El Este...

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Las tierras Más allá del Muró se extienden al Norte desde el Muró. Como es bien sabido, hasta el fin del Continente, o también llamado.... El Fin del Mundo, sus costas son bañadas por el Mar de los Escalofríos al Este, y el Mar del Ocaso al Oeste, son tierras salvajes y casi inexploradas. Algunos lugares que escucharemos de las Tierras Más allá del Muro son Bosque Encantado, Colmillos Helados, Torreón de Craster, Casa Austera, Árbolblanco, Puño de los Primeros Hombres y Thenn......

Más allá Del Mar de los Escalofríos y El Paso de la Serpiente..... Solo si lograses cruzar con éxito a los dos antes mencionados, llegarías a las turbulentas cascadas de Shinxzey, que de atravesarlas te encontrarías con El Desierto de Sal, a paso mortal tendrías que transitar por ese particular Desierto entre tres y dos semanas, sí los Dioses del Este te tienen misericordia, y la arena que pica por el salitre no te desconcha la piel ante el abrasivo Sol que parece nunca descansar, y cuando da paso a su vieja amante la Luna, el frío y el invierno se hace paso mostrando un cambio radical y fantástico. Ambos climas se dejan acompañar por una cantidad atroz de criaturas y bestias que aman a su gente, y aborrecen a los forasteros...... Salir de allí vivo, siendo lo segundo, sería poco más que un milagro.

De lograr salir con vida de ese Desierto que te seca las entrañas, y de ese frío que agrieta las mismas, un Mar Salado que no parece tener fin se mostrará ante ti, tendrás que atravesarlo para finalmente estar un poco más cerca del que debería ser tu Destino..... El Este. Mi hogar, aunque todo lo antes mencionado compone mi territorio.... Mi Reino.

No verás arena al llegar a la orilla, solo una buena cantidad de algas, caracolas, y en fin, flora y fauna marina, para luego de varios minutos apreciar un kilómetro de flores de diferentes tamaños, colores y formas, ¡No las toques! Digamos que algunas se enfadan sí manos extrañas las interrumpen de su siesta, ten cuidado con el aire también. Una vez has atravesado el mar de flores te advierto que algunos de los habitantes de esta Selva que se muestran ante ti son venenosos para los mortales comunes.... Sí, has llegado a La Selva del Principio, es extenso por decir lo poco, y rodea la gran Ciudad Capital del Este.

La Selva es un laberinto para aquellos que no conocen las jugarretas de la misma, que cambia sus terrenos para desviar a los despistados.... No te enfades, es como un niño caprichoso que no querrá soltarte, pero tal vez en algún momento lo haga. A los inmortales más experimentados y que conocen bien los pasadizos secretos y el actuar de la Selva les lleva un mes cuando mucho en llegar al final de la extensa vegetación, para finalmente encontrarse con Los Diez Caminos, o Los Diez Puentes Suspendidos en el aire que dan paso a la Capital del Este... La Ciudad de Plata.

En principio esta Ciudad fue una ilusión inspirada en las fantásticas e idílicas historias que describen nuestros Dioses en las historias que los más longevos les contaban a las nuevas generaciones, y los mayores sustentaban con gestos y agregados junto a leves pero certeras afirmaciones. Nosotros, su pueblo, hicimos lo mejor posible para llevar a cabo en la Tierra que se nos fue entregada edificaciones dignas donde haríamos vida. Los Díez Puentes conectan a la extensa y mágica Selva con la Ciudad que había logrado florecer en medio de esta, al llegar a una especie de tregua con la naturaleza, era algo fantástico a la vista, el pueblo y sus Monarcas tenían la certeza de que los humanos que no habían logrado llegar hasta acá no habían sido capaces de edificar algo igual ...... y no se equivocaban.

La Ciudad de Plata estaba rodeada por agua que provenía del Mar Salado y de la Selva del Principio.

La Ciudad De Plata le hacía honor a su nombre, debido a que por orden Real toda construcción por muy pequeña o grande que esta fuese debía contener plata, (aunque sea mínimamente) pero lo que sí no estaba a discusión es que la mayoría de las construcciones debían concluir en su parte más elevada o punto más alto de una forma puntiaguda, ofreciendo así a los observadores esa visión gloriosa de la increíble Ciudad que resplandecía gracias a los rayos del Sol que chocaban con el metal que hacía juego con el nombre de la emblemática Ciudad, para que se respetase esto todo el que tuviese intenciones de realizar una edificación en la ciudad debía poseer un permiso de construcción que al extendérsele esté especificaba en qué terminaría la parte más alta de la edificación, asegurándose así que las puntas afiladas que se alzaban en la Ciudad siguieran destacando a la vista.

Margaery Tyrell y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora