Los hijos del bosque.
Se trata, junto a gigantes y otras criaturas fantásticas, de los primeros pobladores del continente de Poniente. Estos seres con aspecto de niño vivían en la naturaleza, usaban el vidriagón (obsidiana) como arma y adoraban a los dioses antiguos, que representaban tallando rostros en los arcianos. Sus sabios, los llamados verdevidentes, poseían una conexión especial con sus dioses que les otorgaba poderes mágicos.
Los primeros hombres.
Originalmente los humanos estaban en el continente oriental (Essos), pero Garth Manoverde cruzó a Poniente y creó los primeros asentamientos. Aunque las relaciones entre hombres e hijos del bosque eran buenas, pronto desembocaron en una guerra de miles de años por el territorio. Se llegó a un pacto en la Isla de los Rostros por el que ambas especies firmaron la paz y se dividieron entre los bosques y los espacios abiertos.
La Larga Noche.
La Larga Noche fue un invierno que duró una generación entera y en el que la oscuridad era permanente. Aunque cada región lo ha explicado de una forma distinta según sus creencias, fue entonces cuando aparecieron por primera vez los Otros. Estos demonios de hielo que traían el frío y podían levantar a los muertos para luchar en su ejército, causaron estragos hasta que una nueva alianza entre los hijos del bosque y los descendientes de los primeros hombres consiguió expulsarlos al lejano norte en la Batalla por el Amanecer.
La Edad de los Héroes.
Así se conoce a este primer periodo de convivencia pacífica entre los hijos del bosque y los primeros hombres y se caracteriza porque es entonces cuando surgen las bases para la cultura y las tradiciones de los Siete Reinos, como las leyes de hospitalidad, así como todas las leyendas mencionadas en Canción de Hielo y Fuego. En esta época aparecen casi todas las grandes casas, Florián el Bufón o Brandon el Constructor.
Azor Ahai.
Durante la Larga Noche, un héroe legendario surgió para liderar la lucha contra los Otros. Azor Ahai era un guerrero de la lejana Asshai que trabajó cien días y cien noches en una espada que templó en el corazón latente de su esposa para crear a Dueña de Luz, un arma mágica con la que consiguió vencer a los Otros. Cuentan las historias que, cuando la oscuridad regrese, Azor Ahai reaparecerá para defender a la humanidad y por eso se le conoce como 'el príncipe que fue prometido'.
La construcción del Muro.
La amenaza fue demasiado real y los humanos supervivientes se vieron obligados a tomar medidas. Brandon el Constructor, rey en el Norte, volvió a aliarse con los hijos del bosque para levantar un muro de hielo que impidiera el regreso de los Otros. Esta muralla defensiva se extiende por las 700 millas que tiene de ancho el continente de Poniente en ese punto y, además de las defensas instaladas y la vigilancia de la Guardia de la Noche, la magia de los hijos del bosque se empleó en su construcción. Con el paso del tiempo, la amenaza de los Otros quedó olvidada y el Muro acabó separando a los llamados salvajes del resto de Poniente.
Llegada de los ándalos.
Al igual que los primeros hombres, los ándalos llegaron del continente de Essos, pero a través del mar. Tenían una cultura más avanzada, eran capaces de trabajar los metales y trajeron una nueva religión que adoraba a siete dioses distintos. Aunque guerrearon y se mezclaron con los nuevos invasores, los primeros hombres acabaron por retirarse al norte para poder vivir según sus costumbres antiguas. Los hijos del bosque tuvieron menos suerte, ya que fueron sistemáticamente diezmados y acabaron por ocultarse.
Pastores de dragones.
Valyria era una tierra al sur de Essos, situada en una zona de volcanes conocida como las Catorce Llamas. La lava era utilizada como fuente de energía por los brujos piromantes y esto les hizo desarrollar una sociedad muy avanzada para la época. Además, existía una clase noble capaz de domar y montar dragones que usaron para derrotar al imperio ghiscario, conquistar todo Essos y llegar hasta Poniente, donde se asentaron en Rocadragón.