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En silencio ingresó a aquella bodega repleta de cajas, con Michonne detrás. La morena comenzó a silbar, para llamar la atención de los caminantes que estuvieran dentro, más en ningún momento apareció alguno.
Elliot sacó de su bolsillo un mapa del pueblo en donde estaban, tachando con una cruz roja de plumón la bodega, los lugares cercanos al rastro que dejó el Gobernador al escapar ya no servían, y aun así ambos seguían buscando como locos.
Cada uno tenía sus razones, para querer dar con la ubicación del Gobernador, Elliot solo quería estar consciente de que no habría personas en peligro por su padre.
Se acomodó el gorro de lana que hace unos meses Daryl le había regalado, encontró un par de dulces sin caducar, o eso suponía, los guardó en su mochila.
El castaño no se quedaba más de una semana en la prisión, todo por seguir buscando rastros, así que en cada regreso al pequeño Tom le obsequiaba una bolsa con dulces o chocolatinas, lo que encontrase en su camino.
Ambos salieron de la bodega, dirigiéndose a la última casa por revisar, entraron sigilosamente, más, también estaba vacía.
"Mira, ¿crees que le gusten?" Cuestionó Michonne, mostrando unos cuantos comics, Elliot asintió, era obvio que se refería a Carl.
