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La familia Blake no era consciente de muchas cosas.
Elliot y Penny jugaban en la oficina de su madre, lanzándose entre ellos una pelota entre risitas divertidas, esperando a que su madre volviera de su junta, para poder ir a casa.
O al menos no todos los miembros de esta eran conscientes de lo que ocurría en el trabajo de su madre.
Penny lanzó la pelota con brusquedad cuando la puerta de la oficina se abrió, más, la atención de Elodie no fue para sus hijos.
Ambos menores observaban confundidos a su madre. ¿Por qué tenía aquella expresión de... sorpresa, miedo?
La pregunta fue respondida cuando se escuchó un cristal impactar contra el suelo, de este, una muestra de sangre infectada salpicó a los niños, infectándolos en seguida.
Todo por una pelota.
Una pelota.
Para los integrantes restantes de la familia Blake, se les anunció que los menores habían enfermado. Y no dudaron cuando la matriarca lo confirmó.
Penny no tuvo ningún síntoma, y a la semana el hospital la dejó partir a casa.
Las manitas en puño de Elliot apretaban las sábanas mientras lloraba, la fiebre lo estaba matando, consumiendo su vida.
