuando todo comenzó a ponerse negro en mi cabeza, y pensé que iba a explotar, Camila dejó lo que hacía y subió rápidamente, acostándose entre mis piernas.
"¿Qué?" -Reclamé clavando mis uñas en su espalda en desespero.- "Por el amor de Dios, no me hagas esto, ya casi estaba allá."
Estaba casi llorando mientras ella me observaba sonrientemente, los labios rojos y una de sus manos separando mis piernas.
"Hey, tranquila!" –Lamió mi cuello antes de verme a los ojos nuevamente.- "Quiero intentar algo, amor."
Dijo toda idiota arrancándome suspiros. Imagina, Camila con la cara más idiota del mundo. Iba a preguntar qué era lo que quería intentar, pero luego percibí cuando ella se posicionó entre mis piernas para colocar su sexo húmedo en el mío. Perdí el aire de los pulmones. Su sonrisa se transformó en labios unidos, listos para soltar gemidos.
"Quiero intentar esto, Lauren..." –Dijo bajo antes de moverse hacia arriba y después abajo. Ah, mierda! Cerré los ojos y gemí al levar la cabeza hacia atrás, eso era tan, tan, tan bueno. Me di cuenta que no era necesario penetración alguna para morir de placer, la sensación de tener su sexo rozándose al mío me hacía olvidar cualquier cosa.- "¿Te gusta? ¿Está bien así? Dime."
Ella preguntó mientras gemía, sus movimientos eran rítmicos e intensos. De arriba abajo, de un lado a otro. Deslicé la mano por su espalda y sujeté su trasero forzando su cadera hacia abajo, quería sentir su cadera dislocándose deliciosamente mientras ella casi que bailaba entres mis piernas.
"Lo amo." –Gemí completamente perdida en sensaciones.- "Por favor, no te detengas. Camila...hmmm!"
"¡Lauren!"
Ella estaba gimiendo mi nombre justo en mi oído, sus manos sujetas a mi cabello y las mías subiendo y bajando por su espalda, nuca, cualquier lugar en donde pudiera sujetarme.
La sensación familia se acercó nuevamente, comencé a sentir aquella presión en mi vientre.
"Mírame." Su voz era casi desesperada, no dejó sus movimientos ni por un instante. Yo ya ni sabía quiénes éramos.- "Abre tus ojos, amor... ahora."
La obedecí y la miré, era difícil mantenerlos así.
"Quiero llegar al punto contigo." –Susurró sujetando nuestras miradas, todo mi cuerpo vibró con esa frase, no podía aguantar más.- "Quiero que llegues a ese punto viéndome...sólo a mí."
¿Conoces esa sensación cuando sientes que están quitando el suelo debajo de tus pies? Pues bueno, sentí eso en aquel momento en el que exploté en el orgasmo más delicioso que ya había tenido en toda mi vida. Mi cuerpo y el de Camila temblando juntos en esa hermosa sensación, nuestros ojos abiertos mientras admirábamos la una a la otra en nuestras propias expresiones de placer. La sintonía fue tanta que hasta el gemido largo que soltamos juntas terminó al mismo tiempo. Ella fue deteniendo los movimientos lentamente, todo mi cuerpo estaba débil, mis piernas sin fuerzas. Subí mis manos con dificultad y sujeté su rostro sudado, observándola.
"Te amo, Camila." –Tragué la saliva que se había formado en mmi boca.- "Eres la chica más increíble de todo el mundo."
Ella sonrió agotada y selló nuestros labios con un largo suspiro, mi corazón estaba tan acelerado y se sentía completo.
"También te amo." –Con calma ella tomó mi mano y dejó un beso ahí, para después colocarla en su pecho izquierdo. Su corazón estaba prácticamente saltando.- "Y ten presente que esto, solamente tú lo causas. No hubiera podido tener una mejor primera vez. Gracias."
Bajó la cabeza y se acostó en mis senos, tan solo la abracé con toda la fuerza que pude, estaba muy feliz como para dejarla salir. Era oficialmente mía, yo era oficialmente suya, qué más podría pedir? Todo había salido tan perfecto que comencé a sonreír, no habíamos planeado nada y eso me dejó aún más feliz. Recuerdas cuando dije que mi relación con Camila siempre era una sorpresa constante? No estaba mintiendo.

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⏰ Última actualización: Oct 27, 2015 ⏰

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