Una difícil decisión.

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Por un brevísimo instante, Irasue realmente creyó que su hijo había reaccionado por fin y que venía a verla para recibir su bendición; el compromiso con Arya se materializaría pronto y los clanes se unirían y apoyarían mutuamente durante las próximas edades del mundo. Lo visualizó todo tan bien en su mente, ¡pero entonces él tuvo que arruinarlo de nuevo! Y ahora encima venía en busca de respuestas. Hijo insolente...

"Si no es sobre tus obligaciones de Príncipe heredero, no me interesa escucharte" le respondió, cruzándose de brazos. La rabia le ardía en los ojos.

"Mi decisión es definitiva. Nada de lo que dije antes ha cambiado" afirmó él, con determinación. Estaba dispuesto a tener toda la paciencia del mundo, si con eso podía llegar a alguna clase de acuerdo con ella.- "Pero necesito saber algunas cosas y sé que solamente tú puedes ayudarme..."

"¿Y por qué te iba ayudar? Después de todo, no eres más que un hijo rebelde que me da muchísimos problemas"

"No me trates como si aún fuera un niño, porque hace bastante tiempo que crecí" le gruñó, mostrándole los colmillos. "Y deja de pensar que, porque soy tu único hijo, tienes derecho a meterte en mi vida... por favor"

La madre demonio lo miró con frialdad y, levantando sus faldas con elegancia, fue a sentarse en la Gran Silla del salón.

"Sí, es cierto. Eres mi único hijo y por eso tu futuro me preocupa. Tu destino está unido al destino del Reino, por sangre y por deber. Nuestra familia lleva muchos milenios gobernando con sabiduría y nuestra reputación se ha mantenido intachable gracias a los esfuerzos de tu bisabuelo, tu abuelo, y tu padre antes de ti. El Concejo de los Grandes Sabios también cuenta con tu lealtad"

"¿Te refieres a ese montón de vejestorios buenos para nada?" exclamó Sesshoumaru, esbozando una sarcástica sonrisa. "Tampoco pienso someterme a sus anticuadas tradiciones, si es lo que estás pensando"

Poniéndose de pie, con una expresión furiosa en el rostro, Irasue caminó hacia su hijo con mirada amenazadora, pero, justo antes de llegar a tocarlo siquiera, se detuvo en seco y arrugó la nariz.

"Este aroma..." balbuceó, olfateando el aire con una mueca de desagrado. "Estás impregnado de ella, y además..." no terminó la frase cuando levantó instintivamente la mano y le dio una feroz cachetada a su hijo demonio. "¡Eres un insensato!" le gritó, viendo como Sesshoumaru se llevaba la mano a la mejilla dolorida, mirándola con una mezcla de rabia y orgullo herido. "¡Has vuelto a preñarla! Pero en qué demonios estabas pensando?"

"¡Es mi mujer, y la amo!" le gritó él furioso, con ojos destellantes. "Me uniré a ella de todas formas y tendremos nuestra familia, así que, o me dices lo que quiero saber o no volverás a verme en lo que te queda de vida. Sabes que hablo en serio..."

"Eres un tonto" se lamentó finalmente la madre demonio, suspirando profundamente y dejándose caer sobre el gran trono. "¿Qué quieres saber?

Sesshoumaru soltó el aire que estaba conteniendo inconscientemente y, ya más calmado, prosiguió, decidido a conseguir las respuestas por las que había realizado ese viaje en primer lugar.

"Quiero saber si es posible que un humano se convierta en demonio, solo por el hecho de..."

"¿De que ambos se apareen repetidas veces?" completó la oración que su hijo había dejado inconclusa.

"Sí" respondió Sesshoumaru, extrañado de que Irasue le respondiera tan solícitamente. "Es que últimamente he estado reconociendo síntomas en Rin que me llevan a pensar que, tal vez, ella pudiera..."

"Es imposible" fue la rotunda respuesta de la madre demonio. "Por más energía demoníaca que logre absorber un simple humano, solo seguirá siendo eso: un simple humano. No se volverá ni más poderoso ni más maligno porque haya recibido un poco de esa energía. Pero tú, Sesshoumaru, no eres un demonio cualquiera... Eres un príncipe, heredero además"

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