El despertar

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El sol ya se estaba poniendo sobre las montañas cuando Inuyasha y Kagome iban caminando por la calle, tomados de la mano, muy felices porque Sesshoumaru los había invitado a comer a su casa, un lindo apartamento ubicado en el sector acomodado de la ciudad, en donde vivía con su sirviente Jaken y con Rin.

"Recuerda no apoyar los codos en la mesa ni hacer ruido al comer" le advirtió Kagome a Inuyasha antes de llamar a la puerta. "Y sobre todo, no se te vaya a ocurrir poner los pies en el sillón ése que le gusta tanto a tu hermano ¿entendiste?"

"Ay, no empieces..." contestó el hombre mitad bestia, con desgano y mirando hacia otro lado.

Tocaron el timbre una vez y, casi al instante, se abrió la puerta. Era el mismo Sesshoumaru quien les daba la bienvenida, pero algo le pasaba. Esa expresión en su rostro era poco común en un demonio tan frío y calculador como él.

"Pasen. Qué bueno que vinieron" les dijo, invitándolos a pasar, sonriéndoles nerviosamente.

"Permiso" dijo Inuyasha, sin hacerse de rogar y entrando rápidamente. "Tengo un hambre que me comería una vaca entera"

"No le hagas caso, Sesshoumaru. Tú sabes cómo es Inuyasha, je je" dijo Kagome, sonrojándose de la vergüenza. Sesshoumaru asintió, despreocupado, y les ofreció sentarse en el living.

"Bueno, aquí nos tienes" le dijo Inuyasha, echándose hacia atrás en una de las cómodas sillas y cruzándose de brazos. "¿Para qué querías vernos?"

"¿Te pasa algo, Sesshoumaru?" le preguntó Kagome, percibiendo la inquietud del demonio. "Te comportas de manera extraña..."

Sesshoumaru guardó silencio durante algunos segundos y luego tomó aire para hablar.

"Es que no sé qué hacer" les dijo, llevándose la mano a la frente, en señal de preocupación. "Se trata de Rin..."

"Ahh, por cierto... ¿Dónde está que no ha venido a saludarnos?" preguntó Kagome, mirando para todos lados. "¿O es que no está en casa?"

"Si está" fue la breve respuesta del demonio, que ahora se acariciaba la barbilla. "En su habitación, pero no creo que baje"

La habitación de Rin estaba en el segundo piso, y fue desde ahí de donde provino de pronto el ruido de la música a todo volumen, la cual retumbó por toda la casa hasta hacer sonar los vidrios de las ventanas.

"¿Ven lo que les digo?" dijo Sesshoumaru, entornando los ojos.

"¿Qué cosa?" preguntó Inuyasha, confundido. "Yo sólo escucho música..."

Kagome miró a Inuyasha de reojo, pero se abstuvo de hacer comentarios. Por el contrario, se inclinó hacia delante en su asiento para mirar más de cerca a Sesshoumaru mientras éste continuaba con su relato.

"Así se la pasa todo el día" decía el demonio, suspirando. "No hace sus deberes, no estudia, no ayuda en la casa... En fin, no sé que mosca le picó"

"Bien rebelde que te salió ¿eh?" rió Inuyasha, divertido. Kagome le pegó un codazo.

"Debe ser por la edad" dijo Kagome "Hay que tener en cuenta que Rin está creciendo. Mal que mal, ya es una adolescente"

"No sé... Puede ser" contestó Sesshoumaru, pensativo.

"¿Ya tiene novio?" volvió a preguntar Kagome "Tal vez le haga bien..." pero no alcanzó a decir más, pues el demonio se había puesto de pie abruptamente, amenazando con su imponente figura.

"¡Eso no!" le contestó, con mirada fría y desafiante.

Kagome tragó saliva.

"Bueno, no es para que te enojes tampoco..." le dijo encogiéndose de hombros, sonriendo nerviosamente.

Mi  RINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora