Dias Dos. Desayuno.

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A la mañana siguiente, Karin fue la primera en levantarse, en realidad se cayó de la cama al estar mal acomodada, pero no es lo que importa. 

Se levantó maldiciendo a todos, miró la hora en el reloj de la pared y tardó unos largos dos minutos en darse cuenta de la situación. 

Siendo las siete con dos minutos, corrió al baño, exactamente diez minutos después, salió como nueva. 

Abrió la valija y vio que podía ponerse, estaba nerviosa y no lo ocultaba, se probó una remera con un short pero no le gustó como le quedaba, fue al baño y se puso un vestido de tirantes por sobre la remera mangas larga y le gustó, hacía algo de calor así que le venía bien. 

Se maquilló pero no mucho, peinó su cabello en una trenza para el costado y se puso sus lentes. Se miró al espejo y se sentía bien, le gustaba como le quedaba y lo más importante, no se veían las marcas de mordidas en sus brazos. 

Tocaron la puerta de su habitación y saltó en su lugar, su corazón latía desbocado en su pecho, ¿le gustará? ¿Le dirá linda? ¿Es demasiado? Eran algunas preguntas que se hacía.

Al abrir la puerta el rubio la miró a los ojos y sonrió, la pelirroja se sonrojó y bajó la mirada. 

—¿Eh? ¿Estás bien Karin?— le preguntó por la repentina acción. 

—S-si, vámonos— apresuró ella, queriendo salir de esa vergonzosa situación. 

———♤♤♤——— 

La mañana empezó bien y se desmoronó en cuanto llegaron al lugar, las chicas se le abalanzaron al rubio, una de ella empujo a Karin fuerte y esta cayó al suelo. 

Naruto se enojó por eso, miró mal a la chica que lo hizo y este entendió que había hecho mal y se fue del lugar corriendo, las demás hicieron lo mismo, el rubio levantó a su compañera del suelo y la llevó a otro lado, no iba a desayunar ahí. 

Estando lejos del lugar y en un parque se sentaron en una banca. 

—Perdón— se disculpó el rubio. 

—No te disculpes, es la vida del héroe del mundo— dijo con burla. 

Naruto arrugó la cara con desagrado, nunca le molestó que le dijeran así, pero que ella lo dijera no le gustaba, por ese momento quería que olvidaran que salvó a todos y ser un don nadie como cuando era niño. 

—Para compensar, deja que te prepare el desayuno— propuso sabiendo que si iban a otro lado sería igual. 

Karin rió ante eso, es la situación más hilarante que vivió en toda su vida. 

—Seguro— dijo agarrando sus lentes para ponérselos y así pararse. 

Naruto extendió su mano —Permítame, bella dama— dijo el rubio. Ella sonrió ante eso pero extendió su mano, divertida por la escena. —Agarrate fuerte— dijo para sonreír.

—¿Qu…— Karin fue cortada por la repentina velocidad que ambos tomaron. 

Llegaron a la habitación en segundos, estaba ordenada, Naruto sacó de la su valija dos ramen instantáneos, puso agua a hervir y espero. Agradeció a Lee y Shikamaru por haberle puesto un rollo lleno de sus sopas instantáneas favoritas.

Karin miraba por la ventana, era una vista hermosa, desde su ventana se veía lo mismo pero no sentía lo mismo que ahora, será la compañía. 

—Cierra los ojos— pidió el rubio como si de un niño se tratase, ella rió pero aún así lo hizo. 

Naruto la guió hasta la mesa que estaba en el medio de la habitación y la sentó en la silla con mucho cuidado. 

—Abrelos— pido. 

Así lo hizo y frente a ella estaba una sopa instantánea humeante. 

—¿Estás seguro que se puede desayunar esto?—. 

Naruto asintió con vehemencia —Mírame, toda la vida lo comí y soy considerado el ninja más fuerte. Comprobado por mí—. 

Ambos rieron por eso, era divertida la compañía del otro, Naruto pensó que sería incómodo todo ya que ella siempre estuvo enamorada de Sasuke. Karin pensó que sería incómodo ya que él siempre estuvo enamorado de Sakura. 

Pero los dos se llevaron la sorpresa de que no era así y esperaban que siguiera todo lo que sus vacaciones duraran. 

Siete días para enamorarse [NaruKarin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora