Pasaron los tres meses que había dispuesto el doctor para que Rin fuera a verlo a su consulta, por el asunto de la criatura que llevaba tan celosamente en su vientre. En todo ese tiempo, no había sido capaz de contárselo a Sesshoumaru, quien cada día estaba más desconcertado por la conducta fría y distante de Rin. La sentía lejana, distraída, hasta esquiva ante sus avances, y es que desde hace bastante que la muchacha no le permitía entrar en su lecho. La razón: el embarazo ya se le notaba y estaba tratando por todos los medios que el demonio no llegara a enterarse, al menos por ahora... hasta que estuviera lista para dar el siguiente paso.
"¿Me vas a decir qué es lo que te pasa?" le preguntó Sesshoumaru en su habitación una noche, casi al borde de la desesperación. "Dime, ¿hice algo malo?"
"No... claro que no" le dijo ella, cabizbaja. "Sólo quiero estar sola, para pensar..."
"¿Pensar en qué?.. ¿Acaso ya no eres feliz conmigo?"
"No es eso... es que..."
"No permites que me acerque, que te toque... ¡¿qué quieres que piense?!" exclamó dándole un golpe a la muralla. Rin se mordió el labio, sin saber qué decir. Le entristecía por sobre todas las cosas ver a su amo en ese estado, pero no podía evitarlo. Estaba paralizada por el miedo. Cuando el demonio, tras una pausa, intentó abrazarla, ella se desprendió rápidamente, alejándose de él. Derrotado, Sesshoumaru terminó por dejar la habitación, cerrando la puerta bruscamente tras de sí.
A la mañana siguiente, las cosas no parecían mejorar. Además de que tenía un montón de trabajo atrasado y otros proyectos por empezar, Sesshoumaru tenía la cabeza en otra parte. Si se ponía a sacar la cuenta, estaba así desde que Rin comenzó a rechazarlo, no una, sino varias veces. ¿Acaso ya se había cansado de él?... No creyó que fuera por la diferencia de edades, pero quién sabe... Ahora no podía estar seguro de nada. Lo único que sabía era que se sentía más solo que nunca y que le hacía mucha falta el afecto tanto físico como espiritual de la muchacha.
En eso estaba cuando sintió que la puerta de su oficina se abría lentamente. Ahí sentado en su sillón, quedó de una pieza al reconocer la figura de quien fuera a visitarlo.
"Sesshoumaru, disculpa que haya venido así, pero es que tenía que despedirme" dijo Kagura, entrando sigilosamente.
"¿Te vas?" preguntó el demonio, apático, girándose en su silla para quedar mirando en dirección a la ventana.
"Ha pasado el tiempo, pero me alegro que todavía te importe..."
"¡¿Y a ti quién te dijo que me importa?!" exclamó enfadado, mirándola fríamente a los ojos.
Kagura tragó saliva.
"Bueno, tampoco es para que te molestes tanto..." le dijo, caminando por la habitación lentamente. "Como mi transferencia es un hecho, primero pensé en pasar por tu casa" continuó "pero luego me di cuenta de que no sería muy buena idea volverme a encontrar con esa muchachita cascarrabias que tienes por protegida... Dime ¿todavía no te cansas de jugar con ella?"
"¿Qué es lo que pretendes al venir aquí?" le preguntó Sesshoumaru, volviendo a darle la espalda. "¿Quieres provocarme?"
"No" respondió ella, haciéndose la inocente. "Ya te dije que venía a despedirme"
"¡Pues bien, adiós!" dijo secamente el demonio, haciéndole un gesto con la mano para despacharla. "Si no te importa, estoy muy ocupado..." pero cuál fue su sorpresa al sentir que la silla giraba para hacerlo quedar frente a Kagura.
"¿Es idea mía o noto algo de tensión en el ambiente?" preguntó ella, inclinándose provocativamente sobre él, acercándole el escote a la cara. Sesshoumaru tragó saliva, sin poder quitarle los ojos de encima a los voluptuosos pechos de la mujer demonio, cuya figura era capaz de exaltar a cualquier hombre.
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Mi RIN
Roman d'amoures de lo que mas me encantó me encanta y además usan a una rin de 17 años Esta historia no es de mi autoría así que os dejo el link del creador así que disfruten : https://www.fanfiction.net/s/3804607/1/Hambre-de-ti