Dia Cuatro: Recuperación

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Naruto llevo a los niños con sus familias, mentiría si dijera que no se sintió celoso, de pequeño anhelaba ese tipo de afecto y aún con veintitrés años no podía tenerlo, dejó de pensar en eso, no era momento para sentirse miserable, había ayudado a las personas así como siempre lo hacía.

Además conoció a sus padres y sabia cuánto lo amaban.

Un padre se acercó a él y se agachó postrando su cabeza en el suelo, Naruto se asustó.

—Señor por favor levante la cabeza— le dijo el rubio nervioso.

—Muchacho— comenzó  el hombre a punto de largarse a llorar nuevamente. —No sabes lo agradecido que estoy de me hayas devuelto a mi hijo— agradecio el hombre.

Naruto iba a hablar pero uno de los niños lo hizo primero.

—Señor, la chica que estaba con usted ¿está bien?— preguntó con miedo, no sabía si estaba bien preguntar o no.

Naruto se agachó y puso su mano en el hombro del menor —No lo sé— dijo decaído.

Después de eso, se despidió de todos y fue hasta el hospital donde ella estaba. Estaba preocupado y confundido a la vez, desde que la conoció nunca la había visto así, ni cuando Madara atravesó el corazón de Sasuke, no sabe por qué ahora pasaba así, pero la vigilaria de ahora en adelante, además le daba más tiempo para estar juntos.

Idiota.

Escucho la voz del zorro en su cabeza.

¿Que quieres Kurama?.

El zorro solo sonrio y se dio la vuelta para dormir debajo del enorme árbol en el espacio mental del chico.

Naruto se extrañó pero lo dejó pasar.

Después de un rato llegó a una ciudad fronteriza, había saltando de techo en techo llego al gran edificio con una cruz roja.

Entró y fue directamente a la habitación donde ella descansaba, entró y estaba dormida, podía ver como su respiración estaba tranquila, pero su propio corazón no, miles de escenarios donde ella moría pasaban por su cabeza, tenía mucho miedo de pasar por eso, no podía de nuevo, no cuando pudo hacer algo al respecto.

Tocaron la puerta y por ella entro un hombre de mediana edad de cabellos negros y ojos azules, vestía las ropas típicas de hospital y de su bata colgaba un estetoscopio.

—¿Eres el que sello a la chica?— le preguntó el hombre.

—Si— dijo serio el rubio.

—Bueno, te lo agradezco— dijo mientras se sentaba en una silla. —Si no lo hubieras hecho, su propio chakra la habría matado—.

Naruto se quedó helado ante las palabras del viejo hombre —Podría explicarme mejor— pidió amablemente.

—Su chakra se había vuelto inestable y extremadamente denso, la explosión había hecho que sus ya enormes reservas se desbordaran, al ser tan denso se estaba propagando como veneno por todo su sistema, si lo hubieras hecho un poco más tarde, el veneno se habría alojado en su corazón y el resto es historia— explico el hombre.

—¿C-cuando se recuperará?—.

—Bueno, es difícil decirlo, estuvo apunto de morir, así que cuando se despierte avíseme y la revisare personalmente— dijo el hombre para salir de la habitación.

Naruto se sentó en uno de los sillones de la sala y la contemplo mientras dormía.

Muerte, esa palabra aún calaba por su espina, habían muerto tantos por la guerra y aún lo hacían en las misiones que aún tenía pero todavía no se acostumbra.

Un quejido se escuchó en la silenciosa habitación, Naruto miró a Karin quien se estaba moviendo incómoda en su lugar, se levantó y fue a buscar al doctor.

Karin despertó y miró alrededor de la habitación, no había nadie, suspiro un poco triste.

—No se por qué pensé que sería diferente— murmuró.

Se recostó y pensó que hacer ahora, estaba herida y débil, sentía un sello en su núcleo de chakra pero no lo estaba drenando sino protegiendo, un calorcito comenzó a subir por su pecho e inconscientemente sonrio.

Se dio la vuelta y tapó por completo, au que tenía hambre.

La puerta se abrió y por ella entro el médico y detrás el rubio, Karin quedó en shock, se mordió la lengua por pensar mal del rubio, durante los cuatro días que la pasaron juntos nunca la menospreció, juzgo, ignoro y mucho menos la maltrato, siempre busco verla feliz, cómoda y querida.

El médico estaba un poco desorientado, normalmente las personas con heridas como las de ella tardaban en despertarse más o menos en un mes, pero lo había hecho a las pocas horas y como médico quería averiguar cómo.

—Por favor podría levantarse— pidió amablemente.

Karin asintió y se sentó en la cama, hizo que se sacara su parte de arriba, la pelirroja se sonrrojo un poco pero aun así lo hizo, inútilmente trató de tapar sus brazos pero las marcas de mordidas estaban ahí y no desaparecerían así como así.

El médico al ver las mordidas supo porque despertó rápido, Uzumaki, no había otra respuesta por eso su chakra enorme y denso.

—Tendrás que quedarte un día más, tenemos que revisarte y mantenerte controlada por su vuelve a pasar lo mismo— dijo mientras se levantaba y anotaba algunas cosas en la libreta y salía murmurando varias cosas.

Karin asintió y miró al rubio, este tenía una mirada triste y preocupada.

—¿Naruto que paso?—.

El rubio se sentó en una silla al lado de la cama —Casi mueres por tu chakra— dijo simple y llanamente.

Karin lo miro sin decir ni pensar en nada, casi muere por su propio chakra, es algo que nunca llego a pensar.

—Karin ¿estas bien?— le preguntó el rubio.

Ella no dijo nada, todo su mundo se le vino encima

Naruto preocupado se levantó e hizo lo único que se le ocurrió en ese momento, la abrazo, la pelirroja sintió el tacto y devolvió el gesto mientras comenzaba a sollozar.

Estuvieron así un largo rato hasta que ambos se sintieron bien. Naruto quería abrazarla y Karin necesitaba el abrazo.

Es estómago de ella rugió, tenía hambre y no había comido nada, eran cerca de la una de la mañana el rubio se burló por eso pero le dijo que le traería algo de la ciudad.

El rubio salió por la ventana no sin antes sonreírle

Siete días para enamorarse [NaruKarin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora